Discovery Channel acaso sea el medio de comunicación que acerca más a los televidentes del mundo diversas facetas, experiencias, historias y temas en los que podemos observar las preocupaciones del humano frente a la naturaleza y su relación con los avances científicos. Por eso, muchos nos sentimos identificados con esa columna de su actividad de […]
Discovery Channel acaso sea el medio de comunicación que acerca más a los televidentes del mundo diversas facetas, experiencias, historias y temas en los que podemos observar las preocupaciones del humano frente a la naturaleza y su relación con los avances científicos. Por eso, muchos nos sentimos identificados con esa columna de su actividad de difusión. En ese sentido también nos compete, en este como en otros casos, señalar las aberraciones y arbitrariedades que en un medio de comunicación como este se vienen dando.
Uno de los programas más vistos y promocionados de Discovery es A prueba de todo, en el que Bear Grylls, seguido por su equipo de producción, muestra situaciones extremas y de sobrevivencia en la naturaleza. Hasta ahí todo ok; si bien serán pocos los televidentes que apliquen sus recomendaciones o realicen las mismas experiencias extremas, se trata de una perspectiva motivadora de las capacidades del humano. El asunto se degenera cuando Bear Grylls y su equipo de producción, optan por incorporar en los programas el asesinato premeditado de diversos animales, sin ningún otro fin que la exhibición de ese acto repudiable en las pantallas. Así, podemos ver cómo Bear Grylls captura a una serpiente cascabel para decapitarla frente a cámaras; lo vemos tendiendo una trampa en la que cae un sajino, luego de lo cual Bear apuñala al animal en el corazón; o lo observamos tomando un caracol para arrancarlo de su caparazón y dejar su piel desgarrada.
Estas acciones son presentadas en A prueba de todo como necesarias para la supervivencia de Baer, lo que obviamente es un despropósito, ya que Bear Grylls recorre el mundo con un equipo de producción totalmente equipado al que alimento no le falta. En todo caso hasta bastaría llegar a la captura de los animales salvajes para luego dejarlos libres, aunque ya ese hecho haya producido un sufrimiento inaceptable. Pero no, Discovery opta por llevar la producción al extremo y asesinar animales, lo que en muchas legislaciones es delito. Y si deseamos ahondar algo más en esta producción, nos enteramos que Bear utiliza un doble para las escenas más peligrosas. Es decir, encima de asesino de animales estamos frente a un cuasi farsante.
Y por qué un televidente de entre millones puede demandar que este tipo de prácticas, que van en contra de uno de los fundamentos que Discovery representa, el cuidado por la vida salvaje y por el planeta, sean retiradas de esta producción o de otras que la apliquen. El asunto es que la relación que los medios de comunicación tienen con sus usuarios, crea una esfera independiente tanto del uno como del otro; en qué sentido: ni el medio de comunicación es dueño de sus contenidos y puede hacer lo que le dé la gana, ni el usuario debe aceptar todo lo que el medio presenta. Si el medio de comunicación justamente trata de incrementar su rendimiento económico o de otro tipo buscando una mayor teleaudiencia, entonces lo mínimo que los usuarios tenemos como libertad, es influir en los contenidos. Por otro lado, los medios de comunicación como la TV utilizan el espectro electro magnético, que el derecho comparado establece como bien público.
El medio de comunicación no es un canal univoco de influencia. Desde que éste ingresa a nuestros hogares sólo por el hecho de apretar un botón, todos a los que llega ingresamos a ser parte de esa nueva realidad, de esa esfera intermedia entre el medio y nuestra personalidad e intereses. El dueño del medio de comunicación o el productor de programas o contenidos no se halla en una burbuja aislada de la influencia que irradia, al contrario, su trabajo es reflejo de una interacción. En ese contexto es falsa la creencia que se expresa en: si no le gusta lo que trasmitimos en la TV, usted está en la libertad de cambiar de canal. Ese simplismo no resiste un análisis serio de lo que significa un medio de comunicación en una época como la actual, más aun si hablamos de uno de alcance global como Discovery Chanell.
Cuando murió Steve Irwin, el cazador de cocodrilos de Dicovery Chanell, ya se escribió acerca de la presión que este medio de comunicación ejercía a su producción para que Irwin intente cada vez más arriesgadas escenas. El rating mató a Irwin, que dicho sea de paso no tenía la comprensión necesaria de la animalidad a la que antes que nada trataba como una fuente de exhibición. Ahora con Bear Grylls nos encontramos frente a la corrupción de una de las columnas de Discovery Chanell, que es la de fortalecer la preocupación por la situación de la naturaleza. El asunto es que la otra columna de este medio es el mito del rating y de las cosas que hay que hacer para elevarlo. Los funcionarios de Discovery parecen no saber que el canal no necesita premeditar asesinatos de seres inocentes para que millones de humanos lo veamos en el mundo.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.