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Juzgar a los políticos por sus discursos públicos es tan estúpido como juzgar a los bancos por sus anuncios televisivos

El «coñazo» de Rajoy y otros «deslices» políticos

Fuentes: Rebelión/Kaosenlared

Juzgar a los políticos por sus discursos públicos es tan estúpido como juzgar a los bancos por sus anuncios televisivos. Si nadie se cree (espero) que la principal preocupación de los bancos es la felicidad de sus clientes, ¿por qué tendríamos que creer que a los políticos les importa la felicidad del pueblo? ¿por qué […]

Juzgar a los políticos por sus discursos públicos es tan estúpido como juzgar a los bancos por sus anuncios televisivos. Si nadie se cree (espero) que la principal preocupación de los bancos es la felicidad de sus clientes, ¿por qué tendríamos que creer que a los políticos les importa la felicidad del pueblo? ¿por qué dar por sentado que tienen ciertas cualidades casi heroicas, un compromiso inquebrantable con la democracia y una honradez a toda prueba? No tiene ningún sentido. Si quieres saber cómo es alguien, escúchale cuando habla en intimidad, con gente de su confianza. No es algo que trascienda cada día en el caso de los políticos, pero mucho más de lo que les gustaría. He aquí una muestra.

Rajoy ha sido el último, que yo sepa, en cometer un «desliz» a micrófono abierto. Él, tan patriota, tan español, ha calificado de «coñazo» el desfile de las Fuerzas Armadas en el día de la Fiesta Nacional. Pero más interesante ha sido la reacción del PSOE. Tras la espontánea, lógica y crítica reacción inicial, al día siguiente se cerró filas entorno al compañero del PP. Así, la ministra de Defensa Chacón dice que la declaración de Rajoy no refleja su «sentimiento auténtico». Y es que para lo significativo, lo que debería despertar la reacción de la gente, no hay diferencias entre PSOE y PP. Ambos comprenden esos «deslices» porque hablan en el mismo lenguaje, y tácitamente acuerdan no explotarlos. Hoy por ti, mañana por mí.

Pero claro, Chacón hablaba en público. ¿Qué opiniones suelen tener en privado de los miembros de otros partidos? Felipe González opinó hace unos años, entre amiguetes, que Aznar (PP) y Anguita (IU) eran «la misma mierda». Poco democrático suena eso si tenemos en cuenta que Aznar y Anguita representaban a millones de españoles, o eso cuenta la mitología política.

Claro que más embarazoso debió ser para John Major, el que fuera primer ministro de Reino Unido, cuando llamó «bastardos» a sus propios colegas y prometió «crucificarlos». Eso explica por qué no ganó él las siguientes elecciones sino que fue Tony Blair, un «gilipollas integral» según dijo José Bono a un amigo. Si algún día hacen un Gran Hermano con esta gente prometo no perdérmelo.

Volviendo al respeto por la democracia, Hillary Clinton hizo una buena demostración al sugerir que sólo se permitiera participar en los debates a los dos partidos principales (sí, hay otros, aunque por razones obvias nadie los conoce). Y hablando de debates, se supone que es en el Parlamento donde se discuten las cosas y donde la oposición hace críticas constructivas y propone alternativas. Pero al parecer Rajoy y Zaplana no lo entienden así desde el momento en que se sienten obligados a preguntar por preguntar. «Tengo una pregunta absurda para esta tarde», le dijo Rajoy a Zaplana. «¡Anda que yo! Todavía no la hecho», contestó Zaplana. Pues yo sí tengo una, ¿cuánto cobran estos tipos?

En el caso de Zaplana no deberíamos esperar demasiada moderación, pues como dijo al iniciar su carrera política, «¡Ay…! tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir». Bueno, pues al parecer lo ha conseguido. Vive en un piso de 500 metros cuadrados valorado en 1.600.000 euros, conduce un Porsche de 55.000 y tiene un reloj de 18.000. Ahora, tras acabar su lucrativo servicio al ciudadano ha sido fichado por Telefónica, donde cobrará anualmente más de 200.000 euros.

¿Y qué decir de Zapatero? Tras una intervención en el congreso, su economista Jordi Sevilla le dijo que se equivocó y confundió regresividad fiscal con progresividad, una «chorrada» según Sevilla. Y Zapatero contestó, «pero eso es lo mismo». O sea, ni Zapatero tiene pajolera idea de economía, ni a Sevilla le importa un carajo la economía, salvo la suya propia, imagino.

