La teoría de los «sospechosos de siempre» volvió a resurgir con el trágico atentado de la maratón de Boston e internet jugó un papel importante en el desarrollo de las investigaciones que terminaron con la captura de los principales sospechosos. Sin embargo, Reddit, Twitter, 4chan y varios medios masivos colaboraron de una manera que se […]
La teoría de los «sospechosos de siempre» volvió a resurgir con el trágico atentado de la maratón de Boston e internet jugó un papel importante en el desarrollo de las investigaciones que terminaron con la captura de los principales sospechosos. Sin embargo, Reddit, Twitter, 4chan y varios medios masivos colaboraron de una manera que se fue de las manos gracias al escaso chequeo de información que existe cuando se recibe información en internet a través de redes sociales. Con buenas intenciones pero métodos errados, la investigación vía crowdsourcing se convierte en especulación pública y a la tragedia se le suman más inocentes. Una historia sobre internet, los medios y la responsabilidad de comunicar e informarse.
En los tiempos mozos de las cámaras de vigilancia, fotos satelitales e internet, 6 mil millones de personas se convierten automáticamente en culpables y no porque ahora el FBI y las agencias de seguridad de cada país están siguiéndoles la pista. A ellos se ha sumado una masa de usuarios de internet que sin querer queriendo terminan convirtiéndose en investigadores privados, por poseer los medios con las cuales algunas pruebas salen a la superficie. Además, en determinados sucesos, los usuarios de internet, las personas, actúan como detectives y fiscales, analizando imágenes, videos, compartiendo hipótesis, sacando conclusiones y hasta arribando a lo que podría ser una ayuda considerable para las fuerzas de seguridad e investigación. El problema está en que no siempre son de ayuda y la impunidad que existe a la hora de señalar culpables desde un sitio que disocia el nombre de quien hace una acusación de su nombre real, es campo de siembra para la discriminación, la xenofobia, el racismo, la caza de brujas y la falsa información.
El atentado de la Maratón de Boston, del que ya se saben todos sus detalles preliminares, se transformó en el caso que todos quisimos resolver desde nuestras pantallas, mirando de cerca algunas de las miles de imágenes que se toman y se suben a la red de cualquier evento social importante. La internet -aquella que hacen los generadores de contenido masivo, especialmente radicados en los Estados Unidos-, se tomó en serio el asunto y puso manos a la obra con un arrogante y poco disimulado estímulo: resolver ellos mismos el caso. Las fotos del evento a dos clics de distancia ya estaban en debate y exhaustiva inspección tanto por usuarios de Reddit (quien se provee de lo mejor y peor de 4chan) y en Twitter como del FBI, pero en cuanto estos últimos lanzaron fotografías de dos sospechosos aislados, uno de los comentaristas de Reddit comentó que se parecía mucho a un compañero de su colegio, en Brown y que estaba perdido. Con informaciones cruzadas y sin cotejar, de repente la masacre de Boston tenía a su primer sospechoso.
Identificado como Sunil Tripathi por este comentarista, el estudiante de Brown de ascendencia india llegó a la portada de periódicos en línea como uno de los presuntos responsables del atentado que dejó 3 fallecidos y más de 180 heridos. Era extranjero y étnicamente diferente, algo que desde entrada la mañana los usuarios buscaban sin meditar. El sólo hecho del nombre difícil de pronunciar ya encendía pasiones tristemente conocidas y las acusaciones tempranas hicieron llegar el odio a todos quienes compartían etnia con Tripathi. Su familia tuvo que dar de baja su perfil de Facebook porque las acusaciones llovían sobre su hijo perdido. El suceso se empezó a masificar, aumentando la paranoia ya instalada en la idiosincrasia estadounidense y cuando un oficial captado gracias a una grabación del canal de transmisión del Boston Police Department mencionó un nombre, quien lo captó no dudó en twittearlo para que el mundo se enterase: «Acabo de escuchar el nombre Mike Mulugeta en el escaner policial (radio de la policía)».
Cuando otro usuario comenta que el departamento de policía de Boston tenía a dos sospechosos, los nombra como «1) Mike Mulugeta y 2) Sunil Tripathi», el caso parecía cerrado. La diferencia es que la policía no había mencionado nunca al segundo y sobre el primero jamás mencionó una relación con el atentado. Sin embargo, un cameraman de una cadena afiliada a la CBS twitteó: la misma información que el anterior usuario y le agregó los hashtags #Boston #MIT. A ese tweet lo levantó @Youranonnews y más de 3000 lo volvieron a retwittear en las primeras horas.
Mientras todo esto sucedía, Internet celebraba la «victoria de los nuevos medios sobre los viejos», indicando que los redditores encontraron a los culpables antes de que lo hiciera la policía. El responsable de dar el nombre a través de Twitter ya se congratulaba: «Estudiantes de periodismo, tomen nota: esta noche, el mejor reportaje lo hizo el público, trabajando colectivamente, digitalmente y por testigos.» Los festejos y los títulos se opacaron demasiado pronto, pues la NBC confirmó que dos hermanos chechenos eran los sospechosos primarios del caso y de ellos se supo toda la historia que está hoy en la sección de noticias policiales de cualquier periódico. Esta vez «Internet» se había equivocado y varias disculpas se dieron pertinentemente, mezcladas con excusas y otros llamamientos a silencio.
La reflexión queda en las partes, en el redactor y en los lectores, partícipes de los éxitos y fracasos que tiene esta forma despreocupada de informar. En estos casos se demuestra que se puede poner en tela de juicio lo que se hace, porque no se sabe si lo que se está leyendo le gusta porque es verdad o porque es lo que uno quiere que sea verdad. Es la sensación de justicia que existe en las personas. Cuando la justicia dicta una sentencia que no les gusta, la sentencia es mala y la justicia es injusta. Pero a veces da la sensación de que buscamos que la decisión del jurado sea la que nosotros queremos que sea. Y eso no implica que se haga justicia.
La actualidad del caso indica que uno de los hermanos Tsarnaev, Tamerlan, ha sido muerto en un tiroteo con la policía en Massachussets y el otro, Dzhokhar, fue apresado luego de fugarse de la escena y refugiarse en un vecindario. El caso parece haber sido resuelto en tiempo record gracias a la cantidad de información disponible que había en el evento (lo que habrá que tratar en otro artículo, sobre la creciente cantidad de medios de vigilancia y sobre cómo estos sucesos propician su multiplicación), aunque todavía falta saber las motivaciones del atentado, conocer las circunstancias y claro, saber si fueron culpables o no luego de un juicio justo al detenido. Mientras tanto, con su reputación todavía en discusión, Sunil Tripahi sigue desaparecido y su familia espera cualquier tipo de información al respecto.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.