Según diversos medios digitales conservadores, el grupo audiovisual Mediapro, uno de los principales accionistas de la cadena televisiva La Sexta, prepara el lanzamiento de El Público , un diario nacional que pretende arrebatarle sus lectores a El País . Para ello rebajaría su precio hasta 50 céntimos, lo que lo acercaría al mercado de los […]
Según diversos medios digitales conservadores, el grupo audiovisual Mediapro, uno de los principales accionistas de la cadena televisiva La Sexta, prepara el lanzamiento de El Público , un diario nacional que pretende arrebatarle sus lectores a El País . Para ello rebajaría su precio hasta 50 céntimos, lo que lo acercaría al mercado de los periódicos gratuitos. Este grupo se ha lanzado a esta empresa visto el éxito de su cadena televisiva frente a Cuatro, la emisora que lucha por el mismo tipo de audiencias.
El monopolio de Prisa
Durante muchos años, el mercado audiovisual español ha permanecido muy estático, una situación de oligopolio con la particularidad de que todas las coorporaciones tienen una línea editorial de derecha muy dura, en algunos casos como la COPE, palmariamente de ultraderecha, excepto una, el grupo Prisa, claramente alineado con el PSOE. De esta forma la empresa propiedad de Polanco representa en exclusiva la derecha más moderada y civilizada, pero cuando informa sobre Cuba, Venezuela o los derechos de los trabajadores, hace frente común con el resto de los medios españoles. Como empresa pública sobrevive RTVE, cuyos informativos son planos, «pseudo-objetivos» y con nula influencia en la población, lo que la está abocando a una pérdida continua de audiencia.
Con esta situación, hasta el más reaccionario observador tiene que convenir que el cuarto poder está en manos de una elite empresarial sin ninguna proporcionalidad con la realidad sociológica del Estado Español, es decir, el poder informativo no es democrático, o mejor, vivimos bajo una dictadura informativa.
Tras la accesión de Zapatero al gobierno, los votantes del primer partido del país (PSOE) han observado incrédulos como desde los medios del grupo Prisa, y en especial desde sus buques insignia, el diario El País y la cadena radiofónica Cadena Ser, se defiende «con la boca pequeña» al presidente Zapatero, cuando no se lo ataca directamente. Voceros oficiales de Polanco como Carlos Carnicero, que defendía a capa y espada a Felipe González cuando se descubrió la implicación de su gobierno con el grupo terrorista GAL, critican sin piedad la política de Zapatero de pacificación de Euskadi.
Con la perspectiva de la agonía de la televisión pública, el grupo Prisa (con el visto bueno del gobierno de Zapatero) utilizó la señal asignada a Canal+ para crear una nueva televisión llamada Cuatro. Su estrategia era la de captar la audiencia más cercana al PSOE y, para ello, confiaron los informativos de la noche a su estrella Iñaki Gabilondo, el cual tras un año a cargo del informativo de la noche no ha logrado los favores de la audiencia, ya que está incluso por debajo de los informativos de La 2.
La alternativa a Prisa
Poco después de la creación de la Cuatro, el gobierno de Zapatero adjudicó una licencia de televisión analógica terrestre a Gestora de Inversiones Audiovisuales La Sexta, S.A, con la siguiente composición accionarial:
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51% GAMP (Grupo Audiovisual de Medios de Producción) participada por:
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69,95% Grupo Árbol–Globomedia (Emilio Aragón) y Mediapro.
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9,8% BBK (caja de ahorros vasca)
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8,25% El Terrat (Andreu Buenafuente)
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12% Bainet (Karlos Arguiñano)
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40% Televisa (Grupo mediático mexicano)
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9% inversores menores, entre los que se incluye Gala Capital (propiedad de George Soros).
Mediapro es un grupo mediático español fundado en 1994 por Jaume Roures, productor de películas, entre otras, como Princesas y Comandante.
La Sexta se emite en la nueva plataforma de Televisión Digital Terrestre, aún no muy extendida, y en en algunas capitales de provincia se emite también en modo analógico (la forma clásica de sintonizar la televisión), por lo que no puede competir en cobertura con las otras cadenas. Sin embargo, donde se recibe la señal, esta televisión está compitiendo con el resto de cadenas y, en concreto, se puede entrever que está superando ampliamente a la Cuatro, puesto que con una cobertura muy inferior, La Sexta factura por publicidad la mitad que su competidor del grupo Prisa.
Es cierto, que su éxito se basa en gran parte en las retransmisiones deportivas (fútbol y baloncesto), pero también han supuesto una grata sorpresa sus informativos y el espacio «El intermedio». Los informativos de La Sexta están en manos de un grupo de jóvenes periodistas, que realizan unos programas frescos, amenos y, sobre todo, han rebasado por la izquierda (entiéndase de modo relativo, claro) a la Cuatro y a RTVE. El informativo de noche, dirigido por Mamen Mendizabal, es buena muestra de ello. Pero lo mejor de La Sexta viene a continuación: todas las noches, bajo el lema «ya conocen las noticias, ahora les vamos a contar la verdad», El Gran Wyoming y su equipo repasan la actualidad informativa con un humor ácido de una forma a la que no estábamos acostumbrados en la televisión española. Ejemplo de ello es cómo nos recuerdan todos los días el momento en que el 1 de mayo de 2003 George Bush declaraba que la guerra de Iraq estaba terminada y, a continuación, nos informan de los muertos diarios en esa contienda. O la siguiente secuencia sobre los recientes sucesos de Alcorcón y las reacciones fascistas en los medios de la derecha.
Polanco se preocupa
En el grupo Prisa han sonado las alarmas, mientras que su liderazgo se afianza en la radio, se ha visto derrotado en su punga con La Sexta en la televisión en abierto, y ahora aparece un serio enemigo para su diario El País, que viene sufriendo una constante caída de lectores por la competencia de la información en internet y de los diarios gratuitos, entre los que se encuentra 20 minutos, dirigido por un periodista que ya trabajó para Prisa y que también ha dejado a El País a su derecha.
Lo cierto es que, a pesar de la mejora para la información que ha supuesto el nacimiento de La Sexta, el modelo más independiente de información sólo puede llegar desde televisiones alternativas, realizadas directamente por movimientos sociales (TeleK o Pluralia TV) o desde una cadena pública y democrática, que no dependa de los anunciantes, sino de los ciudadanos, lo que no está reñido con una información de calidad y amena. Ejemplo de ello es la latinoamericana Telesur, cadena que todavía no se puede ver «en abierto» ni siquiera en los países accionistas, pero que pronto podrán recibirla en Europa todos aquellos que tengan una antena parabólica apuntando al satélite Astra (entre ellos, quienes dispongan de Canal Satélite Digital), vía por la que ya es posible ver Cubavisión.
Los accionistas de La Sexta (entre ellos Televisa, célebre por su línea editorial reaccionaria en México) rápidamente han cubierto un nicho ideológico del mercado español audivisual que estaba huérfano. Los capitalistas son de derechas por naturaleza, pero no tontos y no desaprovechan ninguna oportunidad de recaudar plusvalías, mientras que a otros, como al grupo Prisa, su prepotencia y su progresivo deslizamiento hacia la derecha lo están empujando a su decadencia y descrédito.