El editorial de hoy de El Pais expone con diafana claridad la asunción del neocolonialismo como su credo para la globalización. Además de silenciar el golpe contra Aristide de 2004 y la invasión que la precedió, no menciona la mayoría de las evidencias del fraude masivo que cocían contra la victoria de Preval las autoridades ilegítimas, […]
El editorial de hoy de El Pais expone con diafana claridad la asunción del neocolonialismo como su credo para la globalización. Además de silenciar el golpe contra Aristide de 2004 y la invasión que la precedió, no menciona la mayoría de las evidencias del fraude masivo que cocían contra la victoria de Preval las autoridades ilegítimas, por órdenes de Washington y de la mano de las fuerzas de ocupación de la ONU.
Viene a insinuar el diario que el acuerdo final es sospechoso de haber otorgado una victoria ilegítima, cuando el seguimiento de la prensa de los días posteriores a la votación evidencia, incluso para un bachiller, la jugada sucia orquestada contra una victoria indeseada por EEUU y por la oligarquía local.
El País, sin embargo, no considera pertinente señalar las proyecciones oficiales que para el 15% de los votos, lucían completamente consolidadas, ni las denuncias de manipulación de votos por parte de dos de los miembros de la comisión electoral, ni las insinuaciones de los otros candidatos de que confiaban plenamente en que habría segunda vuelta, cuando los resultados señalaban un 63% de votación para el candidato popular.
La patronal ideológica del diario luego asocia sin paliativos a Préval a «un espeso círculo de corrupción» y a un supuesto «pistolerismo político», y pone en evidencia su espíritu antidemocrático al afirmar que el nuevo presidente, por «supuesto», deberá «resistir la tentación» de permitir el regreso de Aristide a su país. Es decir, su último presidente legítimo, secuestrado por el aparato militar más poderoso de la historia. Pareciera que no se puede llegar más lejos en la derechización sin medias tintas del diario. Pero sí, se puede. A la par que abraza las teorías de «estados fallidos» y de intervención preventiva, que parten de una supuesta voluntad prístina de la «comunidad internacional» de conseguir «naciones viables», afirma que la misión de sometimiento de la ONU, que ha validado y dado continuidad a un golpe de Estado, debe aumentar su presencia. Y para finalizar, el diario tiene el empaque de señalar que es la oportunidad dorada para que Bush aplique «su catecismo democrático planetario».
Hermoso destino el que el diario le propone al pueblo haitiano, de abrirse al fuego del napalm y las bombas inteligentes: ese es el único catecismo democrático planetario que conoce Bush. Y que frente a Haiti, El Pais acoge, abraza y convoca, para «viabilizar» a la nación.
En definitiva, al igual que el pensamiento político hegemónico en Europa y EEUU, el diario que nació en los años 70 del siglo pasado se nutre hoy del fundemantalismo liberal y colonialista del siglo XIX, para dictaminar de un modo inobjetable su carácter neocolonialista, antidemocrático y ultraconservador. Resta señalarles que ese editorial es un documento para la historia de la infamia periodística, en estos tiempos de resurgimiento del colonialismo e insurgencia indómita del Sur.
Ver: Mal menor en Haiti
http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20060220elpepiopi_2/Tes/opinion/Mal/menor/Haiti