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50 años de la Asamblea de Periodistas de Izquierda en Chile

Cuando la prensa se puso al servicio de la revolución

Fuentes: Rebelión

Hace 50 años -los días 9, 10 y 11 de abril de 1971- en un salón de la Universidad de Chile alrededor de 320 periodistas se reunieron en la llamada Asamblea de Periodistas de Izquierda. A la instancia estuvieron convocados periodistas militantes de los partidos de la Unidad Popular, militantes del MIR e independientes de izquierda quienes se sentían comprometidos por el proceso que lideraba Salvador Allende. En un espacio marcado por la efervescencia revolucionaria que inundaba el país por aquellos días, profesionales de la prensa de Arica a Magallanes se reunieron a debatir durante tres días su aporte al proceso que llevaba Chile en marcha

Acto de Unidad de la Izquierda.

Manuel Cabieses, uno de los organizadores de la instancia, en su discurso inaugural comenta que la iniciativa nace después de que “la izquierda enfrentara unida una elección complementaria del Colegio de Periodistas en las provincias que comprenden desde Santiago al Maule”. Una experiencia a nivel gremial importante recuerda el histórico director de la revista Punto Final en su discurso, pues según sus propias palabras, “hace mucho no ocurría el fenómeno [en la prensa] como el que se venía dando a nivel nacional”. Eduardo Labarca, por en ese entonces redactor del medio el Siglo, recuerda que “el colegio de periodista estaba muy politizado en cuanto a los cargo que en él se elegían y hubo un entendimiento, se llegó a un acuerdo entre las dos fuerzas más importantes que éramos nosotros los comunistas y la gente vinculada a Punto Final y al MIR”. Labarca agrega que en general iban por caminos separados ya que, según comenta, “había cierta hostilidad o desacuerdos profundos pero que para esa elección se llegó a un acuerdo para impedir que la derecha ganara”.  

Así es que se denomina a Eliana Cea como la candidata de los periodistas de Izquierda. Labarca puntualiza que “se prefería hablar de periodistas de izquierda ya que no solo éramos los periodistas de los partidos de la UP. También habían de otras fuerzas fuera de la UP y mucho independiente que se sentían llamado a sumarse, a pesar de las múltiples diferencias, a lo que estaba pasando en Chile con Salvador Allende y la Unidad Popular”. Eliana Cea en ese entonces era periodista del El Mercurio, cabeza visible del dominio de la derecha en los medios de comunicación, por eso su elección no dejaba de ser simbólica. Tras este triunfo Cabieses, agrega en su discurso, los periodistas de izquierda quisieron “proyectar más aún su acción combativa y así surgió la Asamblea de periodistas de izquierda

La prensa en la Unidad Popular.

La instancia contó con la presencia de importantes dirigentes de la izquierda, incluyendo a Salvador Allende, quien fue uno de los oradores en la ceremonia de inauguración. Esto no es casualidad, ya que eran tiempos de fuerte disputa ideológica y, para Eduardo Santa Cruz autor del libro “PRENSA Y SOCIEDAD EN CHILE, SIGLO XX”, la prensa no pudo quedar ajena ello. Para el académico del Instituto de comunicación e Imagen de la Universidad de Chile “la prensa fue una herramienta de difusión y combate ideológico por la captación de los sectores que ocupaban lugares sociales, políticos e ideológicos intermedios” por lo que el tema referido a la prensa y los medios de comunicación y su rol en la transición al socialismo fue uno de los privilegiados en el seno de la izquierda.

En su libro el académico del ICEI recuerda que ya durante la campaña electoral la UP se había planteado el problema de la prensa y los medios de comunicación, y lo hizo desarrollando la misma política que había seguido la izquierda por años. Es decir, el cuestionar “la concentración monopólica de la propiedad de los medios, la denuncia de la manipulación de las conciencias y la necesidad de profundizar la democratización del sistema, por la vía del aumento de los emisores”. En el Chile de esos días los consorcios dueños respondían al mismo número de clanes que tenían el control económico del País y El Mercurio, COPESA y SOPESUR controlaban el 80 % de la producción nacional de prensa impresa. Esto generaba un constante choque entre el gobierno y la prensa opositora. En una recopilación hecha por el sociólogo francés Armantt Mattelar en un documento presentado en uno de los foros de la Asamblea, entre el 1 de enero  y el 28 de febrero de 1971 en El Mercurio, principal órgano de prensa de la derecha, “de 1.034 notas publicadas referidas a la acción del gobierno, 839 – ósea un 81% – eran de directa confrontación con el gobierno” y el 19% restante, eran notas que se consideran neutral puesto que no traían aparejada ninguna opinión con respecto a lo informado.

