«Necesitamos muchos Chevrones» afirmó el director de YPF Miguel Galuccio en la décima conferencia organizada por el Consejo de las Américas en la Argentina. Auspiciada por las grandes corporaciones imperialistas del grupo Rockefeller, el ingeniero defendió las bonanzas del fracking y la necesidad de endeudamiento externo. «Es la hora de los hornos y no se […]
«Necesitamos muchos Chevrones» afirmó el director de YPF Miguel Galuccio en la décima conferencia organizada por el Consejo de las Américas en la Argentina. Auspiciada por las grandes corporaciones imperialistas del grupo Rockefeller, el ingeniero defendió las bonanzas del fracking y la necesidad de endeudamiento externo.
«Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la luz». Con esta invocación de José Martí, el Comandante Guevara comenzaba el mensaje a la Tricontinental, enviado desde las selvas bolivianas en 1967 con la histórica consigna de «Crear dos, tres, muchos Vietnam». Casi cincuenta años después, en el mismo país que viera nacer al líder guerrillero, un funcionario de un gobierno que se autodefine nacional y popular, Miguel Galuccio, a cargo de la parcialmente nacionalizada YPF, parece parodiar cínicamente aquel mensaje afirmando que «Necesitamos muchos ‘Chevrones’ en la Argentina«. La nueva consigna no nace desde la espesura de ninguna selva, sino desde la comodidad del Alvear Palace Hotel donde sesionó, el pasado 22 de agosto, la décima reunión anual del Consejo de las Américas.
La pretensión de Galuccio tiene dos antecedentes inmediatos: el discurso de Cristina Kirchner en un almuerzo en la sede de esa asociación en Nueva York en junio del 2012, donde además de elogiar a grandes corporaciones como Cargill, Procter & Gamble, Walmart y Monsanto, por primera vez hace pública su intención de acordar con Chevron. La segunda referencia fue la del mismo Galuccio el 28 de septiembre de ese año, en el mismo lugar. Según informó el diario «Tiempo Argentino» ese almuerzo exclusivo para YPF estuvo organizado por Susan Segal, la titular del Consejo, y las sillas estuvieron ocupadas en un 90% por empresarios de bancos, petroleras y grupos financieros estadounidenses y canadienses. También participó el presidente de Chevron para América Latina y África, Alí Moshiri y por la parte argentina el gobernador de Entre Ríos y mentor político de Galuccio, Sergio Urribarri, el embajador Jorge Argüello y el titular de la Corporación América y socio de YPF, Eduardo Eurnekian. Lo que se trató puntualmente fue el memorando de entendimiento firmado con Chevron para explorar el petróleo y el gas del yacimiento de Vaca Muerta, posibilidad que surgió luego de aprobada la ley de recuperación de la firma y la expropiación del 51% de las acciones que ostentaba Repsol en YPF. El diario oficial agregó que en el almuerzo participaron también representantes de la firma Exxon, uno de los tres colosos del petróleo mundial, que desde hacía unos meses miraba seriamente el nuevo perfil de YPF y se proyectaba como firmante de una carta de entendimiento con la empresa argentina.
Para comprender a cabalidad la nueva consigna esgrimida por Miguel Galuccio es necesario recordar el origen y finalidad del llamado «Consejo de las Américas». Fue fundado por David Rockefeller en 1965, sobre la base de la iniciativa privada y el libre comercio (1). Con esta ideología privatista y liberal, el organismo nuclea actualmente a más de 200 grandes compañías del mundo (2). Pero lo que llama poderosamente la atención es que en medio de un reducido grupo de bancos de capital muy concentrado, figura el Banco de La Nación Argentina; es decir, el Banco propiedad de todos los argentinos está asociado y subordinado a una corporación de empresas privadas estadounidenses y europeas controladas y dirigida por David Rockefeller.
La relación del kirchnerismo con el Consejo de las Américas se remonta a los primeros días de gestión presidencial. Néstor Kirchner realizó su primera conferencia en el Consejo en julio de 2003; en esa oportunidad se reunió con David Rockefeller y William Rhodes, presidente emérito de la America Society y el Consejo de las Américas, además de director ejecutivo del Citigroup y Citibank. Su esposa Cristina asistió, ya como presidenta de la Nación, en el mismo año de su asunción; a partir de ahí estableció una estrecha amistad con Susan Segal, mano derecha de Rockefeller y ejecutiva del Chase Manhatann Group.
