Traducido por Ernesto Carmona Poco después que las fuerzas de la coalición derribaran al régimen de Saddam Hussein, el jefe de ocupación L. Paul Bremer III, reflejando la nueva libertad en Irak, le dijo a los periodistas que no estarían más constreñidos por el gobierno y que ahora tendrían ‘la libertad de criticar a quienquiera […]
Traducido por Ernesto Carmona
Poco después que las fuerzas de la coalición derribaran al régimen de Saddam Hussein, el jefe de ocupación L. Paul Bremer III, reflejando la nueva libertad en Irak, le dijo a los periodistas que no estarían más constreñidos por el gobierno y que ahora tendrían ‘la libertad de criticar a quienquiera y a lo que ustedes deseen’. Pero no dijo la verdad. Todo cambió muy rápidamente cuando Bremer comenzó a ser blanco de esa misma crítica.
Cuando en la Red Iraquí de Medios (Iraqi Media Network, IMN), comenzaron a aparecer críticas poco gratas para sus políticas, Bremer dictó el control de los contenidos. La red IMN es un servicio estadounidense respaldado por el Pentágono creado para transmitir noticias después del derrocamiento de Saddam. La IMN tenía una doble misión: operar como una estación ‘estilo PBS’ y, a la vez, convertirse en el instrumento de comunicación de los jefes de la ocupación con los iraquíes. [‘Estilo PBS’ significa pertenecer a la red Public Broadcasting System (Sistema de Radiodifusión Público, PBS en inglés), financiado por el gobierno estadounidense a través de la Corporación para la Radiodifusión Pública -Corporation for Public Broadcasting, CPB-, organización ‘sin fines de lucro’ establecida por el Congreso en 1967].
Bremer impuso un Index de nueve temas o ‘actividades de difusión prohibida’, que incluyó ‘incitación a la violencia’, ‘apoyo al partido Baath’ y publicación de material ‘patentemente falso y calculado’ para promover la oposición a la autoridad de la ocupación. Amordazó mucho más a los medios independientes en Irak clausurando una cantidad de periódicos y estaciones de radio y de televisión iraquíes. La débil IMN se ganó un conflicto por animar ‘valores democráticos’ y, a la vez, recibir presiones para marchar al compás de la música de la ocupación, que imponen sus reglas por la fuerza.
Desde el principio, las decisiones del Pentágono parecieron funcionar al revés de su tan publicitada buena intención de crear una sociedad iraquí libre. A comienzos del año pasado, en vez de recurrir a un gran empresa mediática para manejar las comunicaciones, el Pentágono eligió en su lugar a una compañía contratista de defensa, Scientific Applications International Corp. (SAIC). Con la orientación de la SAIC, más inclinada al control que a la difusión de información, fue duro ver cómo iba creándose en el Irak de la posguerra una operación de radiodifusión pública estilo multimedia. La IMN fue creada en abril de 2003, y no fue mucho después que los periodistas empleados por la corporación SAIC empezaron a realizar su doble papel. La autoridad de ocupación les exigió que dejaran de realizar entrevistas a la gente de la calle porque eran demasiado críticas de la presencia estadounidense y que también terminaran con las lecturas del Corán como parte de la programación cultural. La televisora IMN fue forzada, además, a emitir un programa de una hora de duración sobre ‘leyes’ recientemente dictadas por la autoridad de ocupación, a pesar de las objeciones presentadas por Don North, el consejero mayor de TV en la estación IMN [y portavoz del gobierno de ocupación de Bremer].
Por añadidura, las fuerzas de la coalición recibieron órdenes de intervenir la única estación de televisión de Mosul, en el norte de Irak, porque había transmitido algunos programas de la red árabe Al-Jazeera. La estación local independiente había perdido sus cámaras y equipos a manos de los saqueadores así que, para continuar transmitiendo, improvisó una programación que mezclaba contenidos de los canales árabes de noticias y de la cadena NBC. El comandante de la 101ª División aerotransportada, mayor general David Petraeus dio la orden de apoderarse de la estación. Pero en una sorprendente demostración de valor y ética profesional, la Major Charmaine Means, jefe de la oficina de asuntos públicos del Ejército en Mosul, no estuvo de acuerdo con la captura, asegurando que tomarse la principal estación de TV sería una intimidación para que se transmitiera sólo material aprobado por los militares de EEUU La mayor rechazó dos veces las órdenes de sus superiores, pero enseguida la relevaron de sus deberes, la estación fue tomada por las fuerzas de la coalición y la IMN declaró que asumiendo el control directo de las oficinas e instalaciones en Mosul, garantizaba ‘un equilibrio’ en la radiodifusión del norte de Irak al gusto de las autoridad estadounidenses de ocupación.
Las autoridades de ocupación ahora están desarrollando una comisión de medios independiente que más bien está a cargo de los periodistas que del Ejército de Estados Unidos, para hacer cumplir más ‘juiciosamente’ la ‘legislación’ de Bremer y desarrollar un sistema de regulación -‘algo más racional’- de los medios.
Actualización de Alex Gourevith
Mi principal interés al escribir el artículo fue identificar los problemas básicos de la idea de ‘exportar democracia’ a otros países. Había escuchado que hubo problemas para desarrollar medios independientes y públicos en Irak y pensaba que observar cómo EEUU intentaba manejar el desarrollo de medios abiertos y con ‘libertad de expresión’ sería una manera excelente de demostrar cómo la ‘democratización externa’ no trabaja para que llegue la democracia. La propia gente tiene que definir los parámetros de sus políticas e interpretar por sí misma principios como la libertad de expresión.
