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La gran prensa oculta que la salud de la población de EEUU está en peligro

El gobierno de Bush manipula la ciencia y censura a los científicos para favorecer a las multinacionales que contaminan el medio ambiente

Fuentes: Argenpress

Un consultor de Wall Street decide en los programas científicos gubernamentales contra el SIDA porque es ‘consejero presidencial’ sólo por ser un hombre del Presidente. La Casa Blanca amordaza a los científicos que critican cómo las grandes corporaciones violan las normas del medio ambiente y generan desechos tóxicos para incrementar sus ingresos en perjuicio de […]

Un consultor de Wall Street decide en los programas científicos gubernamentales contra el SIDA porque es ‘consejero presidencial’ sólo por ser un hombre del Presidente. La Casa Blanca amordaza a los científicos que critican cómo las grandes corporaciones violan las normas del medio ambiente y generan desechos tóxicos para incrementar sus ingresos en perjuicio de la salud. La administración Bush reemplaza a los hombres de ciencia por incompetentes, no importa que sean ignorantes, con tal que no le pongan piedras al camino del lucro corporativo.

Al gobierno de Estados Unidos no le importa que su propia gente sea víctima de las emisiones nocivas de la gran industria, si ésta es rentable para sus dueños, como es el caso de compañía energética Halliburton, propiedad del Vicepresidente Dick Cheney. Parece ciencia ficción barata, pero todo esto no ocurre en Corea del Norte ni en Rusia, sino en el país del Norte… y sin que los grandes medios de comunicación le presten atención.

Los servicios ambientales y de salud gubernamentales nacieron para proteger al ciudadano, pero hoy resguardan el interés de las grandes corporaciones. Prominentes científicos, entre ellos 20 premios Nóbel estadounidenses, tratan de hacer oír su discurso contra las aberraciones de la ‘ciencia chatarra’, el tercer tema nacional más escamoteado por la gran prensa, según el último ranking anual de las noticias ‘más censuradas’ por la gran prensa de Estados Unidos que efectúa el ‘Project Censored’ de la Universidad de Sonoma, California.

El programa contra la censura ‘descubrió’ esta historia periodística (‘story’, en inglés) sepultada en publicaciones disidentes de circulación más bien discreta, como ‘The Nation’ del 8 de marzo de 2004 (‘La ciencia chatarra de George W. Bush’ por Robert F. Kennedy Jr.1), el boletín ‘Censorchip News: The National Coalition Against Censorship Newsletter Año 2003, #91 (‘Censura a la Información Científica’), el Environment News Service & OneWorld.Net, del 20 de febrero 2004 (‘Científicos calificados advierten que la política científica de Bush carece de integridad’, por Sunny Lewis) y los archivos del representante (diputado) Henry A. Waxman (‘Política y ciencia en la administración Bush’, un informe de agosto de 2003 preparado por el equipo de minoría del Comité para la Reforma del Gobierno, actualizado el 13 de noviembre de 2003). La investigación sobre las publicaciones que abordaron este tema crucial soslayado por la gran prensa estuvo a cargo del académico Carro Friedel, Ph.D., y de los investigadores estudiantiles Sita Khalsa y Jeni Green.

Traducción de la ‘story’

Critican que la administración Bush está purgando, censurando y manipulando la información científica para sacar adelante su agenda anti-ambiental en favor de las grandes corporaciones. Más de 60 científicos ‘top’ de la nación, incluyendo a 20 laureados con el Nóbel, relevantes expertos médicos y ex directores de agencias federales, emitieron una declaración en Washington –el 18 de febrero de 2004– acusando a la administración Bush de torcer deliberadamente los resultados científicos con fines políticos y clamaron por una acción legislativa reguladora que restablezca la integridad científica en la formulación de las políticas federales.

Bajo la administración Bush, la Environmental Protection Agency (EPA), o Agencia de Protección del Medio Ambiente, quedó a cargo de científicos que entrañan una amenaza por su ideología favorable a los negocios. Cuando un equipo de biólogos que trabajaba para la EPA denunció que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército incurrió en una violación de la Ley de Protección de las Especies (Endangered Species Act), sustituyeron al grupo por un panel amistoso con las corporaciones. Por añadidura, los representantes de la EPA impidieron que el Dr. James Zahn, un biólogo nacionalmente respetado, publicara un estudio que identificaba bacterias peligrosas para la salud en los criaderos industriales de cerdos.

La administración Bush está designando en los consejos directivos a científicos incompetentes pero estrechamente vinculados con la industria. La Oficina de Recursos Humanos designó a varios individuos enlazados a la industria del plomo. Una de esas personas en altos cargos testificó que ‘es seguro para los niños’ mantener niveles de plomo siete veces superiores al límite permitido.

