El pasado jueves 9 de junio se envió una carta a El País con 116 firmas que al final de este artículo reproduciré. Esas 116 firmas pertenecían a personas que ahora saben de primera mano que El País no ha publicado su carta. ¿De qué tiene miedo El País? ¿Realmente le compensa el descrédito que […]
El pasado jueves 9 de junio se envió una carta a El País con 116 firmas que al final de este artículo reproduciré. Esas 116 firmas pertenecían a personas que ahora saben de primera mano que El País no ha publicado su carta. ¿De qué tiene miedo El País? ¿Realmente le compensa el descrédito que supone para su imagen la plataforma de esas 116 personas? Entre ellas hay alcaldes, profesores, periodistas, estudiantes, activistas sociales, etcétera. La carta muestra cómo en un reportaje aparentemente serio de un periódico aparentemente serio la información ha sido sustituida sin rubor ninguno por la insinuación propia de la prensa amarilla. Cada firmante, en nuestro lugar de trabajo, de estudio, de vida, en nuestro círculo familiar y de amistades, en nuestro espacio de militancia ya sea política, social o ambas cosas, contaremos el desprecio de El País no ya por la opinión de las 116 personas sino por lo que esa opinión representa.
Las firmas se consiguieron en doce horas, porque hay más cosas que hacer en esta vida que estar cada día desmintiendo a El País. Pero en una semana, esas 116 firmas se habrían transformado fácilmente en 1.000 y en 10.000. El País lo sabe. ¿Tanto le preocupa dar un poco de eco a la crítica razonada de un artículo de su periódico hecha por el movimiento de apoyo a la revolución cubana? ¿Tanto teme El País a ese movimiento?
Quienes firmamos la carta hemos estado pensando en seguir moviéndola y que El País se encontrara con 10.000 firmas en una semana y volviera a despreciarlas. Pero creemos que no vale la pena. Es mejor simplemente hacer circular otra prueba de lo que cada vez más personas constatan: que en el noventa por cien de los casos -y somos generosos- las cartas al director de El País las escribe el director.
No importa si el director se las solicita a un amigo, pidiéndole por ejemplo que halague a algún columnista. No importa si las redacta él en silencio, al anochecer, como una parte más de su trabajo. No importa si se limita a dar la orden, a quienes trabajan en esa sección, de que elijan sólo aquello que él diría o que el periódico diría. Cartas de mí mismo para mí mismo. Y luego ese periódico habla de algo que llaman libertad de expresión.
La carta:
Amigos espías
Un reportaje aparecido en su periódico bajo el encabezamiento de Investigación y Análisis, lleva por título La red de amigos de Cuba. La amistad se caracteriza, como todo el mundo sabe y según consta en el diccionario, por ser una relación desinteresada, a diferencia de lo que ocurre con las relaciones laborales, comerciales, etcétera. Sin embargo ya en el encabezamiento el redactor afirma: «El régimen (la cursiva es mía) cubano cuenta, gracias a las simpatías políticas o (de nuevo mía) a la penetración de sus servicios secretos, con una amplia plataforma de vigilancia y apoyo en España».
Aun cuando el uso de la «o» puede denotar separación, alternativa, es decir: o una cosa o la otra, no parece que sea éste el caso, pues la frase no está redactada en forma de pregunta, y flaca tarea de investigación y análisis habría hecho el redactor si no hubiera conseguido saber si está hablando de amigos o de espías. Todo indica, por el contrario, que el investigador utiliza la «o» en el sentido de equivalencia. Es decir, para el redactor la simpatía política y la penetración de los servicios secretos es lo mismo. Y, en efecto, la primera línea de un reportaje sobre la red de amigos, insisto, de amigos, no de espías, esa primera línea comienza así: «Los servicios secretos cubanos, considerados entre los más eficaces del mundo….».
Lo cierto es que en ningún momento a lo largo del reportaje se aportan pruebas acerca de esas supuestas relaciones que los amigos de Cuba tendrían con sus servicios secretos. Quizá el reportaje debiera haber aparecido bajo el encabezamiento: «Insinuación o análisis». Acaso en la cabeza del periodista no quepa la idea de que miles de personas puedan comprometerse con un modelo político, con unos principios y unos valores por algo que no sea el interés mercantil ni esas oscuras fantasías de servicios secretos a que alude el periodista sin aportar un solo dato. O tal vez, simplemente, el periodista preferiría pensar que a quienes apoyamos la revolución cubana nos han comprado y que, si fuera necesario, se nos podría comprar para que dejáramos de hacerlo.