Y es que los políticos se lo montan económicamente muy bien. Es el caso de Bush, quien se ríe de la crisis financiera porque sabe que «no pasa en Houston, evidentemente no en Dallas, porque Lausa (su esposa) está allí tratando de comprar una casa hoy», como dijo ante una divertida audiencia. En fin, otro pequeño «desliz» que fácilmente taparán sus compañeros y los medios de comunicación, por ejemplo Condoleezza Rice y «sus chicos de la Fox».

Pero no hay que ser Bush para sentirse superior, para saborear el poder. «Ahora ya eres el jefe, coño», le dijeron sin ir más lejos al nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial. Claro que sí, y cuando uno es el jefe y cuenta con mayoría absoluta puede aprobar planes hidrológicos «por cojones», como fanfarroneó el ministro de Agricultura del PP hace algunos años. O intimidar a un guardia urbano con un «¿Usted sabe quién soy yo?», como espetó la exdiputada Pilar Rahola a quien custodiaba su coche tras ser retirado por la grúa. No sé si ese urbano sabía quién era. Yo lo tengo muy claro.

Ese sentimiento de superioridad les permite igualmente tomarse a guasa les cuestiones bélicas. Así, el actual candidato a presidente, John McCain, cantó una conocida canción de los Beach Boys pero cambiando la letra original por «Bomb bomb Irán», provocando también las risas de la audiencia. Probablemente McCain cultivó ese humor tan simpático con su admirado Ronald Reagan, quien dejó su carrera de actor en Hollywood para continuarla en la Casa Blanca. En un programa de radio en 1984, cuando creía que no le escuchaban, dijo «Me complace comunicarles que acabo de firmar una ley que proscribe a Rusia para siempre. El bombardeo empezará en 5 minutos». Divertidísimo.

Así son los presidentes de Estados Unidos, unos cachondos mentales. Nixon, por ejemplo, le comentó a Kissinger su idea de tirar la bomba atómica en Vietnam. «Quiero que pienses a lo grande», le dijo. Y Kissinger, que por algo le dieron luego el Premio Nobel de la Paz, contestó que «eso sería demasiado». Al parecer con tres millones de vietnamitas muertos ya tenían suficiente.

Siguiendo con la cara más civilizada de los políticos, quisiera comentar algunas declaraciones, algo más públicas, sobre la civilización que dicen representar. Berlusconi, jefe político y mediático de Italia, hace notar que «la civilización occidental es superior al islam», afirmación con la que está de acuerdo Rajoy, argumentando que «la civilización occidental, que defiende los derechos de las personas, la igualdad, la democracia y la justicia, es superior a aquella civilización que no defiende esos valores». A esto sólo me cabe parafrasear a Gandhi cuando le preguntaron qué le parecía esta civilización occidental. «Es una buena idea», contestó.

¿Más muestras de civilización occidental? Ahí tenemos al «socialista» Rafael Centeno, quien dijo «los moros, que se vuelvan a Marruecos, que es donde tienen que estar». Sin duda esto lo entendería la esposa del expresidente catalán Jordi Pujol, para quien los inmigrantes sólo saben decir «buenos días, buenas tardes, dame de comer».

Mayor riqueza de vocabulario demuestra Sarkozy, llamando «pobre gilipollas» a un agricultor que no quería saludarle, una osadía imperdonable en un plebeyo. Quien sí saludó fue el presidente ruso Putin a su homólogo israelí. No sólo le saludó sino que le felicitó por ser tan «machote» al violar a diez mujeres. ¡Civilización occidental!

Resumiendo, tenemos una clase política que debe estar muy estresada cuando habla en público, pues a la mínima que se relajan muestran una cara totalmente distinta. Ni el menor respeto por la democracia, ni por los derechos humanos, ni por las preocupaciones de la gente, ni por sus compañeros políticos, ni por las instituciones que dicen defender. Al contrario, vemos a unos tipos engreídos, endiosados, ignorantes, vulgares, racistas y sobre todo, falsos. ¿No deberíamos controlar a esta chusma en vez de ella a nosotros?