En el área del calentamiento global, la administración Bush realiza esfuerzos para atascar las acciones del Congreso que diseñan controles para las emisiones industriales. La EPA alteró un informe sobre el daño ambiental de un proceso de fracturación hidráulica desarrollado por Halliburton, la compañía que dirigió el vicepresidente Dick Cheney. La fracturación hidráulica involucra la inyección de benceno en la tierra, que a su turno contamina los depósitos de agua subterránea por encima del límite federal.

En diciembre de 2002, la EPA debilitó una regulación de la Ley del Aire Limpio, conocida como ‘New Source Review’ (NSR) para permitir que la combustión del carbón genere más energía eléctrica sin tener que instalar controles para las emisiones adicionales. La administración Bush bloqueó el procedimiento contra unas 50 centrales eléctricas acusadas de violar la vieja regla NSR, mientras que en la misma época redujo drásticamente el financiamiento del programa de limpieza tóxica ‘Superfund’. En octubre de 2003, la Oficina General de Contabilidad, que es el brazo investigador del Congreso, divulgó que la revisión de la regla NSR podría ‘limitar el derecho seguro del público al acceso a los datos sobre la toma de decisiones que modifican instalaciones de una manera que afecta a las emisiones’. Esencialmente, esto hace más difícil que el público supervise las emisiones, los riesgos para la salud y el cumplimiento de las normas locales NSR.

En junio de 2003, la administración Bush publicó un informe ‘comprensivo’ sobre el ambiente — que no contenía ninguna información sobre el cambio del clima, ni abordó el calentamiento global.

La EPA dictaminó días después de la catástrofe del 11 de septiembre que la calidad del aire era segura en la zona crítica que rodea al World Trade Centerl. Un informe del Inspector General emitido en agosto de 2003 reveló que los informes de la prensa fueron bosquejados bajo el cuidado de funcionarios de la Casa Blanca para abrir de nuevo -rápidamente- la Bolsa de Wall Street.

Un estudio conducido por la EPA encontró que los altos niveles de atrazine, un agente carcinógeno descubierto en el agua potable, cumple la asignación de estándares del gobierno. Cuando los resultados fueron divulgados, la administración Bush no se refirió al nivel del atrazine, sino que -por el contrario- entregó la investigación a una compañía de Suiza, para mantener su control del medio ambiente lejos de los científicos locales.

En enero de 2003, el presidente Bush designó a Jeryy Thacker, un consultor de mercado, en el Consejo Consultivo Presidencial sobre HIV/AIDS (SIDA). Thacker, que suele referirse despectivamente a la homosexualidad, describió al SIDA como la ‘plaga gay’. En mayo de 2003, el New York Times informó que los Servicios Humanos y de Salud (HHS) pueden aplicar un ‘escrutinio inusual’ a las asignaciones que utilicen palabras claves como ‘hombres que duermen con hombres’, ‘gay’ y ‘homosexual.’

El científico Michael Oppenheimer, de la Universidad de Princeton, dijo: ‘Si usted cree en un universo racional, en la claridad, en el conocimiento y en la búsqueda de la verdad, esta Casa Blanca es un desastre absoluto’.

Actualización de Robert F. Kennedy Jr.

El reportaje fue la primera compilación comprensiva del asalto sistemático a la ciencia federal orquestado desde la Casa Blanca contra todos los departamentos federales que supervisan el ambiente y la salud pública.

Durante la semana, la ‘Union of Concerned Scientists’ publicó otro detallado informe sobre el asalto de la administración Bush a la ciencia del gobierno y su práctica de purgar y amordazar a la ciencia gubernamental cuando sus pronunciamientos perjudican las ganancias corporativas. Veinte ganadores del premio Nóbel firmaron una carta al Presidente condenando que suprime y tuerce a la ciencia federal.

Numerosos artículos abordaron esta cuestión en publicaciones nacionalmente prominentes. Varias citaron a la nota de tapa de ‘The Nation’.

El público puede entrar en contacto con el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) o visitar su sitio web http://www.nrdc.org/. Actualmente escribo un libro para la editorial Harper Collins titulado ‘Crímenes contra la naturaleza’ que reseñará los ataques de la administración Bush contra el medio ambiente. El libro se basa en el artículo publicado con igual título en ‘Rolling Stone’ del 8 de diciembre de 2003.

Notas:
1) Sobrino del presidente John F. Kennedy e hijo de senador Roberto F. Kennedy, ambos asesinados.