Los límites entre autopromoción, promoción descarada de los productos propios, venta y demás están tan difusos en el mundo de los medios de la comunicación que a nadie le puede ya extrañar casi nada. Quizá por eso la «profesión periodística» debería ser más cuidadosa que nunca al ponerse plumas, o al quitárselas a los demás, […]
Los límites entre autopromoción, promoción descarada de los productos propios, venta y demás están tan difusos en el mundo de los medios de la comunicación que a nadie le puede ya extrañar casi nada. Quizá por eso la «profesión periodística» debería ser más cuidadosa que nunca al ponerse plumas, o al quitárselas a los demás, y sobre todo, realizar una reflexión más profunda y honrada de lo que podemos ver.
Desde Japón ando a ratos conectando y leía en la sección de noticias de cultura de Cadenaser-punto-com: «La cara oculta de la Luna Milenio 3 indaga en los misterios que rodean a la llegada del hombre a la Luna hace casi 40 años «. Ojo: no era en la página de la programación, ni en la de medios… era una «noticia» de cultura… en la que se vierten un considerable número de barbaridades y estupideces, muy cercanas y consustanciales al programa de radio-basura de Iker Jiménez, pero cuando menos sorprendentes en el contexto informativo de la primera cadena de radio en difusión de nuestro país. Para colmo, una vez más, se da pábulo a las teorías conspiranoicas de Alan Davis sobre el viaje del Apolo y unas construcciones allí encontradas por los astronautas que… Jiménez, como muchos otros recicladores de historias ajenas de lo paranormal (todo vale, porque todo es basura), ha tratado este tema en diversas ocasiones (me lo recuerda Eugenio, que lo comentó en su Ciencia en el siglo XXI hace más de un año, a raíz de una aparición del tema en la versión televisiva del bodrio milenario, donde aparecían, como siempre, las adecuadas dosis de amarillismo, mentiras, equivocaciones y unos cuantos testimonios de expertos despistados o colaboracionistas -o ignorantes con ganas de figurar, vean el vídeo- que acuden al llamado de un programa de la cadena de Prisa, que nunca se sabe…)
Por cierto, que Alan Davis, un «ingeniero de la NASA», que es la fuente principal de todas estas historias es un completo desconocido en el resto del mundo, apenas es conocido fuera de nuestro país, como puede comprobar cualquiera que haga una búsqueda por Google. ¿Por qué? Porque el tal Alan Davis era más fantástico que Nancy y su tesis en las novelas de Sender. Vivió en Sevilla y cameló a unos cuantos, y sus supuestos conocimientos son ….incompatibles con la realidad cuando menos. A pesar de no presentar ni una sola prueba, gente como José Ortiz, que se presenta como periodista, vive de vender esta historia desde hace tiempo, allí donde le escuchen. Por ejemplo, en casa del poco veraz y mal documentado Iker Jiménez, bien conocido por su capacidad de montar lo que sea para vender programas, independientemente de que sean o no reales.
Lo acojonante es que esto sea noticia. Noticia de cultura. Que en la página principal de la SER en Internet, aparezca esta noticia y cualquiera pueda creer que realmente es un trabajo periodístico. Que la SER, por lo tanto, asuma que esto es real, que la NASA pudo manipular los datos en directo, e inventarse… de todo. Lo gracioso es que si uno se cree las conspiraciones, unas son incompatibles con las otras: si realmente no se fue a la Luna, ¿cómo es que se fue pero se encontraron cosas que se ocultaron? Si se fue y se ocultó… ¿entonces por qué hicieron luego las fotos en la Tierra o se las encargaron a Kubrick…? En fin, todo a la vez es imposible. Lo más parsimonioso es pensar, como decía hace años el experto aeroespacial James Oberg, que mentir sobre eso de ir a la Luna era más caro y más complicado que hacer realmente el viaje.
Cuando uno vaya a mirar las noticias de la SER sabrá qué criterio (o falta del mismo) tienen para su inclusión. Por ejemplo: si es algo «de la casa», ahí que te va sin más. Aunque sea de Iker Jiménez.
En la web del diario del mismo grupo Prisa, la defensora del lector se planteaba hoy una cuestión cercana, sobre si es ético -o lícito- que se incluya propaganda de servicios sexuales de todo tipo en el periódico, especialmente cuando la postura (o línea) editorial sobre la prostitución es que esta entraña una explotación de mujeres que no es lícita. El artículo de Milagros Pérez Oliva es interesante, «Prostitución, una esclavitud no tan invisible», porque vemos la doble parla que hábilmente se emplea para decir una cosa y hacer otra. Recuerdo las protestas escépticas de cuando El País comenzó a dar con el diario libro-dvds de Iker Jiménez, que el entonces defensor del lector decía que una cosa es lo que hacen los de publicidad y marketing y otra el periodismo. Sin embargo, no siempre se puede separar así, y de hecho cada vez se separa menos.
Lo cierto es que El País defiende activamente la explotación sexual que se da en un porcentaje importante y relevante del mundo que promociona con sus anuncios. Lo cierto es que la Cadena SER (otras veces también El País, o Cuatro) defiende activamente el conspiracionismo o negacionismo lunar, las teorías descabelladas y no fundamentadas que son publicitades en sus espacios «de entretenimiento», pero que luego son presentadas como investigación periodística y como noticias.
Lo cierto es que todo esto apesta, qué quieren que les diga. ¿Les hacen unas cartas? Ya saben, al menos que nos oigan.
Fuente: EL ESCÉPTICO DIGITAL. Boletín electrónico de Ciencia, Escepticismo y Crítica a la Pseudociencia. http://digital.el-esceptico.org/