Las simpatías de Cristina Kirchner hacia el grupo Rockefeller ya habían sido destacadas por el diario «Clarín» durante su primera campaña electoral. Opinaba ese periódico: «Pero genera simpatías en esos círculos de inversores acaudalados que llevan generaciones triunfando en los negocios, como la familia Rockefeller, fundadora de la America Society. En ese lugar de reuniones, donde se da cita lo más granado de Wall Street, la Primera Dama conquistó a Susan Seagal que le aconsejó mostrarse en el plano internacional, tras varios encuentros en la mansión de la aristocrática Park Avenue».
A raíz de esta publicación, el analista político José Arturo Quarracino comentaba en esos día que «es evidente que la cronista del diario Clarín (uno de cuyos accionistas y dueño del diario es la banca Goldman Sachs) transmite un mensaje que va más allá de los lectores ocasionales: no sólo confirma que la aristocrática y oligárquica Sociedad de las Américas defiende la apertura de los mercados (al mejor estilo de la década de los ´80 y de los ´90), sino que además la candidatura de Cristina F. de Kirchner -y las otras que están jugando- no los pone nerviosos».
El Consejo de las Américas y el Plan Brady
El Consejo de las Américas y su staff de dirigentes y empresarios, fueron los responsables del fraude del Plan Brady a comienzo de los años noventa. Una mega reestructuración de deudas públicas para América Latina ideada por el Departamento de Estado norteamericano, impulsada por su vocero Nicolás Brady. El Plan sirvió para «legitimar y legalizar» las espurias deudas externas americanas, e implementar un plan financiero tendiente a re-endeudar y privatizar las empresas públicas. Ya para aquellos años, George Bush padre había expresado que los esfuerzos del gobierno argentino por privatizar empresas públicas y desregular y modernizar la economía debía ser recompensados con una reestructuración de la deuda con los bancos.
En 1991, Domingo Cavallo fue designado Ministro de Economía de la Argentina. Se dictan tres leyes vitales para la política de endeudamiento compulsivo: Ley de convertibilidad 23.928, la Ley de Administración Financiera 24.156, y la modificación de la Carta Orgánica del BCRA para trasladar el manejo de la deuda pública a la esfera del Ministerio de Economía. En enero de 1992 se firma los convenios del Plan Brady con el JP Morgan y el Citibank a los efectos de la preparación del Plan Financiero donde se intercambiarían los títulos de deuda. Para los trabajos de consultoría se contrató a Price Waterhouse. El 2 de junio se presenta el plan donde se establecen los términos del canje y se pactan las suculentas comisiones para las entidades intervinientes.
Las peripecias en la preparación de la estafa denominada «Plan Brady» continúan. En marzo de 1992 se firmó un acuerdo Stand By con el FMI de 3.000 millones de dólares. El 7 de Abril, en Santo Domingo, Cavallo se reúne con William Rhodes, titular del Comité Coordinador de los 320 bancos acreedores de nuestro país, firmando el acuerdo provisorio por el cual Argentina se acogía a los supuestos beneficios del Plan Brady. William Rhodes es Presidente Emérito del Consejo de las Américas. Dentro del plan financiero, tanto el FMI como el Banco Mundial y el BID prestaron 3.600 millones de dólares para comprar las garantías de la operatoria del Brady. Los denominados «Bonos cupón cero» del Tesoro de los Estados Unidos fueron nueva deuda contraída.
Finalmente, el 4 de diciembre de 1992, Menem firma el decreto 2321 por medio del cual autorizó al Ministerio de Economía a realizar las tratativas correspondientes para llevar a cabo el canje de los 32.000 millones de dólares que implicó el Plan Brady. En aquella oportunidad si la Argentina hubiera optado por comprar sus títulos y deuda a precio de mercado, con tan sólo 5.868 millones de dólares hubiera podido comprar los 23.000 millones de capital y los 8.000 de intereses atrasados. Los resultados de la operatoria consistieron en una reducción del 8,1% del capital negociado de 32.670 millones de dólares, pero esa quita quedó sin efecto si se toma en cuenta el nuevo endeudamiento contraídos con los organismos multilaterales de crédito.
