Periodista español, autor del «Manual para radialistas analfatécnicos», herramienta para alfabetizar técnicamente a quienes quieren hacer radio, Santiago García Gago recorre desde hace más de 15 años América Latina haciendo y enseñando radio en el ámbito comunitario e indígena. Paolo Moiola, colaborador de Noticias Aliadas, conversó con García Gago, quien considera que conociendo y difundiendo […]
Periodista español, autor del «Manual para radialistas analfatécnicos», herramienta para alfabetizar técnicamente a quienes quieren hacer radio, Santiago García Gago recorre desde hace más de 15 años América Latina haciendo y enseñando radio en el ámbito comunitario e indígena. Paolo Moiola, colaborador de Noticias Aliadas, conversó con García Gago, quien considera que conociendo y difundiendo libremente la tecnología es posible contrarrestar los oligopolios de la información.
-¿Qué significa trabajar en la radio?
-Más que un trabajo, la radio es una pasión. En verdad es un medio que me encanta desde niño. Siempre quise ser periodista. Terminé por ligarme a la radio, no tanto por la parte hablada, sino por los controles y la tecnología.
Lo emocionante de la radio es que te permite ser mucho más creativo que otros medios de comunicación como la televisión o la prensa. En la televisión ves todo y, por tanto, hay poco espacio para la imaginación. Por su parte, el periódico tiene muy poco margen de maniobra. Por el contrario, la radio tiene algo mágico.
Puedes hacer hablar a un bote de basura para educar en la limpieza de la ciudad. Puedes transmitir en vivo haciendo participar a muchas personas al mismo tiempo.
-En la era del internet y de la televisión por satélite, ¿los habitantes de América Latina todavía escuchan la radio?
-Sí, y mucho. Pese a que sólo sea porque aún hoy en día, en el continente latinoamericano, el acceso al internet es un privilegio que sólo cubre el 30% o 35% de la población. La radio tradicional es gratuita. Algunas baterías pueden durar un año y te permiten que la radio te acompañe todo el día. Aparte de la cuestión económica, la radio presenta algunas ventajas sobre otros modos de comunicación. En primer lugar, por ser eminentemente local, puede adaptarse a las necesidades de las poblaciones que habitan en contextos diferentes y hablan idiomas diferentes. Precisamente por esto se escucha mucho, sobre todo en las zonas remotas y rurales. Se puede dedicar tiempo a las noticias locales, hablar el idioma local, sobre todo si las poblaciones son indígenas. Por el contrario, la televisión y el internet están pensados más para un público masivo y nacional.
Otro factor importante es el acceso al medio. Así, por ejemplo, mientras que es imposible o muy difícil llevar la televisión o el internet en un bus (incluso cuando hay conexión, las suscripciones a la Web son todavía muy caras), la radio siempre te puede acompañar.
-Hablemos de la calidad de la información. Hoy el peligro es un exceso de información (conocido como sobrecarga o bulimia informativa), y -al mismo tiempo- la superficialidad. Me refiero en particular al papel que asumen y desempeñan las redes sociales como Facebook, Twitter, YouTube, etc. ¿Cuál es su opinión?
-Yo creo que los buenos periodistas siguen siéndolo incluso en la era de la información digital. Sin embargo, lo que pasa es que los malos periodistas tienen ahora más oportunidades de mostrarse y de hacerlo de manera más importante. Me explico. Ante un rumor, un periodista serio investiga, confronta y verifica antes de lanzar la noticia. Los medios digitales permiten elaborar una información más rápida y profundamente. Los malos periodistas, que en la era predigital se apresuraban a difundir especulaciones sin verificarlas, ahora hacen lo mismo pero de manera más generalizada utilizando las redes sociales. Su falta de profesionalismo llega a un público aún más vasto.
No creo que el problema esté en las nuevas tecnologías, sino más bien en el modo en que se utilizan. Doy un ejemplo. Anteriormente, para conocer la historia, se recurría a una enciclopedia escrita por un grupo de personas en las cuales se creía. Ahora podemos buscar en Wikipedia, la enciclopedia digital, y tener versiones diferentes de lo sucedido. Habrá los que se conforman con lo que dice el artículo de Wikipedia y no buscan otras fuentes, como los que primero leían la enciclopedia y allí se quedaban.
Pero los que antes, además de la enciclopedia, iban a consultar otros libros, ahora van a buscar enlaces con otras fuentes y las referencias de los artículos para profundizar más.
