Desde la imprenta de Gutenberg hasta las gacetas renacentistas atiborradas de anuncios y chismes monárquicos, desde los pequeños diarios que comenzaron a conformar las bases de nuestra identidad hasta el coloso de Internet y las tendencias postmodernas de la comunicación, el Periodismo ha sido de las herramientas más utilizadas a lo largo de la historia. […]
Desde la imprenta de Gutenberg hasta las gacetas renacentistas atiborradas de anuncios y chismes monárquicos, desde los pequeños diarios que comenzaron a conformar las bases de nuestra identidad hasta el coloso de Internet y las tendencias postmodernas de la comunicación, el Periodismo ha sido de las herramientas más utilizadas a lo largo de la historia.
La comunicación de masas devino especie de motor de arranque al desarrollo de nuevas formas de interacción social, y dentro de éste proceso el periodista en su rol primordial de orientador ideológico, se ha valido de técnicas o estrategias en su creación diaria para cumplir la más esencial de sus funciones: Comunicar.
La diversidad de géneros periodísticos en cuanto a estructuras, estilos de realización y tipos de enfoques determinados por el contenido temático, ha generado prolongados debates acerca de la supremacía que supuestamente ejerce un tipo de periodismo sobre otro.
Muchos son los cuestionamientos y las teorizaciones acerca de cuáles son las características de cada una de sus modalidades (Periodismo especializado, de investigación, de opinión, crítico, etcétera), y cómo podrían fusionarse a fin de integrar de modo coherente las técnicas particulares para lograr un producto más completo y objetivo. Sin embargo, históricamente ha existido una peculiar confrontación entre el periodismo literario y el periodismo eminentemente informativo.
Las relaciones «dicótomas» entre ambas vertientes vienen dadas básicamente por la rigidez, el aislamiento ilógico que se han empeñado en establecer ciertas academias y académicos, criterios que limitan que pueda tenerse una apreciación integradora, despojada de esquematismos y discriminaciones conceptuales.
Lo más común cuando se habla de Periodismo es pensar en la realidad concreta, tal cual es, sin adornos ni remilgos, alejada del lirismo metafórico propio de la literatura; signando a esta última como simple palabrería, como discurso saturado de poética y alejado de la realidad cotidiana.
Visto desde ésta perspectiva resulta abismal la inclinación de la balanza. Pero… qué son realmente el Periodismo y la Literatura?
Dos hechos lingüísticos y estilísticos con especialidades y funciones similares aunque jerarquizadas y elaboradas de manera diferente.
Miradas autorizadas
La definición de Periodismo suele ser más homogénea y universal; se vincula a un hecho o proceso noticioso, la información diaria e inmediata, los intereses sociales difundidos por los medios de comunicación codificados en géneros. Por otro lado de la literatura proliferan las definiciones… Sin embargo, criterios de creadores que han fungido dentro de la profesión apuntan hacia el vínculo insoslayable entre ambos elementos:
Explícito y rotundo, Gabriel García Márquez ha confesado que «en cualquier análisis del asunto se basa en que el Periodismo es un género literario». Por su parte poeta y ensayista Paco Umbral dijo que «hacer un editorial en Periodismo es hacer literatura», mientras Octavio Paz «aspiró a dejar unos pocos poemas con la ligereza, el magnetismo y el poder de convicción de un buen artículo de periódico… y un puñado de artículos de periódicos con la espontaneidad, la concisión y la transparencia de un poema…». [1]
El destacado autor uruguayo Eduardo Galeano es fiel partidario de que «el periodismo también es literatura y es tan digno de respeto como cualquier otra forma de expresión literaria.»; ha afirmado en varias ocasiones que la profesión periodística no se reduce a «escribir por escribir, sino escribir palabras que quieran ser mejores que el silencio».
