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Coca y desinformación

Fuentes: Rebelión

Hergé, el padre de Tintin no tenía idea de lo que era la coca. En «El templo del sol», los lectores de la famosa historieta se enteran de que «»las bolas de cristal contenían un líquido sagrado, extraído de la coca, que hundía a sus víctimas en un profundo sueño» ¿Hergé habrá confundido a la […]

Hergé, el padre de Tintin no tenía idea de lo que era la coca. En «El templo del sol», los lectores de la famosa historieta se enteran de que «»las bolas de cristal contenían un líquido sagrado, extraído de la coca, que hundía a sus víctimas en un profundo sueño» ¿Hergé habrá confundido a la coca con el opio? El opio provoca sueño, mientras que la coca, gracias a las vitaminas, minerales y proteínas que posee, es un estimulante natural muy eficaz. Permite una adaptación socioeconómica más allá de las capacidades humanas, como en el caso del trabajo infrahumano de la mita (sistema de explotación durante la colonia) y el del minero hoy en día». Los españoles estaban mejor informados que Tintin y que muchos periodistas contemporáneos, comprendieron rápidamente las ventajas comerciales de la planta. En el siglo XVI el mercado de la coca se convirtió en la segunda fuente de riqueza, después de la plata de Potosí.

Los usos de la coca son diversos: social, ritual, medicinal (es parte de la farmacopea de los Kallawayas, declarados como patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2003). En el siglo XIX entró en los círculos intelectuales franceses gracias a Angelo Mariani quien descubrió la coca en libros de viajeros. Mariani se instaló en el barrio de Neuilly, cerca de París, allí cultivó diferentes especies de coca y creó en su propio laboratorio y, en base al extracto de la hoja de coca,  el Vino Mariani. En 1832 y por veintitrés años dicho vino fue bautizado como el «elixir de la vida» y sedujo a personalidades del mundo entero: Thomas Edison,  el papa Léon XIII, el  Tsar de Rusia, Julio Verne, Emile Zola, Henri Ibsen, el príncipe de Galles.

En 1887 el doctor John Pemberton (Estados Unidos) elaboró una bebida sin alcohol a partir de la hoja de coca de los Andes y de nuez de cola africana que contiene cafeína y  teobromina. ¡Es el nacimiento de la Coca-Cola! «Coca-cola descendiente de un vino francés, ¿quién lo hubiera creído?», se pregunta  Anne Cheyvialle (Le Figaro: 19/08/2009). Tratándose de árboles genealógicos estamos en condiciones de alargar la pregunta: Coca-cola descendiente de un vino francés, a su vez descendiente de la hoja de coca de los andes y de la nuez de cola africana, ¿quién lo hubiera creído? El sur también existe.

En 1891, Pemberton, el inventor de la Coca-cola, vendió la marca a Asa Candler, un hombre de negocios de Atlanta. ¿Habrá sospechado Pemberton que lo que vendía en ése entonces se iba a convertir en parte del imaginario nuestro de cada día? La segunda bebida más conocida del mundo -después del agua-, un pedazo de sueño americano con gas; y todo por efecto de la publicidad.

¿Y qué pasó con la coca? ¿Habrá sospechado Mariani, que la hoja con la que fabricó su vino se convertiría en un objeto diabólico? Cuál fue la publicidad que le dieron los medios a la coca? ¿Qué mensajes circulan en el espacio público por efecto de la prensa? Por qué los países productores de coca no tienen el derecho de comercializarla? Por qué la Coca-cola si puede comercializarla? ¿Porque han inventado el Yes we can? ¿Qué intereses unen a la coca con las multinacionales?
 
En 1903, Estados Unidos prohibió la utilización de la cocaína en la alimentación, la Coca-Cola tuvo que retirar el alcaloide cocaína de la hoja. (La hoja contiene 14 alcaloides uno de los cuales es la cocaína, pero para activarla es necesario un proceso químico). Esta medida genera ganancias millonarias, pues la cocaína se vende de manera separada a los mercados de anestésicos locales. En 1914, la ley Harrisson sobre los narcóticos en Estados Unidos declaró la cocaína ilegal, luego, en 1961 inscribió a la hoja de coca en la lista de estupefacientes y prohibió su consumo, industrialización y comercio (excepto como saborizante o para fines medicinales). Actualmente la única empresa que posee el derecho de exportar la coca es la Coca-Cola. En Francia, la cobertura que los medios le dan a la coca es casi inexistente, y sin embargo, los lazos entre la bebida mítica y la hoja mística tienen que ver tanto con el  comercio internacional como con la militarización de países de América latina donde la violación de los derechos humanos es el pan de cada día. Otra característica de la cobertura que la prensa hace del tema es que privilegia el enfoque anecdótico: «Al mismo tiempo que vitupera contra el imperialismo americano, Evo Morales, calza Nike y toma Coca-Cola con sus amigos diplomáticos y revolucionarios.» (Le Figaro 10/06/2006).

