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Carlos Alberto Montaner, la ética periodística y sus conflictos y sinflictos con Radio Martí

Fuentes: Rebelión

No es la primera vez que Carlos Alberto Montaner y Radio Martí se ven envueltos en un escándalo por un conflicto de intereses. En efecto, a pesar del revuelo que se ha formado -a partir del artículo «10 Miami Journalist take U.S. pay»[1], del periodista Oscar Corral, publicado por el diario estadounidense The Miami Herald, […]

No es la primera vez que Carlos Alberto Montaner y Radio Martí se ven envueltos en un escándalo por un conflicto de intereses. En efecto, a pesar del revuelo que se ha formado -a partir del artículo «10 Miami Journalist take U.S. pay»[1], del periodista Oscar Corral, publicado por el diario estadounidense The Miami Herald, el pasado 8 de septiembre-, Montaner fue despedido de su trabajo como comentarista de Radio Martí[2], en septiembre de 1990, después de cinco años como colaborador de esa emisora[3], por un conflicto de intereses.

Rolando Bonachea, un cubanoamericano, entonces director de la emisora, señaló que «las regulaciones de Radio Martí estipulan que sus empleados o colaboradores -como Montaner- no pueden ser líderes de organizaciones políticas»[4]. Hacía apenas dos meses que Carlos Alberto había anunciado la creación de su nueva organización, la Unión Liberal Cubana (ULC). Según Bonachea, «el liderazgo político pone en peligro la objetividad de la emisora»[5].

A los que no habían nacido, a los que no leían entonces el Herald, a los que con el paso de los años el general Alzheimer les ha ido matando soldados -digo, neuronas- y a los desmemoriados de siempre, les cuento que, en aquel entonces, Carlos Alberto respondió desde Madrid con una extensa carta de tres páginas, fechada el 24 de agosto, donde trataba de intimidar a Rolando Bonachea. Vestido de ciudadano norteamericano, le decía que «había consultado abogados y éstos le informaron que la cancelación de su contrato violaba la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos». Cerraba diciéndole que sus amigos en Washington -nunca aclaró si los de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o los de la entonces USIA (Agencia de Información de los Estados Unidos)-, le comunicaron que no había tal regulación en Radio Martí. No obstante el pataleo montaneriano, Tony Navarro, director de la Oficina de Transmisiones a Cuba[6], dijo entonces que «la regulación -por la cual se le despedía- siempre ha existido»[7].

Bien. Si Montaner no ha disuelto la ULC, ni ha renunciado a ser líder de la misma ¿cómo es posible que aparezca, ahora, mencionado en un nuevo escándalo,[8] por un conflicto de intereses, relacionado con Radio Martí, nada menos que por estar cobrando dinero de esa emisora del gobierno de los Estados Unidos, como comentarista? ¿Acaso con el traslado de Radio Martí -de Washington para el Jorge Mas Canosa Building, en West Dade, en la república independiente de Miami-, cambiaron las regulaciones de esa emisora? ¿Renunció Radio Martí a la objetividad en sus emisiones? Estas son preguntas que nosotros, los periodistas, y el gran público, deberíamos hacerle a Pedro Roig, actual director de la OCB, y a nuestros senadores y representantes que aprueban los fondos para la misma.

Les habló desde Madrid, para Radio Martí, Carlos Alberto Montaner
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No voy a agobiarlos con los numerosos ejemplos que poseo de violaciones flagrantes de la ética periodística por parte de Carlos Alberto Montaner y Radio Martí. Basta con este único botón de muestra: El 7 de agosto de 1989, el locutor de turno de Radio Martí, como de costumbre, dijo: «A continuación escucharán un comentario de Carlos Alberto Montaner». Tras una breve pausa, los oyentes en Cuba[9] -y algunos en Miami, como yo- pudieron escuchar cuando Carlos Alberto decía: «¿Cuándo comenzó realmente la complicidad de Cuba con el narcotráfico?»; y, acto seguido, comentaba: «Aunque parezca increíble, hay pruebas tan remotas que desde 1961, el Che Guevara, entonces presidente del Banco Nacional; el capitán Moisés Crespo, de la policía política de Cuba; y, nada menos que, Salvador Allende, discutieron la posibilidad de crear una red de contrabando de drogas entre América Latina y Estados Unidos. Todo esto ha aparecido publicado como parte de un informe oficial del gobierno de los Estados Unidos en The Wall Street Journal[10], uno de los periódicos más prestigiosos de la nación norteamericana (…) Les habló desde Madrid, para Radio Martí, Carlos Alberto Montaner»[11].

Volvamos al escándalo de ahora. Cínicamente, en una carta al director de El Nuevo Herald[12], en respuesta al artículo «10 Miami Journalist take U.S. pay», Carlos Alberto Montaner escribe:
 «De la manera en que está escrita la información, como si hubieran descubierto una oscura trama delictiva, dan a entender que mi honestidad como escritor ha quedado comprometida por esos comentarios que hago para el pueblo cubano». Dejo al lector inteligente que saque sus propias conclusiones sobre el estado en que se encuentra la honestidad de Carlos Alberto.

