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Los halcones del teclado

EEUU: Un espejo sangriento de los medios

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Muchos de los más destacados periodistas de EE.UU. quisieran que olvidáramos lo que dijeron y escribieron hace más de cuatro años para apoyar la invasión de Iraq. Ahora andan de puntillas cuando se trata de su propia participación en la promoción exagerada de la guerra y en la marginación mediática del disenso.

El grupo de observación de los medios FAIR (del que soy asociado) ha rendido un servicio al público en la última edición de su revista Extra. El director de activismo de la organización, Peter Hart, se basó en la amplia investigación de FAIR para juntar una muestra de notables citas de los medios vitoreando la invasión de Iraq.

Una de las primeras citas que merecen atención especial provino del experto periodista del New York Times – y empedernido promotor del Pentágono – Michael Gordon. En una aparición en CNN del 25 de marzo de 2003, sólo unos pocos días después de la invasión, Gordon presentó su desahogada bendición del bombardeo de la televisión iraquí por los invasores.

Gordon citó «lo que he visto de la televisión iraquí, en la que Sadam Husein presentaba propaganda a su pueblo y mostraba el helicóptero Apache y afirmaba que un agricultor lo había derribado y trataba de persuadir a su propio público de que realmente estaba a cargo, en circunstancias que tratamos de enviar el mensaje exactamente contrario» – y por lo tanto, continuó el periodista del Times, la televisión iraquí era «un objetivo adecuado.»

Desnudemos la justificación de Gordon para un ataque militar al personal de la televisión iraquí: Presentaron propaganda a los televidentes, transmitieron imágenes triunfales y promocionaron la autoridad del jefe del gobierno, mientras un adversario trataba «de enviar el mensaje exactamente contrario.» Según esos estándares, los iraquíes hubieran tenido una justificación para atacar a cualquiera de las cadenas de noticias por cable estadounidenses, sobre todo a Fox News Channel.

Hart – que es autor del libro «The Oh Really? Factor: Unspinning Fox News Channel’s Bill O’Reilly» – incluye algunas citas de Fox en su colección de declaraciones demenciales de los medios a favor de la guerra. Por ejemplo, poco después del inicio de la invasión, el comentarista de Fox News, Fred Barnes, declaró: «El público estadounidense sabe lo importante que es esta guerra, y no lo impresionan tanto las víctimas como a los chiquitos de la prensa estadounidense.» (El coraje insuperable es un denominador común de los rabiosos halcones en los estudios de televisión en EE.UU.) Pero muchos de los ejemplos de Hart provienen de medios noticiosos de EE.UU. que tienen la reputación de representar un periodismo profesional bien ponderado.

En NBC News, Brian Williams salmodiaba del libro de coro suministrado por los funcionarios estadounidenses. «La califican de la guerra más limpia en toda la historia militar,» dijo Williams el 2 de abril de 2003. «Subrayan que combaten contra un régimen y no contra el pueblo, utilizando bombas inteligentes, no munición anticuada, estúpida. Pero ha habido y habrá accidentes… Y hay una nueva arma en esta guerra: los medios árabes, especialmente Al Jazeera. Transmite todo el tiempo, y a diferencia de los medios estadounidenses, difícilmente refleja la línea del Pentágono. Sus críticos dicen que acentúa las víctimas civiles y provoca indignación en la calle árabe.»

El día siguiente, en la misma cadena, la colega de Williams, Katie Couric, fue más sucinta en su adulación. Los espectadores del programa «Today» la escucharon entrevistando a un funcionario militar de EE.UU. y exclamando: «¡Gracias por venir al show! Y quiero agregar, ¡pienso que las Fuerzas Especiales son sensacionales!»

Una semana después, en MSNBC, Chris Matthews estalló en euforia cuando las fuerzas armadas de EE.UU. derribaron el régimen de Sadam. «¡Ahora somos todos neoconservadores!» exultó de alegría Matthews.

A comienzos de mayo de 2003, cuando el presidente Bush llegó zumbando a un portaaviones y se puso cerca de un letrero «Misión Cumplida», Lou Dobbs se apresuró a contar al público de CNN: «Parecía alguien que pasaba alternativamente de ser comandante en jefe, a estrella de rock, estrella de cine y a ser uno de los muchachos.»

El mismo día, el periodista Matthews asumió el monárquico «nosotros» – y, en el proceso oportunista, sopló con el viento prevaleciente: «Estamos orgullosos de nuestro presidente,» dijo. «A los estadounidenses les encanta tener a un tipo como presidente, un tipo que tiene un poco de pavoneo, que es físico, que no es un tipo complicado como Clinton ni siquiera como Dukakis o Mondale, todos esos tipos, McGovern. Quieren a un tipo que sea presidente. A las mujeres les gusta un tipo que sea presidente. Compruébenlo. A las mujeres les gusta esta guerra. Pienso que nos gusta tener a un héroe como nuestro presidente. Es simple.» Todo demasiado simple.

Tal vez ningún periodista fue más desvergonzado en el remedo de las fatuas afirmaciones del presidente Bush sobre la invasión que Christopher Hitchens.

«Muchos iraquíes pueden escucharme esta noche en una transmisión traducida por radio, y tengo un mensaje para ellos: ‘Si tenemos que iniciar una campaña militar, estará dirigida contra los hombres ilegales que gobiernan vuestro país y no contra ustedes,’ dijo Bush el 17 de marzo de 2003.»

El día siguiente, Hitchens apareció con un ensayo declarando que «el Departamento de Defensa ha desarrollado municiones altamente selectivas y exactas que pueden reducir dramáticamente la necesidad de causar o sufrir víctimas. Las predicciones de un caos generalizado resultaron ser falsas la última vez – cuando las armas [en la Guerra del Golfo] no estaban cerca de ser tan exactas.» Y, proclamó Hitchens: «Ahora es posible proclamar como algo práctico que se puede combatir contra un régimen y no contra un pueblo o una nación.»

Más de cuatro años – y por lo menos de varios cientos de miles de muertos civiles iraquíes – más tarde, la epidemiología más fiable existente confirma que esas afirmaciones fueron más que engañosas. Estaban fundamentalmente fuera de contacto con la realidad humana.

Si uno se hubiera lanzado a un vitoreo semejante cuando se inició la guerra de Iraq a comienzos de 2003, a esta altura se sentiría ansioso de cambiar de tema y hablar de Dios.

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El nuevo documental «War Made Easy: How Presidents and Pundits Keep Spinning Us to Death» [La guerra hecha fácil: cómo presidentes y eruditos nos manipulan hasta la muerte], basado en el libro de Norman Solomon del mismo título, existe ahora en DVD. Para información sobre el largometraje producido por la Media Education Foundation y narrada por Sean Penn, visite: www.WarMadeEasyTheMovie.org

http://www.counterpunch.org/solomon07052007.html