A continuación abordaremos el proceso por el cual Página 12 y La Nación implantaron en la agenda mediática la disyuntiva acerca de la transparencia en las elecciones tucumanas. Este mecanismo intenta sumar puntos para los candidatos que representa cada periódico y busca desplazar del eje de la discusión la brutal represión que sufrieron los manifestantes […]
A continuación abordaremos el proceso por el cual Página 12 y La Nación implantaron en la agenda mediática la disyuntiva acerca de la transparencia en las elecciones tucumanas. Este mecanismo intenta sumar puntos para los candidatos que representa cada periódico y busca desplazar del eje de la discusión la brutal represión que sufrieron los manifestantes cuando denunciaban este mismo hecho.
El 23 de agosto se realizaron las elecciones para gobernador en Tucumán (Argentina). En este contexto, el proceso electoral quedó en tela de juicio por diversas denuncias realizadas por todos los partidos opositores al Frente Para la Victoria, quien se quedó con el triunfo (Juan Manzur). Ante esta polémica, miles de personas y partidos políticos decidieron convocarse el lunes 24 a la noche. La iniciativa terminó con una indiscriminada represión policial, un enfrentamiento con un sector de los manifestantes, varios heridos y cuatro detenidos del Partido Obrero.
Este hecho, que sin lugar a dudas tiene todos los componentes periodísticos de una noticia, apenas fue abordado por La Nación y Página 12, diarios que prefirieron iniciar fuego cruzado sobre la legitimidad o no de las elecciones tucumanas. La Nación dispara («¡fraude!»), Página 12 responde («¡victoria!»), para ninguno la represión fue una noticia, solo un detalle.
La represión que se vivió en Tucumán es ineludible para La Nación, sin embargo una lectura en profundidad de su relevamiento muestra que sólo fue abordada como un detalle. La Nación no se molestó en describir a fondo el uso ilegítimo de la fuerza policial la noche del 24, ni de publicar los nombres de los heridos o su pertenencia política. Un claro ejemplo de ello es la nota titulada «Juan Manzur suspendió un viaje a Buenos Aires, donde iba a reunirse con Cristina», del 25 de agosto. Allí se nombra que hubo una «brutal represión», sin embargo cuando se quiere hacer foco sobre el «¿qué pasó?» (Subtítulo que aparece en la nota), se vuelve a hacer luz sobre las urnas quemadas y las denuncias de fraude.
En otra nota del 26 de agosto titulada «Unánime condena por la represión en Tucumán y denuncia opositora de fraude», sucede lo mismo pero con una intencionalidad política aún más clara: allanarle el terreno político a la oposición de la derecha de cara a las elecciones presidenciales de octubre. Nuevamente la «represión» funciona como una descripción del «caos que se vivió en Tucumán» más que como una noticia en sí misma. La elección editorial en este sentido es clara ya que se entiende que una denuncia de fraude incide en el tablero político hacia las elecciones de octubre más que las integrantes del Partido Obrero heridas y las detenciones de Felipe Navarro y José Kobak a quienes ni se los nombra.
Página 12, por su parte, asumió la disputa que La Nación instaló y comenzó a devolver los golpes con una serie de notas sobre la disyuntiva sobre el fraude. Sin embargo, de alguna manera, la forma en la que abordó la represión sufrida por los manifestantes fue similar a La Nación ya que decidió no adentrarse en el hecho y las ineludibles responsabilidades que el actual gobernador José Alperovich (Frente Para la Victoria) tiene.
Este diario, al menos, publicó una crónica denominada «Un final con represión», pero el abordaje fue claramente usado para defender su posición: no hubo fraude. La descripción de la manifestación busca reflejarla como un desencantamiento cacerolero burgués al estilo 8N, mientras que cuando le toca hablar de cómo terminó el episodio se limita a señalar: «La actitud de los más exaltados terminó en represión indiscriminada. Al cierre de esta edición, la senadora radical Silvia Elías Pérez, que como el resto de los candidatos opositores había evitado mostrarse en la manifestación, apareció en las escalinatas de la Casa de Gobierno y pidió calma a los manifestantes, que en menor número volvían a agruparse al grito de ‘Que se vayan todos'».
El miércoles 26 en la nota de tapa nuevamente se pone el foco en que las elecciones fueron legítimas y en la nota principal ni se nombra la palabra represión. Mientras que sí sacaron una nota llamada «Imputaron al jefe policial», donde al menos se nombra la pertenencia política del detenido José Kobak. Finalmente en la nota de Página 12, en la que se retoma la voz de la presidenta («El estilo del diálogo era una postura»), no hay ni una sola mención a la represión.
En este sentido, si observamos cómo Página 12 ha abordado otro tipo de represiones (la sufrida por los trabajadores y pacientes del Borda, por ejemplo) vemos que la vara es claramente distinta ya que en ese caso el relevamiento realizado fue destacable y la noticia se cubrió de forma completa. Parecería entonces que hay represiones sobre las que conviene adentrarse en profundidad y otras que no tanto…
Notas relevadas
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