Aquellas aguas trajeron estos lodos
 
Firmas Press. Aquí hay, probablemente, otro conflicto de intereses, o cuando menos un deliberado ocultamiento de información. En la carta al director de El Nuevo Herald, ya mencionada, Carlos Alberto, de una manera dulzona, impersonal y aséptica , escribe: «El Herald, como otras sesenta publicaciones de Europa, Estados Unidos y América Latina, entre ellas algunas estaciones de radio, le compran mi columna a Firmas Press, la agencia que distribuye mis escritos. Hace unos años, Radio Martí, como cualquier otro medio de comunicación, se interesó en mi columna y en los temas que analizaba, y me contrató para que, una vez a la semana, por teléfono, durante 20 minutos, comentara estos asuntos para beneficio de unos oyentes cubanos que no tienen acceso a la prensa libre ni a la columna que reproduce el Herald».

Mi pregunta es: ¿por qué Carlos Alberto ocultó o no le dijo claramente al director de El Nuevo Herald -y por intermedio de este a los lectores del diario-, que Firmas Press -esa aparentemente distante y profesional agencia que distribuye sus escritos-, es una agencia de prensa de su propiedad?

Ahora creo posible, aunque probablemente no lo sabremos nunca con certeza, que sea verdad lo que algunos cuentan en Miami y en La Habana: que fue la propia CIA la que le resolvió a Carlos Alberto -a finales de los sesenta, a través de Joaquín Maurín, un español exiliado en Puerto Rico que cumplía tareas para la Agencia-, una columna sindicada semanal con la agencia ALA y posteriormente el establecimiento de la Editorial Playor en Madrid.

En todo caso, el hecho cierto es que Carlos Alberto ha probado, con creces, que tiene un espinazo blando, que puede aceitarse con dólares; y, una pluma obediente…escribe lo que le ordenen. ¿Acaso no se pasó 15 años escribiendo en su columna sindicada y comentando -mientras pudo- por Radio Martí, la mentira de que el ejército cubano había tenido 10 mil bajas mortales en Angola –conforme al libreto de la CIA-, y por eso el Gobierno tenía miedo de repatriar a sus muertos; para finalmente morir aplastado, en diciembre de 1990, por la verdad, durante lo que los cubanos dieron en llamar la Operación Tributo[13]?.

¿Acaso no lleva más de 20 años escribiendo en su columna y luego comentando por Radio Martí sobre cuanta enfermedad se le ha ocurrido -o le ha dicho la CIA que diga- posee el presidente cubano Fidel Castro?[14]

Para mi, es obvio, es absolutamente obvio que Carlos Alberto Montaner no es otra cosa que lo que otrora se conocía como un periodista de alquiler; contratado para defender -sin ética, ni recato alguno-cualquier causa que interese al gobierno de los Estados Unidos.

Sin embargo, por aquello de que entre pillos anda el juego, bien haría el gobierno de Estados Unidos en investigar si Carlos Alberto está también cometiendo fraude fiscal o está metido en otro conflicto de intereses. Quien quita que por un lado esté recibiendo dinero de la CIA -una agencia federal- para financiar el trabajo de Firmas Press; y, por el otro, esté también recibiendo dinero federal, cuando Radio y TV Martí le compran, a la misma Firmas Press, su columna periodística.

La basura bajo la alfombra
 
Carlos Alberto quiere esconder la basura debajo de la alfombra equiparando Radio Martí y la Voice of América. Según él, la lista de quienes han recibido pagos por su trabajo como colaboradores de La Voz de América, entre otros centenares de nombres ilustres, incluye a los principales periodistas de Estados Unidos. Reto a Carlos Alberto Montaner y a Pedro Roig a que presenten tan sólo el nombre de tres de los principales periodistas de Estados Unidos que hayan recibido pagos y colaborado con Radio Martí.

Victimismo y narcisismo
 
Aunque no es el objetivo central de este artículo, quiero compartir con mis lectores un detalle surgido de mis recientes indagaciones sobre la personalidad de Carlos Alberto. En su artículo titulado «Mi defensa contra la difamación»[15], queda fielmente retratado uno de los culillos de Montaner: el Narcisismo. El hecho de que Carlos Alberto haya echado mano al célebre libro «Una muerte muy dulce» de Simone de Beauvoir -y a la fábula del supuesto intento de atentado, o más bien de atemorización, que sufriera en 1986-, tiene dos lecturas evidentes: Una, ha querido escenificar el papel de víctima heroica del comunismo con lo cual, de paso, también da de beber a su sedienta sicología narcisista; y, la otra, refleja la precariedad del momento que vive este infortunado periodista.