Otros, como el mexicano Juan Rulfo, indican que «Lo importante es crear imágenes que permitan evocar la realidad». Citando al dominicano Juan Bosch Gavaria: «La literatura es arte, y periodismo, creación […] El periodismo describe y comenta hechos que están ocurriendo, y los expone de forma comentada. Es la misma realidad social la que indica los temas a registrar o transmitir. Por tanto, la literatura es también respuesta a esas necesidades sociales y goza de libertades que el periodismo no podría sustentar.» [2]
El Periodismo literario comienza cuando solicita el aporte de la literatura, esa escritura verdadera, esencial, en la cual se presenta al ser humano y su circunstancia en toda su identidad y plenitud. Es lo interesante periodístico superando el límite jerárquico de la organización de las palabras y datos, transformándose mediante el aprovechamiento de ciertos recursos poéticos y narrativos.
Alejo Carpentier declaró que la diferencia entre el periodismo y la literatura estaba en la narrativa, señaló que ésta parte de que «uno trabaja con los acontecimientos en caliente y el otro con ellos en frío».
Y es que, evidentemente, el factor temporal determina el valor y la función del Periodismo, el carácter inmediato obliga a someterse a la elaboración urgente y sintética, en ocasiones incluso a la poca profundización y el tratamiento epidérmico de los acontecimientos condicionados a su vez, por la obligatoria jerarquización de hechos y el espacio asignado dentro de un medio cualquiera.
¿Veracidad informativa vs. periodismo literario?
La propia interrogante es una gran contradicción en sí. Sería absurdo separar y por demás, contraponer elementos enlazados inherentemente, en mayor o menor medida, dentro del ejercicio periodístico.
¿No son acaso las crónicas de New York de José Martí, el «Realengo 18» de Pablo de la Torriente… verdaderas joyas literarias y muestras de objetividad y pericia periodística? La precisión informativa no es desplazada por los recursos expresivos y la belleza del lenguaje, o viceversa. Sobran los ejemplos de plumas que, en el ejercicio diario del Periodismo, han demostrado que si se puede decir bien sin perder la elegancia y el tino.
La información y la literatura pueden converger en armonía, se complementan y enriquecen mutuamente; la fusión de ambos permite incluso, elaborar un producto de mayor calidad, más acabado, superior estéticamente.
La clave está en comprender que las dos formas de realización ocupan planos diferentes en el universo de la comunicación en la sociedad. El Periodismo como una formación de estilos de trabajo que se alimenta de préstamos de oralidad, el lenguaje tecnográfico y otras manifestaciones sociales y económicas con los que cumple divulgando información sugerente y atractiva al receptor.
Algunos presagian que en este siglo de explosión tecnológica el periodismo literario alcanzará protagonismo. El atiborramiento informativo, el realce del papel de la imagen gráfica y el consumo indiscriminado de productos audiovisuales en los distintos medios de comunicación, provoca una pereza intelectual en el receptor. De ahí que anuncien el probable retorno a los textos literarios y la necesidad inminente de retomar los términos elaborados… profundos.
No obstante, que el periodismo literario se alce como salvación alternativa de la sensibilidad y la espiritualidad, hoy es sólo una hipótesis. Lo que si queda claro es que tanto el Periodismo como la Literatura persiguen como máxima finalidad captar la atención del lector, se unen en el mismo desafío: comunicar, interesar, sensibilizar.
Más allá de litigios y negaciones teóricas, estoy convencida que acudir a la atomización necia de ambas tendencias periodísticas es caer irremediablemente en un precipicio sin fondo donde la sobriedad y el análisis no encuentran sostén.
Referencias Bibliográficas
Carpentier, Alejo. «El recuerdo de Amadeo Roldán». Crónicas II. Editorial Pablo de la Torriente Brau. Ciudad de La Haban.2008
Rius Blein, Hugo: Tendencias del periodismo contemporáneo, Conferencias impartidas en la Facultad de Periodismo, Universidad de La Habana , 2000
Sexto, Luis. Periodismo y Literatura: El arte de las alianzas. Editorial Pablo de la Torriente Brau. 2006
[1] Luis Sexto. Periodismo y literatura: El arte de las alianzas. p.8
[2] Hugo Rius Blein. Tendencias del Periodismo Contemporáneo.62
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