El veterano y brillante periodista Ryszard Kapuscinski explica en un manual de periodismo editado en México, cómo se convivía con la censura en los países del Este durante la época del socialismo real, en su caso en Polonia. Dice que el dilema que tenían entonces los periodistas era entre «permitir que corten nuestra historia y […]
El veterano y brillante periodista Ryszard Kapuscinski explica en un manual de periodismo editado en México, cómo se convivía con la censura en los países del Este durante la época del socialismo real, en su caso en Polonia. Dice que el dilema que tenían entonces los periodistas era entre «permitir que corten nuestra historia y que así, censurada, aparezca en un periódico de gran tirada o publicar la historia completa en una revista para quinientos lectores». Afirma que el sistema de la censura permitía publicar todo, con la única condición de que se hiciera en una revista de escasa tirada. De este modo, el sistema pretendía decirle al mundo occidental que existía libertad de expresión porque se podían publicar trabajos críticos. Pero mientras más grande era el periódico, el canal de televisión y la estación de radio, mayor era la censura, afirma. Leyéndolo, llego a la conclusión de que no hay tanta diferencia con la situación actual en nuestros países. Todo se puede escribir o emitir, pero otra cosa es acceder a un gran medio de difusión.
Estos días se ha hecho público, por supuesto poco o nada difundido, un exhaustivo estudio del colectivo de comunicación Aideka, en el que analizan los informativos de TVE, Tele 5 y Antena 3 en el periodo comprendido entre el 25 noviembre y el 15 de diciembre pasados. Una de las conclusiones es que los temas sociales que más afectan a los ciudadanos según las encuestas del CIS son prácticamente ignorados por las televisiones españolas. Se trata de temas tan importantes como el Paro, la Vivienda o la Inmigración.
Sin embargo, las televisiones sí dedicaron un porcentaje muy significativo de su tiempo a noticias relacionadas con el 11-M, Terrorismo/Seguridad y Delitos comunes. Lo que el informe considera «noticias que tienen connotaciones violentas y que tienden a ser generadoras de un cierto grado de alarma social». También, afirman, ocupan una gran cantidad de espacio los temas de ocio y entretenimiento, especialmente los deportes.
El documento, de 55 páginas, destaca que «las declaraciones de los ciudadanos sobre estos temas son prácticamente inexistentes en los tres informativos analizados. De esto se deduce que no sólo los informativos ofrecen escasa información acerca de los temas que más preocupan a los ciudadanos, sino que sus testimonios no se utilizan en las noticias como una forma de participación social, sino como un medio para ilustrar cuestiones diversas».
Aideka, integrada por profesionales de la información, investigadores universitarios y expertos en educación audiovisual y nuevas tecnologías, ya elaboró anteriormente importantes informes de comunicación sobre la huelga del 20 de junio de 2002, la guerra de Iraq en 2003 y las elecciones europeas de 2004. El primero de ellos sirvió de base para que el sindicato Comisiones Obreras ganase un pleito a Televisión Española que le obligó a difundir en sus informativos la sentencia judicial que establecía que sus informativos no había cumplido con la pluralidad exigida por la ley al silenciar las posiciones sindicales durante la huelga general del 20-J.
Lo más grave de todo esto es que nuestro sistema no dispone de mecanismos que permiten afrontar el problema de que unos medios, públicos y privados, se niegan a informar de los temas que conllevan conflicto social para orientar sus contenidos a asuntos que interesan al poder o que intentan desviar la atención de los ciudadanos de sus problemas diarios. O dicho de otra manera, lo que le sucedía a Kapuscinski bajo la censura.