Es una pena que, en torno a este tema, hayan opinado, inmediatamente, algunos voceros del régimen cubano; pues le han dado la posibilidad -sobretodo a Carlos Alberto- de presentarse como víctima de una supuesta conspiración entre el gobierno cubano y los nuevos dueños del Herald, que sólo tiene cabida en mentes paranoicas o calenturientas; cuando, en realidad, se trata de un conflicto entre los 10 periodistas mencionados en el artículo del The Miami Herald y la ética periodística. Le dieron el chance al lobo de, al menos, intentar vestirse de Caperucita.

La ética de El Nuevo Herald de la Knight Ridder
 
Creo sinceramente que son una exageración las afirmaciones, realizadas reiteradamente por los medios oficiales de la Isla, de que «El Nuevo Herald es el libelo de la mafia cubanoamericana». Sin embargo, este diario, desde su aparición y durante el tiempo en que perteneció a la cadena Knight Ridder -en junio pasado pasó a ser de la McClatchy Co- tuvo momentos verdaderamente cuestionables desde el punto de vista de la ética periodística; incluso, en el propio tema que ahora me ocupa. Baste un solo ejemplo: Si Montaner fue colaborador de Radio Martí entre el 20 de mayo de 1985 y el 30 de septiembre de 1990 ¿cómo fue posible que, en parte de ese período, Carlos Alberto fuera -al mismo tiempo- comentarista y analista político de Radio Martí y jefe de las páginas de Opinión de El Nuevo Herald, sin que la Knight Ridder decretara inmediatamente el evidente conflicto de intereses?

Es una verdad de Perogrullo que uno de los más graves riesgos que puede enfrentar un diario es ver en entredicho su reputación por tener plumas comprometidas, dinero de por medio, por intereses específicos; pues, permiten cuestionar su integridad y credibilidad. Por eso celebro el valor y la decisión de la McClatchy Co -los nuevos dueños de los Herald-, de cortar por lo sano. No es casual que hayan recibido el apoyo del Capítulo del Sur de la Florida de la Sociedad de Periodistas Profesionales de Estados Unidos.

Evidentemente, todo lo escrito hasta aquí nos precipita a una inevitable conclusión: Tiene razón Carlos Alberto Montaner cuando dice que entre él y Radio Martí no existe conflicto de intereses; sino, coincidencia de intereses. Después de todo, ha quedado fehacientemente demostrado que ambos -periodista y medio- están en conflicto con principios éticos universalmente reconocidos como decir la verdad, la imparcialidad y la objetividad. Y cuando se coincide en tal grado de degeneración ética no se tiene entre sí conflictos, sino sinflictos.


[1] «10 Periodistas de Miami reciben pagos de Estados Unidos».
[2] Ojito Mirta Artículo «Separado Montaner de R. Martí». El Nuevo Herald, 09.1990
[3] Radio Martí salió al aire por primera vez el 20 de mayo de 1985, en onda corta, por la banda de 39 metros.
La primera persona que habló por Radio Martí ese día fue Carlos Alberto Montaner. Al momento de ser
despedido tenía dos programas en Radio Martí: Libro abierto y otro de comentario político.
[4] Ojito Mirta.. Ibidem.
[5] Ibid.
[6] Conocida en inglés como OCB (Office of Cuba Broadcasting). Supervisa las transmisiones de Radio y TV
Marti.
[7] Ojito Mirta. Ibid
[8] Corral Oscar.. Artículo «10 Miami Journalist take U.S. pay». The Miami Herald, Sept. 8. 2006
[9] Radio y TV Martí son programas del gobierno de Estados Unidos creados, supuestamente, para promover
la democracia y la libertad en Cuba. Los contenidos de sus programas no pueden transmitirse en EE.UU.
debido a que lo prohíben leyes antipropaganda.
[10] The Wall Street Journal (WSJ) en ocasiones publica artículos de Montaner. Curiosamente fue en este diario
adonde el pasado 21 de septiembre, le publicaron el artículo «Clash of Civilization», donde Montaner
el papel de víctima y mienta, una vez más, sin sonrojo.
[11] Ver Archivos del Federal Broadcast Information Service (FBIS). Emisión de Radio Marti del 7 de agosto
de 1989.
[12] Montaner, Carlos Alberto. Artículo «Respuesta de Carlos Alberto Montaner a El Nuevo Herald». El Nuevo
Herald 090906.
[13] Operación Tributo: Mediante la misma el gobierno cubano repatrió los restos de todos los cubanos,
militares y civiles, que habían muerto cumpliendo misiones en otros países. Los cubanos muertos en
Angola fueron 2068.
[14] Ver artículo «Carlos Alberto Montaner y la castrofobia obsesiva» de Raúl Gómez en Rebelión.org 040906.
[15] Montaner, Carlos Alberto. Firmas Press. Septiembre 17, 2006.