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El insoportable y nada leve clasismo del global-imperial

Fuentes: Rebelión

Se superan cada día y eso que aún no ha asumido la dirección, con mando en plaza, el nuevo talibán neoliberal, el corresponsal hasta hace poco del diario en Washington. ¿Sionistas? Sin duda. ¿Antichavistas? Declarados y activos. ¿Neoliberales? Hasta la náusea y con crecimiento diario exponencial. ¿Defensores de las peores causas desde la óptica más […]

Se superan cada día y eso que aún no ha asumido la dirección, con mando en plaza, el nuevo talibán neoliberal, el corresponsal hasta hace poco del diario en Washington.

¿Sionistas? Sin duda. ¿Antichavistas? Declarados y activos. ¿Neoliberales? Hasta la náusea y con crecimiento diario exponencial. ¿Defensores de las peores causas desde la óptica más deleznable? La reciente pseudoinformación sobre Ucrania es ejemplo de ello. Y así siguiendo, hasta Bolivia, Cuba, Ecuador y más allá.

Se suma además, a todo ello, un clasismo que echa para atrás incluso en la lectura más descuidada y más acrítica.

Informe de Elsa García de Blas sobre la Universidad [1]. La crisis, señala el titular, impulsa la presencia de mayores de 30 años en la Universidad. En recuadro destacado:

«Las clases sociales bajas buscan una oportunidad en la enseñanza superior.»

Como han leído.

Para cualquier persona que toque un poco de realidad social sabe que los puntos, las cuestiones centrales en estos momentos, y desde hace ya años, es el inadmisible incremento de las matrículas de las universidades públicas, matrículas que está echando para atrás a muchos estudiantes de familias trabajadoras, orientados en algunos casos hacia ciclos formativos de grado superior (que han dejado de ser gratuitos en algunas comunidades autónomas, en Cataluña por ejemplo), además de la injusta política de becas del Ministerio Wert y las enormes dificultades de muchos licenciados/as a encontrar alguna ubicación laboral mínimamente decente y dignamente remunerada.

Sea como fuere, ¿cómo alguien que no pretenda ofender a los sectores más desfavorecidos puede usar la expresión «clases sociales bajas»? ¿Bajas? ¿Respecto a qué altura social o poliética? ¿Las clases «altas» son las clases privilegiadas, explotadoras, elitistas y corruptas en muchos casos, esas que cobran como don Cebrián más de 10 millones de euros anualmente, y las clases «bajas» son las clases trabajadores inmersas en una estafa inconmensurable y viviendo en condiciones que rozan el abismo y empujan a la desesperación y marginación? ¿Se trata de eso? ¿De qué están hablando realmente? ¿Qué lenguaje es ese?

Por cierto, ¿cabe el uso de una expresión así en el libro de estilo de El País-los- negocios-son-los-negocios, en un diario que se las da de tal, cual y Pascual?

 

Nota:

[1] El País, 24 de febrero, p. 33.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.