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Nicaragua

Comunicar la centroamericanidad

Fuentes: Rebelión

El fallo del 8 de octubre del 2007 de la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, sobre el diferendo lindante de Nicaragua y Honduras, es histórico. Pone fin a diferencias limítrofes de varias décadas y a un juicio de 8 años, cuando Nicaragua demandó a Honduras el 8 de diciembre de 1999. ¿Como la […]


El fallo del 8 de octubre del 2007 de la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, sobre el diferendo lindante de Nicaragua y Honduras, es histórico. Pone fin a diferencias limítrofes de varias décadas y a un juicio de 8 años, cuando Nicaragua demandó a Honduras el 8 de diciembre de 1999. ¿Como la información, la comunicación, los medios y los comunicadores podemos contribuir a disipar las tensiones entre vecinos y robustecer una visión de futuro para la integración centroamericana?

La evidencia empírica permite afirmar que en el plano político regional los medios de comunicación y los periodistas fueron un factor estratégico para ponerle fin a los conflictos bélicos en la década de los 80 y que su actuación post conflicto, fueron claves para iluminar, reflejar, influir y moldear conductas y actitudes positivas sobre el proceso de transición hacia la paz, emprendidos por los pueblos y gobiernos del área. Sin pesimismo decimos que la transición no ha sido fácil y prolongada. Un proceso de transición hacia la paz, de organizaciones guerrilleras a instituciones armadas; del diálogo a la concertación a la búsqueda de la reconciliación, a la reconstrucción, al desarrollo humano, a un balance de fuerzas razonables; a la integración para la superación de la pobreza; a la democracia, anhelo de los que coexistimos y habitamos en la «dulce cintura de América», (P.Neruda: Canto General).

No obstante estos anhelos se empañan cuando persisten diferendos limítrofes aun no resueltos, entre Nicaragua y Colombia. Nicaragua y Costa Rica. Ello provoca en la región, en el plano político, económico, social y militar, tensiones innecesarias que sumadas a intervenciones foráneas, incitan dinámicas distintas que no coinciden con los anhelos de paz y tranquilidad de las poblaciones de cada país. ¿Y que pasa? Mientras los sistemas económicos, y tecnológicos de comunicación, asi como los militares y de seguridad se mueven con celeridad a la «modernidad», los «contratos sociales» y los problemas limítrofes creados y heredados de la colonia, perpetúan los conflictos y hacen que nuestra región vaya a la zaga en su propio desarrollo. Esta asincronía de los sistemas repercute y genera una secuela de sentimientos y «enfermedades sociales» en nuestra región casi incontenible de: desilusión, abandono, orfandad, migraciones, crecimiento de la violencia y el crimen. Impunidad, cultura de violencia, ineficiencia de los Estados. Corrupción. inseguridad ciudadana. Debilidad institucional, injusticia, desconfianza en las Instituciones.

Después de leer diarios de Honduras y Nicaragua, viendo la tele y escuchando la radio, a raíz del fallo de la CIJ, que delimita la frontera marítima entre Nicaragua y Honduras, se hace evidente que los medios en cada país, atizan el diferendo y ponen en cuestión el fallo de la Corte. Prolongando en la mente de las audiencias de Centroamérica la controversia, lo que abona a que los esfuerzos de integración para coexistir «bajo una sola casa y una misma bandera» se sigan postergando. «Es la comunicación, como lo indica el Dr. Luis Ramiro Beltrán, consustancial a la existencia humana en sociedad y a la configuración de la cultura, la comunicación es la savia que alimenta la interrelación entre los seres humanos. Es la herramienta crucial tanto para conformar la tradición que asegura la conservación como para forjar la innovación que impulsa a la evolución. Por eso es que la preservación de toda sociedad y su cultura, así como el cambio de ellas, dependen primordialmente de la comunicación, el proceso de intercambio de experiencias vitales por medio de la transacción de símbolos».