LOS PLANES BRADIES EN AMÉRICA LATINA
País | Deuda/PBI | Deuda | Deuda bajo el Brady | Red.deuda/Brady |
México (1989) | 56,4% | 99.200 millones | 48.300 millones | 6.800 millones |
Venezuela (90) | 77,5% | 32.400 millones | 19.700 millones | 1.920 millones |
Uruguay (1991) | 49,30% | 4.400 millones | 1.610 millones | 630 millones |
Argentina (1992) | 35,6% | 65.400 millones | 32.000 millones | 2.360 millones |
Brasil (1992) | 30,4% | 121.000 millones | 40.600 millones | 4.970 millones |
Ecuador (1996) | 104% | 14.100 millones | 4.520 millones | 1.180 millones |
Perú (1997) | 53,3% | 29.000 millones | 8.500 millones | 3.900 millones |
La Estafa del Plan Brady
El Plan Brady implicó una enorme estafa para los países latinoamericanos. No sólo se canjearon deudas con casi nada de quita (cuando hubieran podido adquirir esa misma deuda a valor de mercado con un quinto de los dólares reconocidos), sino que principalmente implicó la aceptación y cuantificación de las deudas externas que los países no tenían registrada. En el caso de Argentina, la deuda externa estaba siendo investigada por la Justicia Federal (3). En ella se comprobó que el Estado Nacional no tenía registros contables de la misma, y lo debido era producto de grandes fraudes cometidos contra el patrimonio público por bancos y empresas privadas. Que las contrataciones de deudas eran ilícitas, y las empresas estatales habían sido falsamente endeudadas.
Así la deuda nueva, producto del Plan Brady, había sido determinada y cuantificada por un comité de bancos acreedores liderados por el JP Morgan y el Citibank, ambos integrantes del Consejo de las Américas. Como destaca el historiador Alejandro Olmos Gaona (3), en los contratos del Brady se pactaron una variedad de cláusulas jurídicas que colocó al país a merced de los acreedores. Alguna de ellas mencionadas por Olmos Gaona son:
– Se pactaron la prórroga de jurisdicción a los tribunales de Nueva York, Londres y Frankfurt. Se constituyeron domicilios alternativos en instituciones financieras a las cuales la Argentina era ajena, dejándose bien en claro que el acreedor tenía facultades para notificar en el domicilio alternativo.
– Se renunció a oponer la defensa de inmunidad soberana aún en los procesos de ejecución. Se pactaron intereses sobre intereses, consagrándose el anatocismo. El Estado se hizo cargo de la totalidad de los gastos de la operatoria, aún de aquellos que correspondían a los bancos intervinientes en el canje. Tales gastos incluyeron los honorarios y gastos de asesores legales, operadores, comisionistas y aún de aquellas erogaciones sin determinar.
– Se estableció que si una o más disposiciones contenidas en los contratos fueran nulas, ilegales o no ejecutables, dicha nulidad, ilegalidad o no ejecutabilidad no invalidarían ni harían ilegal los términos de estos. El Estado renunció a utilizar cualquier disposición legal que tornara nulo o ilegal cualquier cláusula del contrato.
– Se pactó que ante cualquier controversia que pudiera suscitarse, la Argentina aceptaba ser notificada por correo; y en caso de que el Agente de cierre (Citibank) no notificara a la Argentina o ésta no recibiera la notificación, igualmente quedaba notificada.
– Se estableció que los actos materia de los contratos eran de derecho privado y no de derecho público, y en consecuencia la Argentina trataba con los banqueros como un simple particular, renunciando a todos sus derechos soberanos.
– Se estableció que ni el Citibank ni el Morgan, sus directivos, funcionarios, operadores, agentes o empleados, serían responsables por cualquier medida adoptada u omitida, ni serían responsables por incumplimiento, negligencia o mala conducta.
– El Citibank preparó los dictámenes legales de todos los abogados de la Argentina en EE.UU., Inglaterra, Francia, Japón y Alemania, llegándose al extremo de haber redactado el dictamen del Procurador del Tesoro y del Asesor legal del Banco Central.
