Como sucediera meses atrás durante la primera estancia de la gira internacional de Yoani Sánchez en España, Mundo Obrero sufre de censura y agresión al tratar de cubrir un acto de Yoani Sánchez presentado por el el periodista Juan Ramón Lucas. Yoani Sánchez ha recalado por segunda ocasión en España dentro del tour de 80 […]
Como sucediera meses atrás durante la primera estancia de la gira internacional de Yoani Sánchez en España, Mundo Obrero sufre de censura y agresión al tratar de cubrir un acto de Yoani Sánchez presentado por el el periodista Juan Ramón Lucas. Yoani Sánchez ha recalado por segunda ocasión en España dentro del tour de 80 días que tiene planificado. Dos viajes a España en el plazo de menos de dos meses, un lujo que ningún cubano en condiciones normales puede permitirse. Menos aún, alguien que dice sufrir el acoso de las instituciones cubanas.
La bloguera estrella tenía desde hace tiempo cerrado el blog por problemas técnicos y ahora, ya accesible, sin actualizar. Suponemos por problemas derivados de una gira tan apretada y las vacaciones. Pues apretada es la agenda de esta visita en España: cenas con el ultra derechista Hermann Tertsch, encuentros con el asesino de Iraq José María Aznar, la privatizadora de sanidad y educación Esperanza Aguirre (hada madrina del también asesino Ángel Carromero) o del partido de Rosa Díez, que da cobijo al falangista Inestrillas, UPyD.
Yoani Sánchez tenía convocada el martes 23 de abril una presentación de su libro «WordPress: Un blog para hablar al mundo» en el centro comercial y almacén de libros FNAC de Madrid situado en Callao. Mundo Obrero, con el objetivo de cubrir informativamente el acto, como antes hiciera en Burgos, asistió al céntrico local madrileño. En su nombre asistían la reportera, de origen cubano, Heidi Sánchez y el conocido cámara Javier Couso.
En un momento en que salían de la sala para tomar recursos audiovisuales -como suele ser norma en la profesión- fueron acosados y expulsados por los guardias de seguridad de FNAC en presencia de la policía nacional que tuvo que intervenir, sin que mediara provocación de ninguno de nuestros reporteros. La policía se habían personado ante las protestas contra la bloguera que se estaban dando en el exterior del recinto. La seguridad del FNAC, no sabemos si por el peligro que supone una videocámara no controlada por los medios hegemónicos del sistema, golpeó el equipo que portaba Javier Couso. Expulsándolos a empujones y amenazas del recinto.
El suceso se produjo de la siguiente manera en declaraciones de nuestra reportera Heidi Sánchez:
«Al comienzo de la presentación, mi cámara Javier Couso y yo misma accedimos a la sala de actos de la FNAC, al enterarnos de que fuera habían personas protestando con carteles salimos a grabar recursos a la calle, incluso les dijimos a los guardias jurados que volveríamos a entrar para cubrir la presentación. Pero en el momento de tratar de introducirnos nuevamente, no nos permitieron la entrada, incluso nos sacaron violentamente.
¿Por qué? Eso no lo sabemos, no nos dieron ninguna explicación, solamente nos indicó un ¨amable jurado¨ que la organización no nos quería dentro, que no podíamos grabar, así que un empujón, forcejeo y a la calle. Ni siquiera los de la organización se dignaron a explicarnos cuando se lo exigimos.
Anteriormente, al presentar la acreditación de Mundo Obrero una señora se puso al lado de los guardias, quienes custodiaban la puerta. Dicha señora se acercó a ellos y en ese momento fue que nos ¨invitaron¨ a salir.»
Por otra parte, Javier Couso relata los hechos del siguiente modo:
«Estábamos grabando para Mundo Obrero. Hicimos recursos en la sala y nos dijeron que había pancartas fuera, salimos a grabar a Preciados y, antes de salir, les dijimos a los guardias jurado que salíamos a hacer recursos de la calle y volvíamos a entrar, que dejábamos una persona guardando el sitio para la cámara. Nos dijeron que no había ningún problema. A la vuelta había una señora al lado de ellos y un jurado nos dice que los organizadores han dicho que nosotros no entramos. Yo pregunto por qué y él dice que esas son las ordenes y no hay más explicaciones.
Al estar grabando me dice que apague la cámara, intenta dar un manotazo, yo la cubro, me empuja y grito si a esto lo llaman libertad de expresión. Me empieza a dar golpes y empujones, yo trato de proteger mi equipo y me va sacando a ostias hasta la puerta donde arrecian los golpes, me salvan, sorpresivamente, dos jóvenes policías nacionales que se interponen, paran los golpes y le obligan a ingresar de nuevo en la FNAC. Esos fueron los hechos.»
