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Entrevista a Julià Àlvaro, periodista con 24 años de actividad profesional en Radiotelevisió Valenciana

«Canal 9 representa un modelo de manipulación y censura»

Fuentes: Rebelión

En 1989 el periodista Julià Álvaro ingresó como redactor de Radiotelevisió Valenciana (RTVV). Desde entonces ha sido una de las voces que, desde dentro, más ha batallado contra el control y la manipulación del ente público por el gobierno valenciano. Empezó cubriendo información política, tanto de España como internacional, hasta que se vio afectado por […]

En 1989 el periodista Julià Álvaro ingresó como redactor de Radiotelevisió Valenciana (RTVV). Desde entonces ha sido una de las voces que, desde dentro, más ha batallado contra el control y la manipulación del ente público por el gobierno valenciano. Empezó cubriendo información política, tanto de España como internacional, hasta que se vio afectado por la primera gran «purga» de Canal 9 (tras las victorias electorales de Zaplana en 1995 y Aznar en 1996). Pasó a la sección de «Deportes». Decidió a modo de resistencia no firmar las informaciones ni implicarse en una televisión autonómica con una línea editorial descaradamente afecta al PP. Entre 1997 y 2003 Julià Àlvaro fue miembro del Comité de Redacció de RTVV, cuyos informes aireaban los escándalos de la casa. Es, además, coautor de los libros «Adéu RTVV» y «La televisió (im)possible. 10 anys d’informatius a Canal 9». El desenlace de la televisión autonómica (ERE declarado nulo y liquidación del ente público) confirma las denuncias silenciadas durante años.

-P-Manipulación y censura en RTVV. ¿Qué mecanismos se han utilizado en los últimos años?

-Afirmaba Kapuscinski que lo propio de los regímenes dictatoriales es la censura y de los democráticos, la manipulación. Pues bien, en RTVV se daban los dos casos. Sobre todo se utilizó un mecanismo: la selección de personal y de contenidos. Es decir, una redacción perfilada para la manipulación y la censura, y la confección de una escaleta bajo la responsabilidad de un director general conectado al gobierno valenciano. Fijados estos mecanismos, no hace falta controlar y manipular.

-P-Establecido el marco general, ¿podrías referir casos concretos de la intoxicación informativa?

-Por ejemplo, los cortes de voz tomados a los consellers que se pactaban entre el jefe de informativos de Canal 9 y los jefes de prensa de los consellers o directamente por estos. En muchas ocasiones también los consellers han señalado a los periodistas de Canal 9 qué piezas habían de emitirse en los informativos. Podríamos seguir con muchos casos más. En el escándalo de los trajes de Camps existía la orden de no utilizar en los informativos las palabras «traje», «presidente de la Generalitat Valenciana» ni «corrupción». En Valenciano no existe la palabra «cohecho», por lo que se suele traducir por «estafa». Sin embargo, se utilizaba la palabra «cohecho» en los informativos para evitar el otro término («estafa») ciertamente más grueso. Tampoco debía utilizarse la palabra «recortes».

-P-¿Había consignas sobre el tratamiento a determinados políticos?

-En efecto. En una campaña electoral de Aznar (elecciones de 2000) se falsearon los audios para incluir aplausos donde en realidad no los había. Además, los cámaras de Canal 9 tenían la orden de no sacar el perfil izquierdo de Zaplana…

-P-El papel de los periodistas de Canal 9 ha suscitado una gran polémica con motivo del ERE y el cierre del ente. Se les critica que se opongan a las decisiones del Consell sólo cuando han perdido su puesto de trabajo.

-Parto de la base de que los periodistas de Canal 9 no hemos estado a la altura y nuestro comportamiento ha sido, en general, impresentable. Ahora bien, es cierto también que a nivel individual ha habido gente que ha plantado cara y lo ha pagado con el despido (me refiero a empleados no fijos) o con el ostracismo. Pero estos periodistas críticos han sido, indudablemente, una minoría. A nivel colectivo, también se han dado casos de resistencia, aunque insuficientes. Por ejemplo, la redacción de Canal 9 ha sido la primera del estado español en contar con un Comité de Redacción, que durante siete años denunció públicamente situaciones que nunca hicieron redacciones de otros medios. Se aprobó asimismo un Estatut de Redacció. Algunos periodistas hemos comparecido en las Cortes Valencianas para explicar el funcionamiento de Canal 9 y la manipulación de sus informativos. Se han escrito muchos artículos críticos (en mi caso un centenar, pero también otra gente).

-P-Pero sobre todo en los medios conservadores se insiste en la incoherencia de los profesionales.

