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España

De Prisa y otros apurones…

Fuentes: Rebelión

En línea con lo que está ocurriendo en otros países de Europa, el gobierno socialista de España, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, planificó su anunciado apagón analógico para abril de 2010, fecha límite estimada para que las cadenas televisivas dejen de emitir sus señales en formato analógico y pasen a hacerlo -de una vez […]

En línea con lo que está ocurriendo en otros países de Europa, el gobierno socialista de España, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, planificó su anunciado apagón analógico para abril de 2010, fecha límite estimada para que las cadenas televisivas dejen de emitir sus señales en formato analógico y pasen a hacerlo -de una vez y para siempre- de manera digital.

El cambio de soporte tecnológico aceleró, por un lado, el proceso de apuntalamiento en esa materia por parte de las empresas que comercializan productos audiovisuales a fin de hacerse un lugar en la disputa competitiva que se abrió hacia el interior de un nuevo mercado: el de la televisión digital terrestre (TDT). Por otro lado, supone -para los gobiernos que asumieron como parte de una política comunicacional la digitalización definitiva del consumo de información y entretenimiento de millones de personas- el diseño de una estrategia de producción industrial acorde a los requerimientos técnicos que esta nueva etapa del desarrollo capitalista impone.

Según anunció el presidente «los países más importantes de Europa están ya con la TDT» y aseguró que regular la modalidad de pago de esta forma de televisión servirá como elemento de estímulo del sector industrial y de contenidos, además de ser un compromiso del gobierno».

Sin embargo, esta decisión no ha sido gratuita para el gobierno que preside Zapatero, pues desató una alevosa y feroz embestida del mayor grupo económico comunicacional de España, el Grupo Prisa.

Predicciones catastróficas -más propias de la sección horóscopo que de la editorial de un periódico que se jacta de su pluralidad- y la suma de varios otros epítetos descalificativos, altamente tendenciosos, entre notas y columnas de opinión, evidencian la brutal ofensiva con la que este monopolio de servicios audiovisuales -a través de su buque insignia el diario El País– enfrenta la convalidación, por parte del Congreso, del decreto ley que impulsó Zapatero a favor de la regulación de la Televisión Digital Terrestre de pago.

«Si el gobierno que preside Zapatero desea alejarse de la pendiente por la que se está precipitando y asegurar su continuidad y, lo que es más importante, liderar la recuperación económica y no la marcha hacia el abismo, es preciso un cambio», dictamina apocalíptico El País en su editorial del 16 de septiembre.

Pascual Serrano, periodista e investigador español, fundador del prestigioso periódico digital Rebelión, observa que «hay una frase muy ilustrativa: No es nada personal son sólo negocios». Y como no hay nada político ni ideológico, son sólo negocios, están molestos con la legislación aprobada por el gobierno español porque se les ha acabado el privilegio que tenían para la emisión de fútbol por parte de sus canales. A partir de ese momento cambia su línea editorial y todo son informaciones, editoriales y artículos de opinión donde, ahora, Zapatero y el gobierno socialista, pues lo hacen mal con la crisis, mal con su política fiscal y por supuesto mal en lo que respecta a la televisión. El gobierno deja de hacer toda su política bien para empezar a hacerla mal, simplemente porque a Prisa los negocios ya no le resultan tan prósperos con este gobierno».

El País apunta, dispara y titula -con sobrada suspicacia y calculado tono alarmista- en sus editoriales de los días posteriores a la convalidación del decreto: «En la pendiente», «A la deriva», «Clientelismo digital». Lejos de ser estos clásicos de suspense o películas de terror, la trilogía conforma la punta de lanza con que el grupo Prisa le marca la cancha a un gobierno que no ha hecho más que regular, mediante un marco jurídico y legal, el acceso al mercado de la televisión digital. El País insiste con «…los aspectos negativos del despropósito (en relación al decreto),…la necesidad de criterio, seriedad y rigor, aspectos que, en este caso, han brillado por su ausencia.». «…El gobierno es incapaz de ver más allá de sus necesidades o de las de sus allegados.». «…El imprevisible contorsionismo desarrollado por el jefe del Ejecutivo». Y remata lapidario: «Es posible que consiga (Zapatero) suscitar un cierre de filas en torno a su figura, pero si es a costa de aplazar los debates reales, será un paso en falso».

