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A propósito de un artículo de Lluís Bassets en el global-imperial

Contra el método de la descalificación, la chulería y el engaño

Fuentes: Rebelión

Que el global-imperial en uno de sus editoriales y que varios de sus cortesanos «plumillas-letraheridos» iban y seguirán lanzando truenos y vómitos sobre Syriza durante esta semana, era de esperar. Que alguien que proviene del espacio-PSUC, amigo además en su momento de grandes referentes del comunismo hispánico y catalán, se haya pronunciado en los términos […]

Que el global-imperial en uno de sus editoriales y que varios de sus cortesanos «plumillas-letraheridos» iban y seguirán lanzando truenos y vómitos sobre Syriza durante esta semana, era de esperar. Que alguien que proviene del espacio-PSUC, amigo además en su momento de grandes referentes del comunismo hispánico y catalán, se haya pronunciado en los términos en los que lo ha hecho era menos previsible. Sea como fuere, fríamente, mirando desde la distancia, ha sucedido lo de casi siempre: la larga -a veces no tan larga- marcha hacia la conversión invertida, el acomodo en el sistema y la defensa de posiciones fuertemente derechistas. Me estoy refiriendo a Lluís Bassets y su artículo del pasado martes: «Contra el método europeo» («Syriza contra el método europeo» en la versión electrónica). El subtítulo: «T sipras no impugna la austeridad ni el euro, sino la solidaridad entre los socios de la UE». ¿Tsipras impugna la solidaridad entre los «socios» de la UE, es decir, entre los países miembros? ¿Syriza impugna la solidaridad? ¿De qué solidaridad habla Bassets en el imperial?

Los siete puntos de su escrito:

El preámbulo: «La unión cada vez más estrecha de los europeos, incluida en el texto del propio Tratado de la UE, es hija de un método único, que solo ha funcionado continuadamente en el territorio cansado de guerras y genocidios de nuestro continente. Este método es el del consenso, obtenido siempre mediante pequeños pasos, que van creando unas solidaridades prácticas y contribuyen a una solidaridad política mayor entre todos los socios». ¿El consenso? ¿Entre quienes? ¿Qué tipo de solidaridad de está creando? ¿Entre qué sectores sociales? ¿Entre estados y grandes corporaciones?

Teoría de juegos elemental… y falsa: «No está escrito en ningún tratado, pero todos saben que de las reuniones europeas nadie debe salir derrotado. La Unión Europea es exactamente el mecanismo contrario del juego de suma cero, en el que lo que gana uno lo pierde el otro. De ahí que el Consejo Europeo sea una fabulosa máquina de componendas, que permite a cada Gobierno regresar a casa con la cesta suficientemente llena aun después de haber cedido en sus pretensiones». ¿Cada Gobierno regresa a casa con la cesta suficientemente llena? ¿De qué y defendiendo qué intereses? ¿Con qué éxitos han llegado esa cesta muchos gobiernos del Sur de Europa?

El primer golpe: «Hubo un momento en que parecía que Tsipras lo había entendido (¡parecía que lo había entendido, habla así!). Hasta el pasado viernes, cuando el primer ministro griego anunció unilateralmente un referéndum que traslada la decisión sobre la última propuesta europea directamente al voto de los ciudadanos. Jean-Claude Juncker se lo aclaró ayer en la sala de prensa de la Comisión: los griegos no decidirán sobre el euro, sino que votarán si quieren seguir participando de la solidaridad europea. Tienen todo el derecho a hacerlo, naturalmente, pero también deben saber lo que se juegan». ¿Decisión unilateral, así, sin más, después del nuevo chantaje made in FMI, incluso de su expulsión del eurogrupo? ¡Claro que los griegos no decidirán ahora sobre el euro, por supuesto!. Por el momento no aunque puedan inferirse derivadas sobre el asunto tras el referéndum. Pero votarán, de hecho, como apunta la imaginación de Bassets, ¿si quieren seguir participando de la solidaridad europea? ¿Solidaridad? ¿En la solidaridad o en la destrucción guiada por la férrea mano tenebrosa de Frau Merkel y sus instrumentos?

