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El desliz de la boda real

Fuentes: Rebelión

Meses atrás se celebraba en el país una extraña boda, y digo extraña porque no es habitual que la realeza o la aristocracia española venga a casarse a estos lares. Del fastuoso evento recuerdo los habituales comentarios de prensa en relación a la exquisita elegancia de los invitados, como corresponde a su pedigrí, la simpatia […]

Meses atrás se celebraba en el país una extraña boda, y digo extraña porque no es habitual que la realeza o la aristocracia española venga a casarse a estos lares.

Del fastuoso evento recuerdo los habituales comentarios de prensa en relación a la exquisita elegancia de los invitados, como corresponde a su pedigrí, la simpatia proverbial de la novia y las comunes declaraciones de los invitados sobre el país, expresión viva de su inteligencia:»Los dominicanos son muy alegres y simpáticos y me fascina su cielo azul y su verde mar».

Lo que no sabía y recién ayer me entero es que, además de confundir a los camareros con los aborígenes, además de los naturales parabienes para los  contrayentes, en los corrillos que se formaron durante la fiesta, junto a los finos vinos y canapés, circuló también un comentario en torno a la muerte del fiscal venezolano, lo cual no hubiera tenido mayor trascendencia si no fuera porque ese día, el funcionario de la justicia venezolana todavía no había sido asesinado. El crimen cuya autoría alguien ya celebraba, se produciría días después. No me negarán que la noticia se las trae. De hecho, con tantas anodinas noticias que las agencias generalmente reportan, ésta era una de esas para darse banquete, tanto por las circunstancias como por los invitados. Hasta podría servir como tema argumental de un «thriller» o de una novela de Agatha Cristhi. Hasta Garzón, presumo, se sentiría halagado con un caso tan notorio entre las manos.

Pero las agencias de prensa y medios en general no comparten mi entusiasmo por «noticias» como la que apunto y uno viene a enterarse a los muchos días por un programa de farándula rosa de la televisión española, en el que la nieta de Franco era cuestionada por una periodista «del corazón» sobre si ya había declarado ante la justicia venezolana por el siniestro anuncio desatado en la boda. Al parecer, todos los invitados a la fiesta han sido llamados a declarar y nadie ha querido hacer públicas ni las preguntas del juez venezolano ni sus respuestas.

Ignoro si el hecho de que la noticia en el estado español haya quedado reducida a la crónica rosa, a pesar de la sangre, se deba a que, en este caso, la sangre no la aportan los invitados a la boda sino el fiscal venezolano. Ignoro si las agencias de prensa tienen un amplio arsenal de noticias más interesantes como para perder el tiempo molestando a tan ilustres ciudadanos y pidiéndoles declaraciones que no tengan que ver con sus devaneos amorosos, viajes y proyectos. Ignoro si, como me temo, uno de este oficio no sabe absolutamente nada y por eso se empeña en distinguir como noticia lo que no tiene relevancia alguna…pero les reconozco que me muero de ganas por saber el nombre del tan importante banquero invitado a la fiesta…¿o sería un entierro?.

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