Esta clara desventaja en la presencia de la izquierda y el gobierno en los medios de comunicación de masas se veía acrecentada, según relata Santa Cruz, por el hecho de que el gobierno de la UP se encontraba imposibilitado en alterar el sistema de medios que consignaba la constitución de 1925 ya que el Estatuto de Garantías Constitucionales firmado, a petición de la Democracia Cristiana, lo impedía. El mismo Salvador Allende, a pocos de iniciado su gobierno, diría en una entrevista a Regis Debray (publicada íntegramente por la revista Punto Final) “no vamos a suprimir los medios de difusión que tiene la burguesía, vamos a aumentar los nuestros”  reafirmando así que la apuesta del gobierno en materia de Medios de Masas no rompía con la lógica liberal a pesar que algunos intelectuales y experto en comunicación, como Mattelat en el ya citado documento, planteaban de que el problema de los medios de comunicación no se enfrentaba con el hecho de abrir más medios de comunicación si no que, para hacerle frente a la manipulación mediática de la derecha, había que romper con la lógica liberal que primaba en ese entonces en la prensa.

EL punto de reconocernos como periodistas de izquierda.

A la asamblea concurrieron 320 delegados en representación de profesionales y trabajadores, periodistas jubilados y estudiantes que se reunieron en el Salón de La Reforma de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile para debatir y reflexionar sobre el momento histórico que vivían y como aportar al proceso revolucionario que estaba en marcha. A estos se les agregaba un grupo de periodistas militantes democratacristianos quienes, si bien no participaron de la instancia, si expresaron su saludos y felicitaciones por la Asamblea y estuvieron muy atentos a los debates dado y sus conclusiones.

Eduardo Labarca rememora que la Asamblea fue un espacio “de bastante emoción, de encontrarnos, de reconocernos y saber quiénes éramos”. El entonces redactor del Siglo agrega que en la asamblea llego mucha gente que ellos no esperaban “había periodista que eran de izquierda y nosotros no lo sabíamos, esa fue la gran novedad, periodistas que ahí se definieron de izquierda”. Pues para Labarca la gran sorpresa fue la fuerte presencia de periodistas de El Mercurio que fueron participe de la instancia, “había un CUP, que eran los Comités de la Unidad Popular, en El Mercurio. Esto gracias al apoyo y al trabajo de Sonia Edwards, de la familia Edwards, quien apoyo a los trabajadores para que se organicen y pudiesen levantar un CUP en el principal medio de la derecha. Pero no fue solo de El Mercurio donde vino la novedad, también llegaron periodistas de otros medios de la derecha, como la Tercera y Radio Agricultura”. Pues en efecto, si bien llegaron periodistas de muchos medios opositores al gobierno de la UP, fue la delegación de El Mercurio la más numerosa sobre pasando incluso a las delegaciones de los medios de izquierda más importantes.

El Mercurio y el falso mito de la Objetividad

El que El Mercurio haya sido la delegación más numerosa, es la muestra que el diario de Agustín Edwards es el medio de comunicación más grande existente en chile hasta ese entonces. Junto con ser el principal y más importante plataforma que ocupaba la oposición al gobierno de la unidad popular para criticarlo. Es por ello que dentro de la Asamblea tuvo un espacio significativo un documento presentado por la delegación de aquel medio. El informe que llevo la delegación y que se tituló ‘Periodistas desnudan a El Mercurio’, trabajadores del principal medio de los Edwards, describen detalladamente a ese monopolio editorial que está estrechamente ligado a una vasta gama de negocios industriales y financieros. En el documento se ve como el CUP, que con mucho esfuerzo funciona dentro de El Mercurio, ha ido realizando una activa tarea en ir dando a conocer el rol que juega en el concierto nacional aquella poderosa empresa editorial. En el documento se dan a conocer el patrimonio que hasta en ese entonces había amasado la familia Edwards, así como también la forma en que operaba el Clan Edwards en las diversas empresas en que tenían presencia y quienes eran los que operaban en favor de sus propios intereses.