Pienso que mi artículo expuso la contradicción entre la lógica de la ocupación y la lógica de la política democrática. Y creo que éste continuará siendo un problema. Por ejemplo, uno de los acontecimientos que accionaron la sublevación reciente y los acontecimientos de Sadrist fue la decisión de los [hombres] CPAs (Coalition Provisional Authority, Autoridad Provisional de la Coalición) de cerrar el diario Al-Hawza al-Natiqa, un periódico de baja circulación que apoyaba a Moqtada al-Sadr. Los iraquíes menos radicales también han respondido negativamente al tratamiento severo de los medios. El 4 de mayo, The Washington Post divulgó que Ismael Zayer, el redactor jefe del diario Al-Sabah, periódico financiado por Estados Unidos en Irak, dimitió junto con algunos redactores y reporteros. Zayer dijo al Washington Post que ‘pensábamos que los estadounidenses estaban aquí crear medios libres, pero en lugar de eso fuimos sofocados’.
La CPA justifica su censura y sus restricciones argumentando que hay una compensación entre la libertad y la seguridad, especialmente cuando aparecen discursos potencialmente incendiarios. El problema no es que los iraquíes no aprecien esta compensación o que la CPA sea percibida como injusta y motivada políticamente en sus aplicaciones de la ley. Más bien, lo que trastorna a los iraquíes es que la CPA se reserva el derecho de decidir cuándo la seguridad, o cualquier otro valor, mata la libertad. En los hechos, eso aparece después que el 30 de junio, amparada en el ‘control de su soberanía’, la CPA decide ejercer su autoridad para hacer cumplir el artículo 14 (un estatuto que permite liquidar los medios de comunicación que juzgue amenazantes para la ley y el orden). El problema esencial aquí no es precisamente si las decisiones de los [hombres] CPAs sean justas o apropiadas, sino que colocan a esas decisiones en el primer lugar.
¿Qué clase de soberanía tienen los iraquíes si no se les permite interpretar su propia constitución? La contradicción entre la lógica de la ocupación y la lógica de la democracia continúa. Y persistirá siempre, mientras la CPA, o las fuerzas de la coalición, permanezcan en Irak.
Hubo una cierta cobertura de la gran prensa sobre esta nota, aunque mi historia en detalle no ha recibido mucha atención. The New York Times publicó un breve resumen y tijeretazos de mi artículo en sus ediciones del 28 de septiembre y de 4 de octubre, en la sección ‘The Week in Review Reading Desk: The Reading File’. Con esa excepción, no recibió mucha atención. Para información adicional sobre estos asuntos, los mejores lugares para visitar son los sitios de los ‘perros guardianes’ de los medios independientes como el index de Censorship, www.indexonline.org; Reporteros sin fronteras, www.rsf.org y www.indymedia.org.
Actualización de Charles Thomas
Después que la Mayor Charmaine Means fuera relevada del comando, la reasignaron a un cargo del correo del Fuerte Bragg, en EEUU, mientras el mayor general David Petraeus fue ascendido a teniente general y ahora está a cargo de entrenar a todos los militares iraquíes para crear una fuerzas de seguridad.
Desde la captura de la estación TV de Mosul, todo el mundo se ha enterado de las acciones ilegales de Estados Unidos en Irak y son frecuentes los informes frescos sobre las violaciones de la Convención de Ginebra. El coronel David Hogg, en una observación espontánea, advirtió que las fuerzas de Estados Unidos aprehenden rutinariamente a rehenes: ‘… sus tropas tomaron a la esposa y a la hija de un teniente general iraquí. Le dejaron una nota: ‘si usted desea a su familia liberada, dése vuelta’. (The Washington Post, 3 de julio 2003). El artículo 34 de la Convención de Ginebra es específico: ‘Se prohíbe tomar rehenes’.
Muchos medios de noticias divulgaron que las fuerzas de Estados Unidos apresaron a civiles enfermos y malheridos desde los hospitales durante el sitio de Falluja, pero ninguno observó que este comportamiento es un crimen de guerra.
Y ahora apareció el ex-sargento Jimmy Massey, un veterano de la invasión de Irak, divulgando que él y sus tropas recibieron órdenes -y las cumplieron- de hacer fuego sobre manifestantes desarmados, matando a la mayoría. Después del ataque al Centro Mundial de Comercio, EEUU esencialmente se declaró eximido de las normas internacionales. Y los militares están siguiendo al liderazgo civil: ‘A mi juicio, este nuevo paradigma hace obsoletas las estrictas limitaciones de Ginebra en la cuestión de los presos enemigos y convierte en pintorescas algunas de sus provisiones’.- Consejero de la Casa Blanca Alberto Gonzales, Memorándum al Presidente, 25 de enero 2002.
*) Proyecto Censurado 2005 de la Universidad Sonoma State, California, ofrece un informe sobre los 25 grandes temas más ignorados por la gran prensa de Estados Unidos durante el último año, publicados como libro por Editorial Seven Stories de Nueva York.
Ver http://www.projectcensored.org/publications/index.html
Fuentes:
The American Prospect (La Perspectiva Americana), Vol. 14, Nº 9, 1 de octubre 2003
Título: Exportando censura a Irak
Autor: Alex Gourevitch
Asheville Global Report (Informe Global de Asheville), 12 de mayo 2003
Título: Comandante del ejército de EEUU rechaza orden de tomar estación de TV de Irak
Autor: Charlie Thomas
Evaluador de la facultad: Jeffrey Holtzman, Ph.D.
Estudiantes investigadores: Sara Brunner y Doug Reynolds
* Proyecto Censurado, Universidad Sonoma State, California.