Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Como en pasados conflictos en Oriente Medio, tanto los argumentos de los medios de comunicación como los comentarios políticos aquí, en Estados Unidos, han seguido muy de cerca los puntos de vista de Israel sobre la guerra. Este ha sido un componente esencial del éxito anticipado y de su capacidad para prolongar la agresión sin que retroceda el apoyo estadounidense. Israel, porque reconoce la importancia de la propaganda bélica, combate en este frente de forma tan rotunda y desproporcionada como lo hace sobre el campo de batalla.
He aquí cómo lo han hecho:
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Define los términos del debate y lo ganarás. En un primer momento, los israelíes trabajan para definir el contexto, el punto inicial y el argumento que determinará cómo va a comprenderse la guerra. En el caso actual, por ejemplo, consiguieron triunfar mediante la repetición constante, estableciendo la idea de que el momento de inicio del conflicto fue el 19 de diciembre, el final del alto el fuego de seis meses (que Israel describió como «violado unilateralmente por Hamas»). Al actuar así, ignoraban, por supuesto, sus propias y tempranas violaciones del mismo alto el fuego de noviembre y el incumplimiento de su compromiso de abrir las fronteras de Gaza durante el mismo. También ignoraron el hecho de haber reducido Gaza a una situación de dependencia, un proceso que había empezado mucho antes y que continuó tras su retirada en 2005. Y porque saben que la mayoría de los estadounidenses no siguen de cerca el conflicto y se sienten inclinados a creer, como señala la línea argumental, «lo que oyen una y otra y otra vez más», esa táctica de definición preventiva y repetición alcanzó su objetivo con éxito.
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Reconocer que los estereotipos funcionan. Porque, durante generaciones, el conflicto israelo-palestino se ha ido definiendo con imágenes culturales positivas de Israel y estereotipos negativos de los palestinos, los propagandistas israelíes tienen ahí una ventaja fácil de explotar. Porque la historia ha venido siendo considerada como la de la «humanidad israelí confrontada con el problema palestino», la cobertura de los medios de comunicación acerca de cualquier conflicto comienza siempre con cómo «el problema» está afectando a la población israelí. Como declaró Golda Meir en una ocasión: «Podemos perdonar que los árabes maten a nuestros niños, pero nunca podremos perdonarles por obligarnos a matar a sus niños». Por tanto, no era sorprendente que, a pesar del desproporcionado sufrimiento de los palestinos, la cobertura de los medios tratara de «equilibrar» la historia ofreciendo un extenso tratamiento, con fotos, de los angustiados y asustados israelíes y del impacto que la guerra estaba teniendo sobre ellos. En los primeros momentos, cuando más importante era el tratamiento de los medios, se fue reduciendo a los palestinos, como siempre, a meras cifras, cosificándoles como «daños colaterales».
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Anticiparte y aprovechar los errores de tus oponentes. La equivocación de Hamas jugó un papel importante en la estrategia de Israel. Desde el comienzo, Israel contaba con el hecho de que Hamas iba a lanzar cohetes e iba a difundir el tipo de amenazas que Israel podría entonces aprovechar para despertar simpatías en Occidente. Saber que esto iba a producirse, y que podría explotarlo, supuso una ventaja para su propaganda bélica.
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Estar en todas partes, decir siempre lo mismo y asegurarte que tus oponentes permanezcan tan invisibles como sea posible. Israel comienza cada guerra con toda una tropa de portavoces de habla inglesa (muchos nacidos en Occidente) que están siempre disponibles en todos las cadenas de los medios (no es accidental, por ejemplo, que Israel tenga un Cónsul General «árabe» en Atlanta, que es donde está la CNN). El trabajo de su operación propagandística, que va repartiendo múltiples portavoces por todas partes por todos los Estados Unidos con puntos de conversación consistentes, garantiza el éxito. Al mismo tiempo, pueden negar el acceso de la prensa a Gaza, permitiendo sólo que los periodistas extranjeros operen cerca de la zona de guerra bajo el control de las fuerzas armadas israelíes, garantizando así para que Israel aproveche la oportunidad y moldee cada uno de los aspectos de la historia mientras elimina la posibilidad de una verificación independiente del horror desplegado en Gaza.
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No ceder terreno. Ya que la mitad de la historia vendrá determinada por lo que los dirigentes políticos digan y hagan, el aparato político en Washington se ve también presionado a entrar en el juego, para lo que se aseguran de que los dirigentes del Congreso y de la Casa Blanca «se atendrán a las instrucciones dadas». Por tanto, las declaraciones emitidas por el Congreso, reflejarán los puntos de conversación fijados y, junto a los portavoces israelíes y comentaristas políticos, actuarán como eco los unos de los otros.
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Negar, negar y negar. Cuando los acontecimientos y la realidad se abran paso contradiciendo la narrativa establecida por Israel, originando historias que contradicen la línea argumental, la máquina de la propaganda funciona a destajo negando, negando, siempre negando (diciendo con total descaro, «¿a quién vas a creer, a mí o a tus ojos embusteros?»). En ese momento, eso significa asegurar que la muerte de civiles palestinos es siempre consecuencia de los fallos del otro, o que los informadores, o que sus oponentes, están orquestando las fotos del dolor (como si dijeran, «en realidad, los árabes no sufren como nosotros»).
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El último refugio… Cuando todo se venga abajo, entonces se ponen a señalar unos cuantos ejemplos de vergonzoso antisemitismo, generalizándolos, sugiriendo que eso es lo que motiva las críticas. Es algo que escuece y que puede ser que se utilice excesivamente, pero que puede conseguir silenciar o poner a los críticos a la defensiva.
Enlace con texto original:
www.huffingtonpost.com/james-zogby/how-israels-propaganda-ma_b_156767.html