El trilema natalicio: «La UE ha resuelto, mal que bien, pero hasta ahora mejor que nadie, el célebre trilema de Dani Rodrik entre democracia, soberanía y globalización, que solo permite salvar dos elementos de los tres en juego y obliga siempre a renunciar al tercero». La fórmula europea, en opinión de Bassets, «funciona por la atenuación que produce el consenso: la democracia de cada socio queda sometida a la democracia de los otros y al acuerdo de mínimos entre todos; la soberanía se comparte: y la globalización se controla y gobierna desde Bruselas y desde el Banco Central». Así, en su opinión, es como Europa ha superado el trilema. ¿Sometida a la democracia de los otros y a los otros grandes poderes? ¿Soberanía compartida? ¿Con quién, con los mandatarios europeos y sus representados, los grandes poderes económicos y financieros? ¿Qué globalización se controla desde Bruselas y el BCE? ¿La que ayudó, en primera fila del macabro espectáculo, a la destrucción de Libia?

Nueva estocada: «El golpe antieuropeo de Tsipras pone en juego la democracia directa [¡el nombre de la bicha!] y acciona la plena soberanía, pero si los griegos quieren seguir en la globalización deberán renunciar de nuevo y aceptar que también se les gobierne desde la UE. En caso contrario, les quedarán dos opciones: o caer en manos de un imperio que funciona verticalmente, sin métodos solidarios y, por cierto, sin democracia, como podría ser el ruso, o encarar la globalización en solitario con el riesgo de caer en el pozo de la depresión y la pobreza». ¿Golpe antieuropeo… de Syriza? ¿Está clara la amenaza? ¿O te sometes, que sería lo racional y razonable desde la perspectiva del siervo, el no hay alternativa de Miss Thatcher, o caes en manos del poder autoritario ruso o el futuro tiene para ti un nombre trinitario: pobreza, autoritarismo y marginación? ¿No hay más, no puede haber más?

El escenario del caos… ¿Del caos?: « Grecia forma parte de la UE desde 1981 y de la Alianza Atlántica desde 1952. A diferencia de España y Portugal, Grecia no tenía continuidad geográfica con el núcleo de Europa, era un país propiamente balcánico y su economía poco tenía en común con las de los países fundadores en el momento en que se tomaron las decisiones políticas de su integración. Si ahora se va de la UE, también será fruto de una decisión política, que revertirá incluso los efectos geopolíticos que tuvo su incorporación entonces y puede incluso aconsejar a Syriza el abandono de la OTAN». ¿Para que se enciendan más alarmas, las miliares en este caso? ¿Y qué problema habría si Syriza abandone la OTAN? Pero ¿no se trataba y trata también de eso? ¿No gritaba el joven Bassets aquello de «OTAN no, bases fuera»? Luego entonces si fuera el caso…

Ya está, hasta aquí Bassets. A modo de comparación: ¿qué tendrá que ver lo anterior con esto, con el d iscurso del primer ministro de Grecia anunciado el referéndum ante el chantaje de los acreedores? Lleva por titulo: » Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo». Impecable, democráticamente impecable.

«Compatriotas griegos,

Desde hace ya seis meses, el Gobierno griego ha estado librando una batalla en condiciones de asfixia económica sin precedentes, con el fin de implementar el mandato que el pueblo nos legó el 25 de enero. El objetivo por el que estábamos negociando con nuestros socios era poner fin a la austeridad y permitir así que la prosperidad y la justicia social regresaran a nuestro país. Era una propuesta por un acuerdo sustentable que respetara tanto la democracia como las leyes comunes de Europa y que nos condujera finalmente a una salida de la crisis. A lo largo de este período de negociaciones se nos ha pedido implementar los acuerdos pactados por los anteriores gobiernos mediante los memorandos, a pesar de que estos fueran categóricamente condenados por el pueblo griego en las recientes elecciones».

Sin embargo, prosigue Tsypras, ni por un momento pensaron en rendirse y traicionar la confianza ciudadana. Desafortunadamente, luego de cinco meses de duras negociaciones, «nuestros socios han emitido en el Eurogrupo de antes de ayer un ultimátum a la democracia griega y a su pueblo». Un ultimátum contrario, además, «a los principios fundacionales y a los valores de Europa, los valores de nuestro proyecto común europeo», claramente en caída constante hasta su total marginación.