-Periódicos como Las Provincias, El Mundo, ABC o La Razón dicen que los periodistas de Canal 9 han guardado silencio hasta ahora sobre la manipulación y los escándalos de corrupción en RTVV. Pero estos medios conservadores tampoco dijeron nada en su día de los informes críticos del Comité de Redacció. Y esto vale asimismo para medios «progresistas» como la Cadena Ser. Recuerdo, por ejemplo, una entrevista tremendamente «oficial» de Iñaki Gabilondo a Eduardo Zaplana en la que tampoco se ventilaron estas cuestiones. Por otro lado, la sociedad valenciana no hizo caso a las informaciones críticas sobre Canal 9. Parecía más pendiente de cuestiones como Terra Mítica o el Valencia Club de Fútbol. Aunque, insisto, es cierto que los periodistas de la casa hicimos poco.

-P-Más allá de responsabilidades e incoherencias, señalabas que la selección de periodistas era una de las claves de la manipulación y el control de contenidos.

-En las secciones consideradas políticamente poco peligrosas, como Internacional o Deportes, había de todo. Pero el resto de la redacción se componía de gente de estricta confianza. Periodistas que actuaban como paniaguados y mamporreros del PP. Nunca hicieron una sola crítica. De hecho, el Comité de Redacció se desactiva en 2004 porque estos periodistas dejan de participar en las votaciones por las presiones del jefe de informativos, Pau Pérez Rico (actualmente jefe de Comunicación de El Corte Inglés en la delegación de Valencia).

-P-¿Qué opinas de los famosos episodios de «autogestión» de Canal 9 por parte de los profesionales que se vivieron la semana pasada?

-Parto de que había una determinada gente que se encontraba muy tranquila trabajando en la televisión ya que, en un primer momento, se habían librado del ERE (que afectaba a un millar de personas). Ciertamente, el ERE de Canal 9 respondía a criterios básicamente ideológicos, pues se aprovechó para quitarse de en medio a todos los periodistas incómodos. Lo que cambia entre los días anteriores y lo que llamas episodios de «autogestión» es que con el anuncio de cierre de RTVV se amortiza el puesto de trabajo de estos periodistas. A partir de ese momento, empiezan a hablar de la necesidad de mantener un «servicio público» (nunca antes lo hicieron), pero con el fin de defender su puesto de trabajo.

-P-La incoherencia que señalabas…

-De hecho, estos periodistas eran precisamente la cara visible de la manipulación y la censura. Y de pronto pasan a defender la democracia informativa. Pero lo único que realmente cambió, insisto, fue su situación laboral. Además, los productos «autogestionarios» que citabas escondían los mismos vicios de siempre. Hablaban de «servicio público» e «interés general» pero con muy poco rigor y profesionalidad. Era una información panfletaria.

-P-¿Cómo resumirías el tipo de programación que ofrecía Canal 9 a sus espectadores a lo largo de los años?

-Se daba una imagen idealizada de la Comunidad Valenciana donde los gobernantes hacían las cosas muy bien, y si algo no lo hacían de manera adecuada se trataba de un mero accidente. Con mucha información de sucesos, meteorológica y con una visión folclórica de la realidad social. También, altamente «madrileñizada», es decir, sin el punto de vista de la identidad propia. Se huía de los conflictos políticos y sociales. Se despreció el valenciano y se invisibilizó a la parte de la sociedad que no comulgaba con el PP. Además, la programación se diseñaba como un apéndice de la red clientelar del PP. Es decir, se escogía a cantantes como Salomé o Francisco, frente a Al Tall, Feliu Ventura u Obrint Pas. Se prefería la Asociación de Amas de Casa Tyrius a Salvem el Cabanyal.

-P-Canal 9 nace en 1990. Durante cinco años fue gestionada por el PSPV-PSOE y, desde entonces, por los gobiernos del PP. ¿Harías una distinción de etapas?

-Hablamos de un modelo. Muchas de las cuestiones antes comentadas incluyen la época socialista. Durante la etapa del PSOE no se realizaron buenos informativos ni se hizo un uso suficiente del valenciano, pero todo ello en un grado mucho menor que en la época Zaplana-Camps-Fabra. Los socialistas no tenían un modelo claro de hacia dónde pretendían ir. De hecho, no pusieron los fundamentos del edificio y, cuando llegó el PP, se carga sin reparos la radiotelevisión valenciana. Es decir, sobre la práctica del PSOE, el PP edificó una caricatura.

-P-¿Puedes detallar que ocurre tras acceder Zaplana al gobierno de la Generalitat Valenciana en 1995?

-Piensan que en Canal 9 hay una redacción «filo-socialista»; no entienden, de hecho, que la redacción de un medio de comunicación público pueda ser profesional. Es cierto que en la época del PSOE tampoco lo era. Había manipulación informativa, y también algunos periodistas que lo denunciaban. ¿Qué ocurre cuando el PP llega al gobierno y ocupa RTVV? Periodistas destacados, situados en los cargos intermedios de Canal 9, fueron cooptados. Casos como el de Ximo Genís, Pau Pérez Rico o Lluis Motes, entre otros. Eso, por no hablar de los altos cargos del ente público.