A punto tal ha llegado el vapuleo mediático, que el propio Zapatero ha tenido que solicitarle a su tropa que deje de preocuparse por los editoriales de El País. «…No podía ser que nuestro órgano de deliberación del Partido estuviera pendiente en un momento dado, en unos días que se produce una crítica fuerte, vamos a decirlo claro, de El País y de la Cadena SER. Todos los que oyen la Cadena SER vieron que durante una semana todas las tertulias nos daban leña y especialmente a mí… Yo les decía a los compañeros: la crítica la hemos tenido y la vamos a tener, no nos dejemos afectar por dos editoriales, aunque sean del periódico más importante de España, sino que vamos a nuestro trabajo y a nuestro proyecto…»(*)

Así se pone de manifiesto cómo un grupo comunicacional híperconcentrado busca dirimir sus disputas económicas a fuerza de editorializar la voz de sus propios intereses.

En este sentido, Serrano agrega: «Una de las características del grupo Prisa es que lleva a sus posiciones editoriales todas las cuestiones que afectan a sus finanzas, pues acaban teniendo una dominación sobre las líneas editoriales informativas, lo que muestra la triste perspectiva periodística a la que nos enfrentamos. Como todas las cosas que rodean a Prisa, se trata de dinero y negocios. En España se ha puesto en marcha la Televisión Digital Terrestre y con la opción de pago, es decir la TDT de pago. Hasta ahora, en cuestiones como el fútbol, tenía un papel muy importante la TV del Grupo Prisa por satélite y era el gran negocio de televisión como en casi todos los países. Lo que ha ocurrido es que se ha hecho un decreto ley de tal manera que todas las televisiones pueden tener una opción de pago, lo que ha permitido que sea otro canal diferente de Prisa el que se haga con los derechos del fútbol, se trata del grupo económico Mediapro. Eso ha provocado la indignación del grupo Prisa que, como suele ocurrir con ese grupo económico, al final acaba reflejándose en sus líneas editoriales».

La legislación impulsada por el gobierno español buscó, apenas, generar una medida tendiente a regular -conforme a cierta concepción intervencionista del Estado- el mercado de las telecomunicaciones, evitando el crecimiento monopolista y garantizando las reglas de juego de la libre competencia. «Está claro que lo que ha hecho el gobierno socialista no tiene nada de socialista, ni de público, ni nada de Estado de Bienestar. Es simplemente dejar al mercado las diferentes opciones. Ocurre que hay grupos económicos a los que no les gusta ni el socialismo, ni el mercado, sino el privilegio, la exclusividad y el monopolio, que es lo que estaba sucediendo con el Grupo Prisa. Ésta no deja de ser política neoliberal, es decir, todos los que tienen canales en la TDT, si quieren, pueden tener, además, un canal de pago. Y ahora el que quiera un canal de pago, que vaya a un mercado libre y compre los derechos del fútbol a quien los posea. Algo que hasta el momento fue exclusividad de quienes tenían mayor patrimonio de TV por satélite -el Grupo Prisa- ahora empieza a abrirse a todas las televisoras privadas. El grupo que tenía los derechos del fútbol, porque ya los había comprado Mediapro, quien ahora podrá ofrecer también ese servicio en competencia directa con el pago por la vía de satélite», agrega Pascual Serrano.

Haciendo una lectura retrospectiva del comportamiento de los medios del Grupo Prisa -en particular de El País– durante el último año, es posible observar que el origen de tan virulenta contienda no se encuentra en el conflicto de la TDT de pago. Las diferencias entre el grupo editorial y el gobierno socialista de Zapatero se remontan, con matices, al desembarco de «felipistas» en la dirección del diario y la marcada preferencia de éste por sectores del PSOE no afines a Zapatero. Además, resultó significativa la estocada que le propinó el gobierno a Prisa al habilitar a La Sexta -del grupo comunicacional Mediapro, competencia directa de El País– en la disputa por un mismo target de lectores-consumidores.

Es evidente que la validación de la ley de la TDT de pago no hizo más que aumentar la tensión de una cuerda de la que se viene tirando hace rato, y que el conflicto no se zanja, apenas, con un par de improperios bien calculados por parte de Prisa a través de su vocero oficial, El País. Lo que está en juego aquí es el posicionamiento estratégico frente a un nuevo mercado con enorme potencial comercial en materia publicitaria y la continuidad de la tasa de rentabilidad de una empresa de multimedios cuya balanza financiera acusa una deuda de 5.000 millones de euros.

(*) Entrevista al Presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el programa «Hoy por hoy«, de la Cadena SER, Madrid, 28 de septiembre de 2009.

Fuente: http://www.observatorio-lacrisismundial.org/index.php?option=com_content&view=article&id=324:leti&catid=35:comunicacion-periodismo&Itemid=54

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.