Los candidatos del Consejo de las Américas
Es interesante observar quiénes son los políticos que asisten a estas célebres conferencias organizadas por el Grupo Rockefeller. En la décima reunión anual del Consejo de las Américas en Buenos Aires, además de los funcionarios y dirigentes kirchneristas, también estuvieron presentes algunos representantes de la derecha explícita como son Mauricio Macri, Francisco De Narváez, Sergio Massa, Ignacio De Mendiguren y Héctor Méndez de la UIA; y dirigentes de la socialdemocracia como Margarita Stolbizer y el «socialista» Antonio Bonfatti, entre otros. Desde su creación y reuniones anuales en la Argentina, el Consejo de las Américas siempre planifica sus invitaciones con especial consideración de los personajes presidenciales.
Así, en el año 2007 la reunión contó con la presencia de Martín Redrado, Alberto Fernández, Julio Devido, Miguel Peirano como funcionarios públicos, y una sesión especial de clausura con la senadora y candidata a presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En 2008 se reitera la participación de funcionarios como Julio De Vido, Martín Redrado, Sergio Massa y Héctor Timerman. En 2009 participó Amado Boudou, Aníbal Fernández, Débora Giorgi, Mauricio Macri, Mario Das Neves, Juan Manuel Urtubey, Redrado, Ernesto Sanz, Francisco Narváez y Agustín Rossi. En 2010 y 2011 se reitera la presencia de Amado Boudou, Giorgi, Aníbal Fernández, Urtubey, sumándose a la partida Ricardo Alfonsín, Ricardo Lorenzetti, Felipe Solá y Hermes Binner.
Galuccio, Chevron y Malvinas
No es casualidad la designación de Miguel Galuccio como CEO de YPF. Integró hasta hace muy poco tiempo la consultora Schulemberger, empresa dedicada a brindar servicios tecnológico en exploración y explotación de hidrocarburos a las principales compañías petroleras anglo norteamericanas como Exxon, Chevron y British Petroleum. Schulemberger comparte accionistas con Chevron, Monsanto, Barrick Gold, entre otras corporaciones internacionales. Todas ellas auspiciantes de las reuniones anuales del Consejo de las Américas.
Más que sugestivo fue el agradecimiento y afectuoso saludo brindado por Miguel Galuccio a Susan Segal, presidente del Consejo de las Américas en la décima conferencia en Buenos Aires. «Susan, para mí siempre es un placer estar aquí y agradecer tu colaboración constante» sostuvo Galuccio. Agradeció especialmente a Susan Segal «por seguir la gestión de YPF desde los primeros días», y disparó la desdeñosa frase «necesitamos muchos Chevrones», además de afirmar que «El shale es lo que Dios nos dio para comer» . También sostuvo que YPF está mirando el 2014 y la «búsqueda de oportunidades para acceder a los mercados internacionales de deuda».
Los principales dueños de la consultora Schulemberger son las sociedades y fondos de inversión: Vanguard Group Inc., State Street Corporation, Price (T.Rowe) Associates Inc, Capital Research Global Investors, BlackRock Institutional Trust Company, Fidelity Management and Research LCC, Bank of New York Mellon Corporation y la J. P. Morgan Chase & Company , entre otros. Todos ellos son también propietarios accionistas de Chevron Corporation, ConocoPhillips Company y la Exxon Móbil.
Unos de los fondos propietarios de Schulemberger y Chevron es Blackrock Institutional Trust Company. Dicho fondo de inversión es propietario de las acciones de Barrick Gold. Blackrock es un fondo de inversión norteamericano que posee el 2,9 % del paquete accionario en Pascua Lama. Es el principal accionista de la petrolera British Petroleum. A su vez, la propiedad del fondo la detenta el banco Merill Lynch y PNC Financial Servicies Group. Dos entidades financieras controladas por Barclays, JP Morgan & Chase Manhatan Bank, The Capital Group, y Fidelity Management & Research. Blackrock es accionista de Falkand Oil and Gas y Borders & Southern Petroleum, petroleras que buscan crudo en Malvinas.