Y como a los comunicadores nos gusta preguntar, conocer, investigar y cuestionar para entender los hechos y poder explicar los fenómenos, hay preguntas que surgen en este nuevo contexto globalizante y dinámico en que se mueve la región centroamericana hoy: ¿Qué puede y debe hacer cada ciudadano de esta región por acercar la centroamericanidad en la vida cotidiana? ¿Es la integración de la región un asunto exclusivo del Estado? ¿Es la integración un asunto de capitales familiares transnacionales? ¿Cómo los comunicadores podemos contribuir a atenuar las tensiones que surgen? ¿Que podemos hacer junto a la ciudadanía? ¿Cuál debe ser el balance militar de fuerza que requieren los pueblos centroamericanos? ¿Qué deben de hacer los gobiernos para organizar este balance? ¿Que pueden hacer los empresarios de medios de comunicación para alcanzar una integración regional sin mayores traumas sociales? ¿Qué pueden hacer los medios ante los conflictos territoriales y la xenofobia?

Estas preguntas se relacionan a las percepciones de la gente en Centroamérica, a sus sentimientos de pertenencia, con la comunicación, la imagen propia, las autoestimas nacionales, las ideas que cada uno tiene sobre su país, sobre si mismo, sobre el país del otro. Todo ello también está relacionado a valores tales como: la libertad, la democracia, la justicia, la equidad, la solidaridad, el sentido de cultura y comunidad. De la promoción y de la práctica adecuada que de estos ideales y valores hagamos los comunicadores y los medios masivos de comunicación, contribuiríamos sin duda alguna y, sobre la base de los mismos, a la creación de un pensamiento comunitario para construir la «centroamericanidad».

El mapa de Nicaragua ha cambiado debido a los problemas limítrofes. Nicaragua ha perdido una gran cantidad de su territorio en los años 1960, en diferendos con Honduras. Nicoya y Guanacaste con Costa Rica. Solamente a través de un esfuerzo sostenido y de presencia del Estado en los diversos territorios asi como acciones de información y comunicación adecuada, podríamos lograr un ejercicio efectivo de soberanía sobre nuestros limites fronterizos. ¿Pero, en donde estamos?

Por una parte los Estados de la región carecen de políticas públicas de información y de estrategias de comunicación que contribuyan a crear una visión compartida de la integración y de sus procesos. Prevalece la desarticulación comunicacional, las poblaciones desconocen los planes o iniciativas de desarrollo regionales, lo que no contribuye a disuadir y disipar los conflictos que se generan en el proceso. Por ello urge realizar acciones que estimulen la construcción de una visión compartida del proceso regional de integración.

Periodistas, comunicadores y empresarios de medios de comunicación tenemos como desafío, antes de difundir información sobre los problemas de migración, conflictos de soberanía y controversias territoriales, pensar primero en la gente. Segundo: que quiero yo que la gente sepa sobre el tema, que quiero que la gente sienta, y que quiero que la gente haga con respecto al mismo.

Es apremiante explorar enfoques comunicacionales integradores y que la idea suprema que guíe la actividad de la información y comunicación es que, el fin ultimo del proceso de reconciliación, dialogo, consenso o disenso para robustecer el proceso de integración regional no pasa por la supresión de los conflictos únicamente, sino por la creación de nuevos espacios de comunicación, de «nuevas formas de comunicar para nuevas formas de pensar y actuar de las audiencias de la región».

La solución de controversias territoriales hacen imperativo un proceso de reconciliación regional que implica la aceptación por todas las partes de una sola legitimidad, el acatamiento por todos de un estado de derecho regional incluyente, el consenso sobre un marco de autoridad común y compartida. Siendo este marco de carácter ético y jurídico sobre la reconciliación lo que podría ser un pilar y sostén de este estado de derecho regional. Sin un «contrato social» entre Estados, empresarios de medios y organizaciones regionales de sociedad civil en Centroamérica, difícilmente se establecerá el «posicionamiento», en la mente de las audiencias, el concepto de «comunidad centroamericana» en favor de la construcción de un nuevo orden regional. Este «contrato social» debe destacar que los pueblos de la región y las personas, son tan importantes para la integración, como los imperativos económicos y políticos regionales.

Arturo Zamora Cortes es Sociólogo y comunicador social