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Sobre el último libro de Pascual Serrano

Desinformación

Fuentes: LibreXpresión

No necesitamos una censura para la prensa. La prensa misma es la censura. Los periódicos comenzaron a existir para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad se diga. — G. K. Chesterton, 1917 La frase anterior está extraída del párrafo con el que Pascual Serrano abre su libro «DESINFORMACIÓN – Cómo […]

No necesitamos una censura para la prensa. La prensa misma es la censura. Los periódicos comenzaron a existir para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad se diga. — G. K. Chesterton, 1917

La frase anterior está extraída del párrafo con el que Pascual Serrano abre su libro «DESINFORMACIÓN – Cómo los medios ocultan el mundo», un excelente trabajo documental en el que fundamentalmente se recogen muestras prácticas de la manipulación sistemática a la que los grandes medios someten a su público, movidos por sus intereses económicos y personales en lugar de por el afán de informar.

Así, tras un capítulo dedicado a exponer como funciona el modelo informativo, Pascual Serrano procura clasificar las manipulaciones de los últimos años según afecten o se produzcan en un territorio, y así al mencionado capítulo le siguen los dedicados a Europa, Sudamérica, EEUU, Asia, y África.

El libro no tiene desperdicio, pero me han parecido particularmente buenas las partes dedicadas a la Ex Yugoslavia y a Venezuela. La primera porque me ha descubierto algunas cosas que no sabía, y la segunda porque esa un tema que sigo con bastante interés desde hace varios años.

Al final del libro el autor da algunos consejos para tratar de informarse superando la barrera impuesta por los grandes medios, recomendando algunos medios alternativos pero, fundamentalmente, altas dosis de pensamiento crítico.

De entre las noticias que desconocía, una que me llamó particularmente la atención fue «la muerte de Walterio Carbonell» en el capítulo sobre Cuba. En 2 005 se publicó en el diario español El País y en el argentino Clarín un artículo escrito por Juan Goytisolo, en el que se informaba de la triste muerte del historiador cubano Walterio Carbonell, «condenado al ostracismo y el olvido», artículo del que en seguida se hizo eco toda la prensa anticastrista.

El «pequeño problema» es que el muerto estaba vivo, lo bastante como para responder, además, que no tiene motivos para sentirse olvidado ni mucho menos:

Me siento vivo intelectualmente en mi país. No tengo por qué sentirme olvidado. De hecho los jóvenes me consultan, me citan, me quieren. Y aquí en la Biblioteca he encontrado un respeto hacia mi talento y un enorme cariño hacia mi persona.

La verdad que no se como no me enteré de este asunto cuando se produjo. El que no me pasó desapercibido fue otro bastante similar: el del estudiante de informática detenido en Cuba en Febrero del 2 008, pero que en realidad no había sido detenido como él mismo declararía ante las cámaras acompañado de sus compañeros de facultad.

No obstante este tipo de mentiras descaradas son anecdóticas en el grueso de la propaganda mediática, que habitualmente emplea formas mucho más sutiles de dirigir al consumidor de (des)información hacia donde les interesa, como el mismo autor aclara en el primer capítulo.

Personalmente solicité un ejemplar del libro a mi biblioteca municipal que lo incluyera en el catálogo, con la doble intención de ahorrarme unos euros -que no andamos sobraos…- y de darle la mayor difusión posible. Os recomiendo proceder de la misma forma, ya que considero que lo importante de este tipo de literatura no es lo mucho que se venda, sino lo mucho que se lea.

http://librexpresion.org/desinformacion