A nivel nacional la pobreza entre la niñez y adolescencia supera el 40 por ciento, más de cuatro de cada 10 chicos en nuestro país viven en una familia pobre o indigente. En el caso de la Región Nordeste supera el 60 por ciento y en el conurbano bonaerense es del 43,2 por ciento. En […]
A nivel nacional la pobreza entre la niñez y adolescencia supera el 40 por ciento, más de cuatro de cada 10 chicos en nuestro país viven en una familia pobre o indigente.
En el caso de la Región Nordeste supera el 60 por ciento y en el conurbano bonaerense es del 43,2 por ciento. En la Capital Federal, en el bastión del poder político y económico, la pobreza infantil trepa a más del 20 por ciento.
La pobreza entre las niñas alcanza al 41,3 por ciento, mientras que en los varones es del 39,7 por ciento.
En la franja de 0-13 años, para el segundo semestre del 2006, el 40,5 por ciento de los chicos era pobre e indigente, una cifra de más de 4.100.000 de niños y niñas a nivel nacional. Por otro lado, las cifras del INDEC son sobre los 31 conglomerados urbanos: o sea algo más de 24 millones de personas. Si bien, y según datos del INDEC, ha bajado la pobreza e indigencia comparada con el primer semestre del 2006, que era del 24 por ciento.
De todas formas podemos sostener que estos 100.000 niños y niñas pobres se pueden reunir, todos ellos se pueden congregar en una tarde de domingo en la cancha de River Plate más la de Vélez Sarsfield.
En la Capital Federal el 20,1 por ciento son niños y niñas pobres e indigentes. El Censo poblacional del 2001 arroja que la franja de niños y niñas entre 0-13 años es de 468.961 habitantes. Los niños, niñas pobres rondan los 100.000 chicos, es necesario remarcarlo para entender la magnitud de este flagelo.
Capital Federal
En el primer semestre del 2006 la pobreza e indigencia entre los niños y niñas de 0-13 años estaba en el 24 por ciento, como digo más arriba, eran unos 114.000 chicos. Por otro lado, en el primer semestre del 2006 se sostenía que el crecimiento de la pobreza se pronunció en varios conglomerados urbanos, entre ellos la Capital Federal.
Esta información vale una reflexión: Que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sea uno de los conglomerados urbanos donde aumentó la pobreza y la indigencia implica no sólo porque hablamos de la principal ciudad de la Argentina, además de su capital, sino porque aquí está concentrado el poder ejecutivo y legislativo de la ciudad, los entes reguladores, el Poder Ejecutivo Nacional, el Poder Legislativo y Judicial. Más un detalle nada menor: el poder económico que luce vistoso en las Catalinas, Puerto Madero y la Recoleta siguiendo rumbo al norte…
Si bien, por esos actos de numerología del INDEC, la cifra de pobreza e indigencia ha bajado, en este segundo semestre del 2006, en nuestra ciudad de Buenos Aires, estamos ante la presencia de que cerca de 100.000 chicos no tienen las necesidades básicas satisfechas.
El núcleo de estos chicos está en el sur de la Capital Federal, entre los nuevos y viejos asentamientos, villas miserias, casas tomadas, conventillos históricos.
Por otro lado, el trabajo infantil entre estos niños es habitual y consentido desde las estructuras gubernamentales, no se escuchan hipocresías sobre este destino siniestro. Por el contrario, es más importante la producción de tabaco, el trabajo en el campo, la labor extenuante en las minas o el acarreo de carros repletos de cartones y otros bártulos que la salud deteriorada de los chicos trabajadores. Nada se condena sobre la existencia de la masa creciente de los niños cartoneros, se dejar correr, no es un problema acuciante, no son los hijos del poder.
Según la organización Portón Grupo Argentino censó unos 10.700 cartoneros o recuperadores urbanos. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ingresan, además de vivir, miles de niños entre esta franja de edad. De las 8.762 personas que se dedican a «cartonear», estos, los podemos dividir, entre los que habitan la Capital Federal o ingresan desde la provincia. Se calcula que el 50,76 por ciento está constituido por niños, niñas y adolescentes que trabajan con la recolección de todo lo que les sirva para vender, esto se traduce en 4.223 chicos para nuestra Ciudad de Buenos Aires. Esta situación laboral de la niñez la dimos a conocer en octubre del 2006, cuando relevamos esta situación del trabajo infantil.
Otra de las realidades que padecen los niños que deben trabajar es el rendimiento escolar. Más del 40 por ciento es repitente. Entre un 11 y 15 por ciento no asiste a la escuela.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes que trabajan en la denominada Recuperación de Residuos, uno de los trabajos que realiza nuestra niñez y adolescencia, arrojan cifras que demuestran que el trabajo infantil no está en vías de desaparición.