Han pedido que el Gobierno griego acepte una propuesta que sume, a las anteriores, una nueva carga insostenible sobre el pueblo griego y que socava la recuperación de la sociedad y la economía griega. «Una propuesta que no sólo perpetúa el estado de incertidumbre, sino que acentúa aún más las desigualdades sociales». La propuesta de las instituciones incluye: «Medidas que conducen a una mayor desregularización del mercado laboral, recortes en las pensiones, más reducciones en los salarios del sector público y un incremento en el IVA de alimentos, restaurantes y turismo, mientras que elimina las exenciones tributarias de las islas griegas». Las propuestas violan directamente los derechos sociales y fundamentales de Europa: «demuestran que respecto al trabajo, la igualdad y la dignidad, en la mira de algunos de los socios e instituciones no existe un acuerdo viable y beneficioso para todas las partes que no sea la humillación de todo el pueblo griego». Estas propuestas-obligaciones principalmente «destacan la insistencia del FMI en una austeridad severa y disciplinaria y hacen más oportuna que nunca la necesidad de que las principales potencias europeas aprovechen el momento y lleven a cabo iniciativas que de una vez por todas pongan un final definitivo a la crisis de la deuda soberana de Grecia, una crisis que afecta a otros países europeos y amenaza el futuro mismo de la integración regional».

Compatriotas griegos, prosigue Tsypras, «ahora mismo descansa sobre nuestros hombros la responsabilidad histórica frente a las luchas y sacrificios del pueblo griego para la consolidación de la democracia y soberanía nacional». No son palabras vacías. «La responsabilidad por el futuro de nuestro país. Y esta responsabilidad requiere que respondamos al ultimátum basándonos en la voluntad soberana del pueblo griego. Hace poco tiempo, en una reunión del gabinete, sugerí la organización de un referéndum para que el pueblo griego pudiera decidir de una manera soberana». La sugerencia fue aceptada por unanimidad. Mañana (lunes), concluye el primer ministro griego, «la Cámara de representantes será convocada de urgencia para ratificar la propuesta del gabinete de cara a un referéndum el próximo domingo, 5 de julio, sobre la consulta de aceptar o rechazar la oferta de las instituciones».

Compatriotas griegos, concluye finalmente, «ante el chantaje del ultimátum, que nos exige aceptar una severa y denigrante austeridad sin fin y sin ninguna expectativa de recuperación social y económica, os pido que respondáis de manera orgullosa y soberana, como la historia del pueblo griego lo demanda. Ante el autoritarismo y la austeridad inflexible, responderemos con democracia, en calma y decisivamente». Grecia, la cuna de la democracia, aunque fuera y haya sido muy mejorable, «enviará una respuesta democrática resonante a Europa y a todo el mundo. Estoy personalmente comprometido a respetar el resultado de vuestra elección democrática, cualquiera que sea». ¡Cualquiera que sea!. Tsypras está absolutamente convencido de que la decisión «honrará la historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad al mundo. En estos momentos críticos, todos debemos recordar que Europa es el hogar común de los pueblos». En Europa, remarca, no existen, no deben existir, dueños e invitados. «Grecia es y seguirá siendo una parte integral de Europa, así como Europa es una parte integral de Grecia. Pero sin democracia, Europa será una Europa sin identidad y sin rumbo».

¿Alguna pega? Tsypras invita a todos los ciudadanos griegos «a demostrar unidad nacional y calma para optar por la decisión correcta. Por nosotros, por las futuras generaciones, por la historia de los griegos. Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo».

¡Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo! ¿Es eso lo que señala y comenta Bassets? ¿O es otra cosa? Tal vez esto, como nos enseñara un gran lógico, matemático y narrador del siglo XIX: «la cuestión no son las palabras, la cuestión es saber quién es el que manda.. eso es todo».

¿Y quién manda aquí? O mejor: ¿quién queremos que mande?

 

Nota:

[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/29/actualidad/1435603283_285461.html

 

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