L’Humanité es uno de los periódicos que menos artículos sobre la coca publica. Para este cotidiano, el término «cocaína» parece casi un tabú.

En los periódicos Les Echos, Le Figaro, Le Monde y Libération el tratamiento de la coca sigue una línea editorial continua. Para estos cotidianos, lo importante parece ser, repetir hasta el cansancio que Bolivia es «el país más pobre de América del Sur» y el tercer productor mundial de cocaína, después de Colombia y Perú.  La amalgama entre coca y cocaína es omnipresente: «Gracias al tráfico de droga, el dinero entra rápido, más aún tomando en cuenta que las plantas de coca no exigen mucho trabajo y permiten de tres a cuatro cosechas al año. Bolivia es en la actualidad uno de los principales países de cocaína, justo después de Colombia y de Perú.» (Le Monde 25/12/2005.)

«El score de Morales hace de él el hombre de Estado más popular en Bolivia, después del nacionalista Víctor Paz Estenssoro hace cerca de 50 años. Morales, su retórica antiliberal, sus alianzas (Venezuela, Irán), son eminentemente sospechosas a ojos de occidente. Así como el peso del narcotráfico en Bolivia, 3er productor mundial de cocaína». (Libération 07/12/2009. Fuente: AFP).

En el párrafo anterior encontramos un ejemplo de amalgama cognitiva. Es la palabra «sospechosas» que activa el proceso de manipulación por asociación. Libération y la agencia de noticias AFP querrán decir que ¿Occidente sospecha de Evo Morales a causa del peso del narcotráfico en Bolivia? El narcotráfico no nació en Bolivia, sin embargo, el país es constantemente puesto en el banquillo de los acusados. La amalgama hace de todo cocalero un narcotraficante. Un estigma del cual Evo Morales no ha parado de ser objeto.

En 1980, A la hora en que los Estados Unidos y Europa experimentaba un incremento del consumo de la cocaína al mismo tiempo que la publicidad contra la droga aumentaba. «El gobierno de Víctor Paz Estenssoro en Bolivia bajó la presión de la Embajada americana hacía pasar la ley 1008, confundiendo coca y cocaína, introduciendo la presunción de culpabilidad sin prueba y alentando la erradicación de la hoja de coca en el Chapare.»  En esa época, la política de Ronald Reagan apuntaba a la eliminación de la oferta para librarse del «cocainisismo» y ello implicaba «una militarización de la cuestión, la implementación de políticas coercitivas de erradicación de la coca excedentaria, y la injerencia creciente en la política interior de los países andinos».
 
La ley 1008 promulgada en 1988 se convirtió en el marco jurídico que para la elaboración de estrategias que proponían «coca cero» (eliminación de la totalidad de cultivos de coca), «coca con compensación económica» o «coca excedentaria cero»).

Según un estudio de Marie-Danielle Demélas et Jean-Pierre Lavaud, en 2005 y 2006 el tratamiento reservado a los productores de coca era secundario. La situación no ha evolucionado, el interés de la prensa por el tema continúa siendo mínimo, superficial tanto en el plano económico como en el social y político. Para ambos autores existe una desconexión que la prensa hace entre la producción de coca y el tráfico de cocaína. En mi opinión es más apropiado hablar de amalgama que de desconexión.

La coca no es cocaína. Eso lo saben muy bien las multinacionales, ese no es el problema, el asunto es asumir de una buena vez el tema de la coca desde una perspectiva económica y que los países consumidores «desaprendan» o, en palabras de Derrida, inicien un proceso de «deconstrucción» de sus mentalidades sin esa doble moral que es como una segunda piel. Mientras eso no suceda viviremos consumiendo desinformación, intoxicados, románticos y manipulados. Los nuevos tintines ganarán «Oscares» y nosotros acabaremos creyendo que somos parte de la película aunque sólo hagamos tristes remakes de la historia de la locura. Un guiño a Foucault!
 
Bibliografía utilizada para este artículo:
-Las aventuras de Tintin, El Templo del Sol, Casterman.
-Jorge Hurtado, La leyenda de la coca, Editions du Lézard.
-Zorka Domic, El Estado cocaína, Presses Universitaires de France, 1992.
-Xavier Albo. The history of a Bolivia in search of change, dans Indigenous affairs, IWGIA,  1-2/07.
-Hervé Do Alto et Pablo Stefanoni, Nous serons des millions, Ed Raisons d’Agir.
-Le traitement de l’identité ethnique du président Morales (Bolivie) par la presse française et espagnole, Marie–Danielle Démelas et Jean-Pierre Lavaud.
-Humanité, 20/12/2005.
-Le Monde 25/12/2005.
-Le Figaro 02/09/2006.
-Les Echos, 21/12/2005.
-Le Figaro, 10/06/2006.
-Le Monde, 20/12/2005.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.