En definitiva, el internet ayuda a ser más superficiales a los que ya lo eran. Al mismo tiempo, ayuda a los que realmente quieren investigar, profundizar, comprender. Nunca en la historia de la humanidad ha habido tanta información a nuestra disposición. El uso que hagamos de ella depende de cada uno.
-A pesar de la proliferación de los medios informativos, persiste la tendencia a la concentración de los medios más influyentes en pocas manos (oligopolios). ¿Hay un espacio real para los medios de comunicación alternativos?
-¿Cómo se puede hablar de libertad de expresión o de democracia en América Latina cuando en la mayoría de los países el 90% de los medios de comunicación pertenece a una parte minúscula de la población?
Esta concentración ha sido desmesurada, pero se están vislumbrando cambios prometedores. En los últimos 10 años, en varios países se han aprobado leyes que favorecen el acceso de las comunidades y organizaciones a las frecuencias de radio y televisión. Hoy en día, entre otros, Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela tienen leyes que reservan o dividen el espectro radioeléctrico entre los diferentes medios de comunicación: comunitarios, públicos y privados.
Esto ha permitido que muchas emisoras de radio y televisión comunitarias accedan a una frecuencia. Sin embargo, todavía falta mucho. Revertir tantos años de oligopolio en tan poco tiempo no es fácil. Lo bueno es que los países con reformas no están abandonando esta línea.
-Los medios de comunicación pequeños o alternativos casi siempre tienen problemas económicos. ¿Qué se puede hacer?
-Creo que esta pregunta se la hacen hoy día todos los medios alternativos. No es fácil dar una respuesta. Es cierto que estas radios nacieron sin fines de lucro. Pero esto no quiere decir que no puedan transmitir publicidad y hacer «negocio», porque de algo deben vivir, por lo menos para poder pagar las facturas de electricidad.
Creo que los medios alternativos deben usar los mismos métodos para recaudar dinero que cualquier otra radio. Sólo los fines para los que lo hacen deben seguir siendo distintos. Sin embargo, esto requiere que las radios alternativas y los medios de comunicación pequeños entren en una lógica de competencia, lo cual parece suscitar miedo. Alguien les ha metido en la cabeza a estos medios de comunicación que no deben competir, que no deben entrar en la lógica «comercial». Yo no estoy de acuerdo. Desde que tomamos en la mano el transmisor hemos entrado en competencia con las otras radios para llegar a más oyentes. ¿Por qué no hacerlo también en el terreno publicitario? Obviamente habrá clientes comerciales con los cuales los medios alternativos no podrán hacer negocio. Para esto se deberá trabajar razonando sobre una base ética y coherente, pero siempre moviéndose en una dirección de competencia, también comercial. La idea es hacer dinero para que nuestro medio pueda pagar las cuentas. No para producir ganancias, sino simplemente para sobrevivir.
-¿Qué papel pueden tener las radios alternativas en el campo de los derechos humanos y de los pueblos originarios?
-Los grupos de poder que poseen la mayoría de los medios de comunicación en el mundo no están interesados en los derechos humanos o en los pueblos originarios. Sus prioridades son otras: el objetivo es hacer dinero. Además de poseer los medios de información, estos grupos de poder poseen bancos o son amigos de las multinacionales (de semillas, petroleras o mineras). Empresas -y hay cientos de casos que lo demuestran- que pasan por encima de la gente sólo para hacer dinero. Sin embargo, los medios de información comercial no están interesados en estas injusticias y no las denuncian. Menos todavía dan voz a los campesinos, los indígenas, las mujeres. Los únicos medios que abren sus micrófonos a estas personas son las radios alternativas. Sin ellas, los silenciados por el sistema no tendrían canales para hacerse sentir.
-¿Qué se podría hacer para mejorar las radios y su papel en el ámbito de la comunicación?
-En este momento estamos empeñados en tratar de hacer entender a la radio y a los medios alternativos la importancia del internet y de las nuevas tecnologías. Y estamos luchando para que estas sean libres. También para esto hemos abierto el sitio www.radioslibres.net, un proyecto que busca discutir y capacitar en el software libre. Busca impulsar a la radio a utilizarlo y al mismo tiempo a difundir la filosofía de la cultura libre y el conocimiento abierto. Para decirlo en otras palabras, estamos tratando de aprovechar las nuevas tecnologías partiendo de la idea de libertad.
Fuente original: http://noticiasaliadas.org/articles.asp?art=7050