Mientras tanto, en el interior de la sala y ya en el turno de preguntas, el autor del blog cinereverso.org, Octavio Fraga, se dirigía al ex-periodista de RNE Juan Ramón Lucas, a Yoani Sánchez y a la propia organizadora del acto, la Editorial Anaya, con motivo de la censura y expulsión con el uso de violencia de los reporteros de Mundo Obrero. En su papel de moderador, Juan Ramón Lucas replicó:
– Que si ha habido algo relacionado con el cámara Couso o con cualquier otro periodista y no ha podido acceder a la sala, cuando tenga la información y la oportunidad «y la tendré seguramente» de hacer algún comentario lo haré. Pero que, en primer lugar, se informaría de lo sucedido.
– Que él no habla de la libertad de expresión, sino que la ha ejercido. Que Octavio Fraga no es quién para darle lecciones sobre libertad de expresión porque «la ha ejercido durante años, o lo he intentado».
Es importante detenernos un momento ante estas cuestiones. Primero, por la ligereza con la que Juan Ramón Lucas decide retirarle la palabra a Octavio Fraga por el simple hecho de no mostrar su acuerdo con los hechos que se estaban sucediendo. Segundo, por las declaraciones vertidas por el periodista como réplica: ha pasado ya tiempo desde el injustificable acto de censura y criminalización de un medio y sus reporteros por el hecho de no compartir su línea editorial. Han sido publicados vídeos y fotos que demuestran no sólo la censura, que ya de por sí es suficientemente grave, sino el uso de la violencia para evitar el ejercicio a una información veraz por parte de nuestros reporteros Javier y Heidi.
Sigue Juan Ramón Lucas, ahora bien informado tras la publicación de estos materiales, sin pedir disculpas ni en privado (fuera de la sala como decía en su intervención) y, mucho menos en público, que es el lugar que corresponde, pues pública fue la censura y la agresión. Por lo tanto no podemos más que dar por entendido que el periodista comparte, por acción u omisión, la violación al derecho a la información recogido en la Constitución Española: «A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión» así como a «El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa». Por otra parte, hay que puntualizar una cuestión sobre el segundo punto de su réplica: usted no ha ejercido «la libertad de expresión», sino más bien ha disfrutado de ella o, diciéndolo de otro modo, no ha sido represaliado por su opinión. Lo que en este caso sucede, es que usted ha expresado su opinión libremente pero no ha permitido que otros medios y personas lo hagan.
De no compartirlo o mostrar su deseo de solicitar disculpas, Mundo Obrero está dispuesto a ofrecer sus páginas para tal menester. A su disposición queda.
Pero lo que sí compartimos con Juan Ramón Lucas es que él no era el protagonista, sino la bloguera Yoani Sánchez, de la que sabemos no sólo a través de su blog, sino que en ejercicio de la objetividad periodística, consultamos otras fuentes contrastadas – a diferencia de cierta foto que la protagonista del acto no contrastó – así como de los cables de Wikileaks que El País decidió obviar, relativos a su corresponsal en Cuba.
Y consideramos lógico que, como medio de comunicación, se le pregunte por otros temas y contenidos fuera del «carril» de los medios hegemónicos del sistema. Y más cuando ellos competen a nuestra política nacional: ¿qué opina de los desahucios tras su reunión con Esparanza Aguirre, Presidenta del PP de Madrid? ¿qué opina de la privatización de la sanidad, que arroja a una amplia parte de la población a enfermedades que creíamos erradicadas en España, de la Esperanza Aguirre es principal impulsora? ¿qué opina de los sobres con dinero que Ángel Carromero, miembro del Partido Popular, portaba para la «disidencia» en Cuba tras el escándalo de corrupción del Partido en el Gobierno? y, en relación a la corrupción, ¿qué opina de la denuncia de varias mujeres que pertenecían a las llamadas Damas de Blanco de la apropiación de dinero y corrupción de tales «Damas» y, en particular, Bertha Soler? Estas son tan sólo algunas de las preguntas que Mundo Obrero hubiera querido realizar si no hubiera sido censurado no ya una, sino dos veces, pues como señalábamos al comienzo, en Burgos también se censuró a este medio.
Por desgracia, no es un caso aislado. No es un caso que sólo tenga que ver con Mundo Obrero. Tampoco es una cuestión que tan sólo, si no fuera suficiente, tiene que ver con la censura a lo que se sabe o se dice. Es una campaña transversal a las instituciones y medios del sistema del capital que, por una parte censuran y, por la otra, articulan una campaña de criminalización de periodistas y medios de comunicación libres e independientes de las estructuras políticas y económicas dominantes. Hace una semana La Razón y El Mundo daban el pistoletazo de salida a esta campaña retratando en portada periodistas de esta casa. Días más tarde, el ABC publicaba que «la policía investiga a radicales que se infiltran en protestas como fotógrafos» porque para ellos periodistas sólo son los suyos e ilustraba con fotografías donde una vez más figuraban reporteros y colaboradores de Mundo Obrero. Javier, Heidi o Raúl tan sólo son algunos de sus nombres. La criminalización es la antesala de la represión. Y, desgraciadamente, en esto tenemos experiencia en nuestras propias carnes.
Fuente original: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=2691&sec=6&aut=30
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