Está claro que las oligarquías mediáticas latinoamericanas, al servicio de los golpes de estado, son socias de un crimen que no puede quedarse impune. El crimen se llama traición a la voluntad de los pueblos, traición a su desarrollo, traición a su libertad de conciencia. La amenaza sistemática de los mass media capitalistas es un […]
Está claro que las oligarquías mediáticas latinoamericanas, al servicio de los golpes de estado, son socias de un crimen que no puede quedarse impune. El crimen se llama traición a la voluntad de los pueblos, traición a su desarrollo, traición a su libertad de conciencia. La amenaza sistemática de los mass media capitalistas es un problema de seguridad nacional y es preciso comprenderlo a fondo. Por eso es urgente discutirlo internacionalmente, desde las esferas de las bases hasta las esferas de sus mandatados democráticos. Para eso es ideal una Cumbre de Mandatarios en materia de Comunicación.
Como ya sabemos que una Cumbre de Presidentes por sí sola no puede resolver la totalidad de los problemas; como ya sabemos que en materia de mass media la lucha es dura y asimétrica; como ya sabemos que se trata de una Guerra, la Guerra de Cuarta Generación… lo pertinente es llamarnos a la movilización, a las tareas científicas y al esmero creativo para dar sustancia y cuerpo a las fuerzas nuestras en contra de la alienación, la explotación y el saqueo, bien visibles en Honduras a estas horas, bien sensibles en el mundo a estas alturas.
El delito golpista, que se cocina a diario en todo el continente, se auspicia con discursos magnicidas y con tesis desestabilizadoras que atentan principalmente contra la voluntad democrática de los pueblos. Harán uso de todas las formas represivas para prolongar su estancia delincuencial. Recurrirán al toque de queda, al cierre de medios de comunicación, a la criminalización y la persecución de los líderes democráticos… a lo que se les ocurra como necesario para salirse con la suya y complacer a sus jefes. Estén donde estén.
Zelaya paga ahora las consecuencias de un plan continental para descarrilar todo proceso democrático. ¿Quién sigue? Se ve claro, detrás de ésta operación traidora, cómo se pergeñan y ejecutan los pasos criminales. No los perdamos de vista ni un segundo. Nada en el manipuleo de los mass media oligarcas es casual ni inocente. Gastan dinero a mansalva y contratan operadores terroristas de toda calaña, llámense militares o paramilitares mercenarios o intelectuales de «prestigio». ¿Y nosotros qué hacemos mientras tanto? ¿Qué debemos hacer?
Buena falta nos hace un Encuentro Cumbre ex profeso, una asamblea organizativa para la Integración Comunicacional, una convocatoria continental hacia la emancipación comunicacional de los pueblos. No esperemos a ver cómo, en los meses próximos, impulsados por sus crisis, los poderes burgueses arreciarán combates contra todo lo que suene a libertad de expresión, independencia, expropiación o socialismo. No dejemos que nos aturdan. No esperemos a ver qué inventan para silenciarnos.
Necesitamos una Cumbre para ir hacia la libertad expresiva, plena y democrática, de las organizaciones sociales de base, de los trabajadores, de los campesinos… una cumbre con agenda propia para romper los bloqueos mediáticos y hacia un Proyecto Internacional de Políticas de Comunicación que ponga todos los recursos mejores al servicio del desarrollo socialista, desde abajo y no al servicio de los monopolios mediáticos.
Necesitamos de una lucha revolucionaria para la transformación del mundo, ayudados por la Comunicación y sus episodios mejores. Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Brasil… Honduras… todos hacia un encuentro resolutivo que enfrente, de una vez por todas, con las herramientas del internacionalismo revolucionario, un mal común, una tara que intoxica y degenera. Este es un pendiente histórico que no admite soluciones burocráticas aisladas ni pócimas sectarias. Necesitamos de una Cumbre que impulse, organizadamente, todos los debates necesarios, a estas horas, para combatir, sin eufemismos, las operaciones mass media burguesas que infestan con sus tufos alienantes cada rincón de la vida colectiva, de la conciencia individual y de las emociones todas. Contra las manías burguesas que infestan incluso a muchas «izquierdas».
Necesitamos planes conjuntos, tareas continentales, eventos sistemáticos, acopio de recursos y creatividad lúdico-revolucionaria para afianzar lo mejor que ya se hace, para emprender eso que han anhelado muchas generaciones de trabajadores en la cultura, en las artes, en la pedagogía y la didáctica, en la ciencia… para frenar, incluso, el negociado mafioso que perpetran los mass media burgueses, para frenar toda forma de chantaje que anhela eternizar el imperio del dinero sobre la democracia. Es inexcusable una acción internacional, un balance de costos, una denuncia de hurtos y un freno definitivo al modelo burgués en comunicación alienante.
Hablamos de una Cumbre de Presidentes Latinoamericanos dispuestos a oponer lo que se debe a estas horas en que la dependencia comunicacional nos agobia y amenaza con más de lo peor. Una Cumbre para la Comunicación, una re-definición continental sobre la comunicación necesaria y su dialéctica histórica. Un Cumbre bonita y combativa para la guerra simbólica que debemos ganar a toda costa. Buena falta nos hace la autocrítica sin los paradigmas burgueses.
Cumbre de presidentes voceros de sus bases y dispuestos a abrir espacios nuevos para la investigación científica de la comunicación en los años venideros, que la abra a la participación de todos y que se vuelva dinámica y creadora. Que se mueva por todas partes, que emprenda movilizaciones e intervenciones mundiales, que, de sur a norte, predique con ejemplos su necesidad de aprendizajes y su necesidad de consolidación democrática y socialista. Una Cumbre desde abajo. ¿Es mucho pedir? Por una Corriente Internacional de la Comunicación Hacia el Socialismo