Según el diario La Nación del 21 de agosto del 2006 informaba que 3.000 chicos entran a la Capital Federal a diario, 400 viven en las calles, es su lugar…
Por otro lado un informe de la UNICEF y la Organización Internacional para las Migraciones OIM relevaron en «Trabajo Infantil, Recuperación de Residuos» que hacia octubre y noviembre del 2004 trabajaban 9.000 cartoneros y cartoneras en la Ciudad de Buenos Aires.
La realidad de las cifras, frías, sin otro aditamento que un número nos muestran que, las familias pobres denominadas no indigentes, en el primer semestre del 2006, con una Canasta Básica de 826,3 pesos, tenía un ingreso de 459,3 pesos, o sea tenían un faltante del 44,4 por ciento para llegar a esa canasta básica.
En el caso de la indigencia la Canasta esencial era de 333,6 pesos y tenían un ingreso de 166,3, la brecha porcentual faltante era del 50,1 por ciento. Esta situación no ha variado en el segundo semestre del 2006.
Antes de encontrar la famosa bolsa con dinero en un baño o placard a la ministra de Economía, Felisa Miceli, ésta, había señalado que el superávit fiscal de mayo del 2007 registró una mejora del 32 por ciento frente a igual mes de 2006. La cifra récord de 5.319,2 millones de pesos, favorecida por el importante aporte proveniente del sector previsional de 1.541 millones de pesos, marcó la «fascinación de la funcionaria pública», ahora en la picota.
Miceli sostenía que: ‘La recaudación viene creciendo a un ritmo del 30 por ciento, para lo cual fue muy importante la reforma previsional dispuesta por el Gobierno’. Miceli detalló que ‘llevamos 12.022 millones de superávit asegurado en este año, con lo que estamos alcanzando el objetivo en esta materia prevista en el presupuesto’.
Otro de los indicadores económicos, por los cuales el gobierno nacional hace olas, es el informe donde se detalla que bajó, según el INDEC, la brecha entre ricos y pobres. Esta información sostiene que el ingreso promedio para los hogares más ricos es de 6.678 pesos y concentra el 32 por ciento de la riqueza. Mientras que la franja más pobre tiene un ingreso mensual de 337 pesos y sólo obtiene el 1,2 por ciento de la riqueza generada.
Valen algunas aclaraciones: la franja más rica tiene una familia media de tres miembros, por otro lado es dable poner en dudas que la clase mejor ubicada en la escala económica tenga este ingreso mensual. La pregunta es donde situamos a empresarios, funcionarios de alto rango y otros que se conocen salarios, viáticos y más, superando ampliamente esta cifra de más de 6.678 pesos. Asimismo, esta cifra son, aproximadamente, unas 700.000 familias, algo más de dos millones de personas que se llevan el 32 por ciento de toda la producción en el país, toda la riqueza que se genera.
La franja más pobre son 13 millones de personas, entre pobres e indigentes, teniendo en cuenta los conglomerados urbanos, nada decimos de los que viven en zonas rurales y en pueblos reducidos, que no entran en esta categoría, estos pobres e indigentes sólo llevan el 1,2 por ciento de la riqueza.
Las pautas económicas pueden servir para relevar una realidad, no poner en comparación la situación social de los sectores en pugna merece una consideración, ésta, evidentemente, no es tomada en cuenta. Una familia de tres miembros con 6.678 pesos logra objetivos que para nada se condicen con aquellas familias de cinco, seis, siete o más miembros, donde la mayoría son niños y adolescentes que sobreviven con 337 pesos. Esto implicará trabajo infantil, sobre explotación y condiciones aberrantes. Claro, el informe de la reducción de la brecha entre ricos y pobres no lo reflejará jamás.
Los niños y niñas son una necesidad, porque son la vida y el futuro, pero para estos chicos es no sólo incierto, sino totalmente injusto. Además, no hay ningún tipo de políticas de Estado para solucionar sus problemas acuciantes.
No venden, no consumen, no generan preocupación… será por ello que estos porteños tan preocupados por temas como la seguridad de ellos, no miran las manitos llenas de insatisfacciones que tienen nuestros niños… los nuestros… no los de ellos…
De los estamentos estatales y de las luces de las Catalinas y Puerto Madero ni hablar… no sólo no se puede pedir peras al olmo, sino que es como pensar que hoy les puede preocupar los hambreados, ya que ellos son los reales responsables de este genocidio no tan silencioso… por eso, para ellos, los niños son invisibles…