-P-¿Puedes citar nombres?

-Son de sobra conocidos. Pedro García, director general de Radiotelevisió Valenciana, fue antes responsable de comunicación del Consell en la era Camps. Ha estado, además, implicado supuestamente en la trama Gürtel. Otro director general, José López Jaraba, procedía del ABC. Jesús Sánchez Carrascosa, director de Canal 9 con Zaplana, había sido anteriormente su jefe de gabinete. José Vicente Villaescusa fue diputado autonómico del PP antes de ocupar la dirección general de RTVV. Otra directora de Canal 9, Genoveva Reig, fue directora general de Comunicación de la Generalitat y jefa de prensa de Zaplana en Benidorm.

-P-¿Qué opinas del ERE y la liquidación final de Radiotelevisió Valenciana?

-El ERE forma parte de la cadena de errores que han salpicado toda la gestión de RTVV. Realmente, ha estado tan malparido como toda la gestión anterior. Su idea era llevar la televisión al fondo del abismo. Ahora, la revocación del ERE por parte del TSJ les ha explotado en la cara y por supuesto no cuentan con un modelo alternativo de televisión pública. A ello se agrega una deuda de 1.300 millones de euros asumidos por una Generalitat Valenciana que se halla en quiebra. ¿Por qué deciden cerrar la televisión tras la sentencia del ERE? A mi juicio, piensan que ya no les resulta útil como herramienta de propaganda política. Eso sí, con la perspectiva de, tras las próximas elecciones, si las ganan, crear algo más pequeño de carácter público pero que al tiempo sea un negocio para las empresas privadas. Mientras, y es ahora el discurso oficial, se dedican a «vender la moto» de que el dinero que se ahorran con la televisión se dedica a mantener hospitales y escuelas.

-P-Un libro sobre la historia de Radiotelevisió Valenciana debería incluir varios capítulos sobre la corrupción.

-La deuda de 1.300 millones de euros se ha producido por los sobrecostes vía hinchar presupuestos y por el reparto de los recursos del ente público. Así de claro. Sánchez Dragó presentaba un programa de madrugada en Canal 9 de nula audiencia. Su productora cobraba 9 millones de pesetas de la época por programa, cuando el coste real no pasaba de las 600.000 pesetas. Los 17 programas supusieron un desembolso de 150 millones de pesetas de dinero público. Súmale a esto los «Tómbola», Barbara Rey en la cocina, el concurso de Mar Flores, las entrevistas de Carlos Dávila y los programas de Julián Lago. Es algo sistemático en la gestión de RTVV. Por no hablar de las vinculaciones con la trama Gürtel. Radiotelevisió Valenciana pagó 7,2 millones de euros a una constructora de León, Teconsa, para la sonorización de los actos con motivo de la visita del papa a Valencia. Carreras de Fórmula 1, derechos de emisión de equipos de fútbol valencianos…

-P-En cuanto al uso del valenciano, ¿consideras que se daban unos niveles aceptables?

-Más allá de los informativos y cuatro cosas más, el resto de la programación se emitía en castellano. Además, se hacían trampas a la hora de contabilizar el uso de la lengua. Un programa titulado «Debat» pero con contenidos en castellano, se computaba como programación en valenciano sólo por el título. Igual ocurría si el programa se titulaba «cinema a la nit». En Canal 9 el uso del valenciano alcanzó como mucho el 25% de la programación. Es cierto que en Punt 2 se llega casi al 100%, pero con audiencias de menos del 1%.

-P-¿Qué cuotas de seguimiento tiene la televisión pública valenciana?

-En la época del PSOE se alcanzaron ratios del 20%. Cifras parecidas se rozaron en la etapa de «Tómbola» y la telebasura. Pero actualmente la televisión valenciana suma audiencias del 3% o menos (los informativos entre el 5 y el 7%). Estos números responden a que la gente ya no se cree este modelo de televisión. Crearon una televisión pública de «carne cruda» y siguieron con repeticiones y una programación cada vez de peor calidad.

-P-Por último, ¿Cuál sería tu modelo «ideal» de televisión pública?

-El funcionamiento de la televisión debería mantenerse al margen del poder político. Tal como sucede con un hospital o una escuela. El director general del ente público debería ser elegido, en mi opinión, por una mayoría cualificada en las Cortes, a partir de una propuesta de movimientos sociales, organizaciones de vecinos, universidades, etcétera. Creo que también debería crearse un Consejo del Audiovisual que controlara el funcionamiento y los contenidos de los medios públicos, pero también de los privados. En este consejo (que formularía la propuesta de director general) debería haber una importante representación de la sociedad civil. Por último, tendría que constituirse un Comité de Redacción con amplias competencias para influir decisivamente en la estructura de la redacción y sus contenidos. Y, por supuesto, una televisión 100% en valenciano y hecha con profesionales de la casa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.