No resulta adecuado en un reportaje de investigación confundir los deseos con la realidad. Parece, en todo caso, conveniente que su periódico dé alguna explicación a miles de personas que en España apoyan la revolución cubana sin que en su apoyo medie vínculo alguno con los servicios secretos, y sí, en cambio, la amistad.
Francisco José Fernández Ramos y 115 firmas más acompañadas del exigido dni que aquí no reproducimos.
José Mª Fernández Criado, Eduardo Silva Bafaluy, Alejandro Vidal Álvarez, Pilar García Sánchez, Ignacio Casado Galván, Carlos Andrés Cristóbal. Antonio Buil Moreno, Gloria Fernández García, Blanca Fernández García , Isabel Fernández Casaña , Luis Ignacio Iglesias García , Amparo Velasco Fernández, Ana María Rodríguez Alonso, Justino Salas Crespo, Luis Alejandro Castellanos Iglesias, Virginia Díaz Sanz, Mariano Sanz Felez, Eva Urbano Blanco, Daniel Álvarez Morcillo, Nuria García Lorca, Fernando Sanz Felez, Maria Rosario Beamonte García, Mauricio Valiente Ots, José Díaz Auñon, Ivan Cases Vacas, Guillermo Sebastian Bueno, Adela Palomares Moya, Roberto Vaquero Arribas, Carlos Fernández Liria, Silvia Casado, Antonio Calvache Pérez, Julia Barbosa Sánchez, Santiago Alba Rico, Ana Martínez Huerta Juan Domingo Sánchez, Luis Alegre, Favio González López, Ana Roca Gadea, Antonio Cuesta Marín, Beatriz Morales Bastos, Diana Fuentes Iriépar, José Toribio Barba, Constantino Bértolo Cadenas, Óscar Gallego, Rocío García, Ángeles Maestro Martín, Fernando Cembranos Díaz, Olivia Fontela García,Víctor Manuel Casco Ruiz, María Isabel Durán, Andrés Talavero Blanco, Andrés Talavero Tovar, Juan García Molla, Pino María Quintana Rivero, Juan Carlos Molano Grajera, Rogelio Barrero Jara,Teresa Pacheco Yepes, Humberto García Valverde, Inés Sánchez Peral, Luis Froufe Carlos, Carmen Julián Ríos, Fernando Castillo Gozalo, Mª Soledad Arias Castañón, Rafael Hernández Rico, Andrés Ruiz López, Jara Talavero Blanco, Feliciano Padilla Amaya, Gustavo Pizarro Acedo, Pascual Serrano Jiménez, Belén Ruiz de Gopegui Durán, Pedro Torres Pérez Pedro San Fruto, Araceli Ortiz Arteaga, Rafael Fernández Serra, Manuel García Morales, Sebastián Bruque-Gámez, Gonzalo Cruz Andreotti , María Jesús Fuentes Rebollo, Francisco González Fajardo, Ana Jorge Alonso, María Martínez Lara, Rocío de la Maya Retamar, Angel Galán Sánchez, José Manuel Mariscal Cifuentes, Ana Morales Alcaide, Manuel Monereo Pérez, Felix Martín Carro, Salvador Osorio Anaya, Efraín Campos Vidal, Emiliana Durán Collado, José Luis González Ruiz,José Ortigosa Ruiz, Antonio Blanco Cueto,.Zacarías Gómez Calvo, Juan Sánchez García, Félix Doblas Sanzo, José Antonio Ponce Fernández, Antonio Maira Rodríguez , Iñaki Errazkin, Jorge López Ave, Yolanda Castro Jiménez , Hugo Gómez Ángel, Jose Miguel Alvarez Crespo, Sofía García Hortelano Martín-Ampudia José Antonio Barroso Toledo, Manuel Romero Blandino, Pedro Maza Alfaro, Francisco maza Alfaro, José Miguel Álvarez Crespo, José Manuel García Martínez, Antonio Romero Ruiz, Pedro Moreno Brenes, Rafael León Rodríguez, Horacio Lara Palma.