Una enviada especial de El País a Colombia titula su información del 10 de julio: «Los dividendos de la paz colombiana» y subtitula: «La disminución de la violencia impulsa el auge económico del país». El comienzo del texto es apoteósico en su primer párrafo gracias a un riguroso analista/taxista: El taxista Pedro Ernesto Córdoba gira […]
Una enviada especial de El País a Colombia titula su información del 10 de julio: «Los dividendos de la paz colombiana» y subtitula: «La disminución de la violencia impulsa el auge económico del país». El comienzo del texto es apoteósico en su primer párrafo gracias a un riguroso analista/taxista:
El taxista Pedro Ernesto Córdoba gira por la concurrida carrera Séptima, en pleno corazón de Bogotá, y acelera. «Ahora tengo más trabajo y hay menos atracos», asegura el conductor, de 60 años, que reconoce que la subida del petróleo y los impuestos están reduciendo sus ya escasos beneficios. Pese a sus dificultades para llegar a fin de mes, tiene claro que votará a Álvaro Uribe si vuelve a presentarse en 2010. «El presidente ha hecho mucho por la seguridad y la economía de Colombia», dice tajante. La disminución de la violencia ha provocado que el país latinoamericano, clasificado como uno de los países con mayor nivel de desigualdad del mundo, haya experimentado un boom económico desde 2002.
Ya cuando vamos leyendo el texto descubrimos algunos otros datos.
Que parte de su riqueza es debido a la economía de la vecina Venezuela, ese país tan desastroso según siempre informa El País:
Colombia, que es un gran exportador de petróleo, café o níquel, se ha beneficiado del alza de precios de las materias primas. Venezuela también ha tenido que ver. El país vecino ha crecido mucho gracias al petróleo, pero ha perdido capacidad de producción, de forma que las compras de productos de Colombia se han duplicado.
Que el paro es el del 11,8% y la pobreza del 45%, es decir, que aún trabajando se es pobre en Colombia:
Antes del inicio del boom, Colombia venía de sufrir la peor de sus crisis, a finales de los noventa, cuando el PIB llegó a caer más del 4%. La tasa de paro llegó al 20%; en mayo pasado se situó en el 11,8%. «El crecimiento se ha traducido en una reducción clara de la pobreza, del 55% de la población en 2002 al 45% de ahora, pero aún se trata de un porcentaje muy elevado», afirma Alejandro Gaviria, decano de Economía de la Universidad de los Andes.
Que el salario mínimo es de de sólo 170 euros, pero que eso es irrelevante porque los empresarios no cumplen la ley:
El salario mínimo ha ido creciendo desde 2002, hasta cerca de 400.000 pesos mensuales (170 euros), aunque 4 de cada 10 empleados cobran menos que eso.
Y, encima, este «chollo económico» ya se acaba:
Pero la crisis internacional no ha pasado de largo. Se aprecia una clara desaceleración. La inflación supera el 7%. El peso está en máximos frente al dólar y su apreciación mina la competitividad de los exportadores. El Gobierno ha rebajado al 4,8% su previsión de crecimiento para 2008. El boom puede haber llegado a su fin.
Eso sí, para las multinacionales españolas aquello está estupendo y, por lo tanto, también para El País:
De momento, la realidad es que Colombia está considerado uno de los cuatro países más atractivos para invertir en Latinoamérica, junto a Brasil, México y Perú, según el grupo Santander, una de las empresas españolas presentes aquí, junto a Telefónica, BBVA, Unión Fenosa, Endesa e Inditex, entre otras.