Se han quitado las caretas de demócratas, si es que aún las tenían puestas. Al pueblo se le somete, se le engaña, se le roba o se le mata, pero nunca se le consulta excepto para cosas triviales como elegir el representante político de la dictadura empresarial que nos gobierna. Porque el referéndum propuesto en […]
Se han quitado las caretas de demócratas, si es que aún las tenían puestas. Al pueblo se le somete, se le engaña, se le roba o se le mata, pero nunca se le consulta excepto para cosas triviales como elegir el representante político de la dictadura empresarial que nos gobierna.
Porque el referéndum propuesto en Grecia ha pillado tan por sorpresa, y sus repercusiones serían tan grandes, que esta vez las élites políticas no han sabido disimular el profundo desprecio que sienten hacia el pueblo. Y a los políticos se han unido, con muy pocas excepciones, las grandes empresas mediáticas.
Veamos algunas reacciones viscerales e instintivas a la propuesta del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, para que los griegos decidan en referéndum si quieren o no el «rescate» opresivo que propone la UE:
Rubalcaba, ese socialista y obrero, dice que es una «mala decisión».
González Pons, portavoz del PP, acusa a Papandreu de ser «poco leal».
Sarkozy se muestra «consternado» ante la propuesta de consultar al pueblo griego.
Rainer Bruederle, líder del partido que gobierna en coalición con el de Merkel, se siente «irritado» ante la propuesta, declarando que es una «forma muy extraña de actuar».
Juncker, el presidente del Eurogrupo, ha dicho que un ‘no’ en el referéndum podría significar la quiebra de Grecia.
La UE bloquea la transferencia de 8.000 millones para Grecia, acordada en mayo de 2010, si se produce la consulta popular.
Dos diputados del propio partido «socialista» de Papandreu han dimitido, es decir, no han querido seguir apoyando a alguien que decide consultar al pueblo sobre algo tan importante. Otro seis, de momento, han pedido la dimisión de Papandreu.
Así reaccionan las élites políticas de nuestra democrática Europa. Pero los medios de comunicación no se quedan atrás. Con la excepción de Público, los demás también se han mostrado contrarios al referéndum en sus respectivos editoriales:
«Un error colosal» y una «pésima opción para Grecia» (El País).
«Iniciativa suicida» (El Periódico).
«La decisión de Papandreu de echar por tierra los logros de la cumbre del euro» (La Vanguardia).
«Papandreu se burla de Europa» en un «incomprensible» e «irresponsable» gesto (ABC).
«Proponer un referéndum» supone «eludir sus responsabilidades como Gobierno electo» (La Razón).
«Consulta suicida» que «pone en evidencia que la zona del euro necesita con urgencia un nuevo sistema de gobierno económico centralizado y en el que un poder europeo tome las decisiones que vayan a afectar a todos los ciudadanos del continente» (El Mundo).
Las implicaciones directas de estas reacciones no pueden obviarse: las élites políticas y empresariales, incluyendo los medios de comunicación, no creen en la democracia, es decir, rechazan clara y explícitamente que el pueblo pueda tomar las decisiones sobre los temas importantes que les afectan. Es el sistema en el que vivimos, y va siendo hora de que lo asimilemos.
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