Falkand Oil and Gas es Asset Management tiene como accionistas a Borders & Southern Petroleum y Credit Suisse First Boston Bank. Estas dos firmas son a su vez accionistas minoritarias de Barrick Gold en Pascua Lama. Así, el Estado Nacional realizó un acuerdo entre YPF y Chevron, incumpliendo lo dispuesto por la Ley 26.659 (6) que establece severas sanciones a empresas británicas que operen en nuestro territorio y tengan vinculaciones accionarias con las petroleras que operan en Malvinas. Cabe recordar, que la ley continúa sin reglamentación por parte del Poder Ejecutivo Nacional.
Corolario imperialista
En síntesis, e intentando establecer responsabilidades históricas, debemos concluir que las grandes corporaciones mundiales se valieron del Consejo de las Américas para expandir sus negocios y condicionar las economías de los países dependientes para su propio beneficio. Fomentaron las dictaduras latinoamericanas hasta que el desprestigio militar las volvió inoperables, entonces las sustituyeron por gobiernos «democráticos» que, en general y hasta el día de hoy, mantienen las mismas estructuras neoliberales impuestas por los socios del grupo Rockefeller. En este contexto, se firma el acuerdo con Chevron.
Curiosas maneras tienen los políticos de defender la soberanía nacional «y popular». Fue más que premonitoria aquella reflexión del Gral. Perón poco antes de su muerte: «si alguna vez llegase a haber otro golpe, el pueblo quedará tan derrotado que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar, con el voto popular, los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos.»
NOTAS
(1) Dice en sus fundamentos que «El Consejo de la Américas es una organización de negocios cuyos miembros comparten un compromiso común con el libre comercio y los mercados abiertos a través de las Américas. Nuestros programas e intermediación tienden a informar, alentar y promover mercados libres e integrados para beneficio de las compañías que forman parte de nuestra membresía , así como de los Estados Unidos y de todos los pueblos de las Américas.»
(2) Se destacan American Express, Bank of America, Barrick Gold, BlackBerry, Bridas Corporation, Cargill, Chevron, Cisneros Group, Citigroup, Coca-Cola, Colgate Palmolive, Credit Suisse, Deutsche Bank, Exxon Mobil Corporation, Financial Times, Ford Motor Company, General Electric, General Motors, Goldman Sachs, Grupo Televisa, Hewlett-Packard, IBM, Johnson & Johnson, J.P. Morgan, McDonald’s Corporation, Microsoft, Mitsubishi, Monsanto, Petrobras, Repsol, Shell International, Standard & Poor’s, Techint, Telefónica Internacional USA, Wal-Mart, The Western Union Company, entre otras.
(3) Causa 14.477/82, denominada «Olmos, Alejandro s/denuncia», tramitada ante el Juzgado Federal Nro 2.
(4) Olmos Gaona, Alejandro, La deuda Odiosa. El valor de una doctrina jurídica como forma de solución política, Ediciones Continente, 1° Edición, Buenos Aires, 2005.
(5) Olmos Gaona, Alejandro, Deuda Externa Argentina. Antecedentes históricos, Seminario, 2001.
(6) ARTICULO 2º, Ley 26.659 .- Se prohíbe a toda persona física o jurídica, nacional o extranjera, que realice o se encuentre autorizada a realizar actividades en la República Argentina y sus accionistas a: 1. Desarrollar actividades hidrocarburíferas en la Plataforma Continental Argentina sin haber obtenido la habilitación pertinente emitida por autoridad competente argentina; 2. Tener participación directa o indirecta en personas jurídicas, nacionales o extranjeras, que desarrollen actividades hidrocarburíferas en la Plataforma Continental Argentina sin haber obtenido la habilitación pertinente emitida por autoridad competente argentina, o que presten servicios para dichos desarrollos; 3. Contratar y/o efectuar actividades hidrocarburíferas, transacciones, actos de comercio, operaciones económicas, financieras, logísticas, técnicas, actividades de consultoría y/o asesoría, ya sea a título oneroso o gratuito, con personas físicas o jurídicas, nacionales o extranjeras, para que desarrollen actividades hidrocarburíferas en la Plataforma Continental Argentina sin haber obtenido la habilitación pertinente emitida por autoridad competente argentina.
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