El gobierno del PSOE ha decidido que la impresionante deuda que tiene el ente público de radio televisión española (RTVE) deben pagarla los trabajadores. De este modo, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), a través de Enrique Martínez Robles, y la directora general de RTVE, Carmen Caffarel, habrían tomado la decisión de echar a más […]
El gobierno del PSOE ha decidido que la impresionante deuda que tiene el ente público de radio televisión española (RTVE) deben pagarla los trabajadores. De este modo, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), a través de Enrique Martínez Robles, y la directora general de RTVE, Carmen Caffarel, habrían tomado la decisión de echar a más de 4.000 trabajadores. Sobre la responsabilidad en la catastrófica situación económica del ente de directivos y directores generales de los últimos veinte años, nada se sabe.
El presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), Enrique Martínez Robles, y la directora general de RTVE, Carmen Caffarel, concretan hoy el plan de lo que ellos llaman «saneamiento» (despedir trabajadores) del ente público que esbozaron el 27 de febrero pasado, según publica EL MUNDO. Un duro plan de ajuste que costará en total 4.500 puestos de trabajo de los 9.212 de que consta la plantilla.
La reforma que, en palabras de Robles, se centra en devolver «eficacia y eficiencia» a la gestión del ente y en transformarlo en una corporación empresarial de financiación mixta, va a chocar con la firme oposición de los sindicatos, que no se muestran dispuestos a aceptar un plan que, entre otras cosas, «sigue favoreciendo la compra de producciones externas en lugar de fomentar la propia».
Aunque «no desaparecerá ninguno de ellos», como aseguró Caffarel el 27 de febrero, tras los recortes anunciados en el plan de Sepi, las plantillas y la actividad de los centros territoriales de RTVE quedarán reducidas a su mínima expresión. En concreto, en televisión la actividad
se limitará al informativo de media hora de la primera cadena, ya que de La 2 desaparecerá toda desconexión territorial.
Radio 5 también dejará de emitir contenidos locales y provinciales cada 20 minutos como en la actualidad para centrar su papel en la información continua desde la sede central en Madrid. Radio Nacional de España (Radio 1) ofrecerá desconexiones de media hora, al igual que TVE-1, a mediodía, y de lunes a viernes, al margen de eventos especiales que ocurran en las distintas autonomías.
Los centros territoriales de televisión se mantendrán en 16 en el caso de la televisión y 18 para la radio (sumando a Ceuta y Melilla) junto con 35 unidades provinciales, todos ellos constituidos en función de su dimensión territorial e importancia informativa. Las unidades locales desaparecerán.
La polémica Radio 4
Dos de las principales medidas del plan de futuro, el cierre de la emisora en catalán Ràdio 4 y el del centro de producción de TVE de Canarias que será reconvertido en centro territorial , ha sumado a las protestas sindicales, las de la clase política de ambas comunidades.
La polémica por la emisora en catalán ha alcanzado tal altura que se especula con la posibilidad de que sobreviva a la propuesta de Sepi. No aparece así para las emisiones en catalán en La 2 .
Los diversos cálculos que se han hecho en las dos últimas semanas sobre el coste laboral del plan de futuro para RTVE se acercan peligrosamente a la realidad. De hecho, muchos se quedaban cortos ya que hablaban de alrededor de 4.000 trabajadores y el recorte de la Sepi llega a los 4.500.
Tanto la directora general de RTVE como el presidente de la Sepi, que defendieron la drástica merma de la actividad de los centros territoriales argumentando que algunos de ellos tienen un coste de producción «hasta 10 veces superior» al de otros servicios, volverán a argumentar mañana que la supervivencia de RTVE exige ese sacrificio laboral.
Recordarán el absurdo de competir con las televisiones autonómicas en la nueva realidad cultural y social de España. Si para los dirigentes de CCOO y UGT los principios generales del plan confirmaban «sus peores pesadillas», su concreción en 2.500 despidos no les va a dejar dormir.