De la misma forma en que la Asamblea se dispuso a analizar el imperio editorial de los Edwards, también se abocó a desmantelar la vieja tesis que el periodismo debía ser objetivo.  Es en este punto que el mismo Salvador Allende se suma al debate diciendo en su discurso “objetivismo como tal no puede existir si pensamos que en esta sociedad burguesa hay y tiene que haber un enfrentamiento entre grupos y sectores, entre clases sociales. Y que han sido las clases minoritarias, las que han detentado el poder, las que han comprado el poder, las que defienden sus granjerías y privilegios, las dueñas a su vez de los medios de prensa y de información”. Por su parte Labarca reflexiona “en la Asamblea se cuestiona el periodista objetivo y muchos periodistas tomaron partido y se definieron políticamente, independiente en el medio que trabajaran”. Esta discusión queda expresada en la declaración final, donde los participantes concluyen “estamos consciente de que, a través del periodismo objetivo, los explotadores tratan de hacer tragar su ideología a las masas bajo formas más sutiles, pero no por eso menos agresivas”, más adelante agregan “solo es verdaderamente objetivo el periodista que se identifica con el gran proceso histórico, revolucionario, que en estos días agita al mundo y que levanta su trinchera victoriosa en nuestra patria”.

La Operación verdad y la defensa al proceso

Desde el gobierno se había lanzado la llamada operación verdad para lo cual Allende les pide a los periodistas que se sumen a esta, con la cual el gobierno pretende “deshacer la imagen turbia con que nos han querido presentar en el exterior y, como chile en su lucha, es y sigue siendo una democracia formal”. Esta apuntaba a rebatir la campaña mediática que se orquestó desde la derecha y fu financiada por el gobierno norteamericano, como posteriormente demostraría el comité Chuch del senado de los Estados Unidos. Esta campaña convocaba al mundo de las artes y la Cultura y artistas del mundo entero se sumaban visitando Chile y donando obras de artes y así dando vida a un museo “Del pueblo y para pueblo». A los Artistas se les sumaban los periodistas y trabajadores de medios de comunicación quienes, al ser llamados a defender los avances del pueblo, no dudaron ni un minuto en sumarse a esta campaña. Así podemos ver como en la declaración final de la Asamblea, los concurrentes a esta, deciden poner a disposición todos sus esfuerzos al servicio de la llamada Operación Verdad.

Pero no solamente fue su disposición a la Operación Verdad la que se determinó en el encuentro, si no que se asumió que los periodistas debían ir en defensa de los avances del pueblo, lo que fue planteado por el mismo Allende en su intervención: “Estamos dando la batalla dentro de los marcos de la democracia burguesa y de las leyes que esta democracia burguesa dictó… Y hay que anotar entonces que nos hemos comprometido a respetar la libertad de información. Hay que entender que nosotros no buscamos el monopolio de la información. Y, por lo tanto, la lucha que da el gobierno del pueblo es mucho más difícil que la que han dado otros pueblos, que por los caminos de la insurgencia han alcanzado el gobierno y el poder. Nosotros estamos limitados voluntariamente por los compromisos contraídos y, por lo tanto, ustedes saben que otros seguirán contando con sus medios de información, que otros seguirán contando con los medios de difusión que les permitirán llevar, tergiversada, la información e interpretar torcidamente las actitudes del gobierno. Por eso la batalla de ustedes, y nuestra batalla, es mucho más difícil”.  Por su parte Felidor contreras, militante comunista y secretario del comité organizador, en su discurso plantea que “Nuestro quehacer viene a fortalecer los principios éticos del periodismo, que establecen que la libertad de prensa es el derecho del pueblo a estar veraz, leal y oportunamente informado” a lo que contreras agrega “en este terreno la Asamblea debe condenar en la forma más enérgica a los delincuentes del periodismo, a los traficantes de la sedición, a los vendepatria”.

Organización de los periodistas y desafíos que nunca se llevaron a cabo.

En su declaración fina dentro del desafío que se ponen los periodistas de izquierda es levantar una articulación que los ayude a ir consolidando el proceso revolucionario. Para ello se fijan una serie de metas en la que se incluye el ir avanzando en una gran federación sindical que agrupe a los trabajadores de los medios. Además, se crea una comisión relacionadora en la que estaban presentes todas las fuerzas políticas de izquierda y que era presidida por Eduardo Labarca del Partido Comunista. Sobre esto Labarca dice “después de la asamblea tuvimos un par de reuniones, una con Allende en donde le presentamos los documentos, y otras más, pero no se concretó lo acordado. Estábamos tan abocado al trabajo que hacíamos en nuestros propios frentes que por eso no lo llevamos a cabo” sentencia el octogenario periodista.