«El Intermedio» (@El_Intermedio) es un magazín satírico que emite el canal español de televisión ‘La Sexta’ [1]. Es relevante por varios motivos: – Sirve de referencia informativa a numerosos espectadores con sensibilidad política de centro-izquierda e izquierda. – Es un programa de éxito. Su cuota de pantalla supera con frecuencia el 10%, con más de […]
«El Intermedio» (@El_Intermedio) es un magazín satírico que emite el canal español de televisión ‘La Sexta’ [1].
Es relevante por varios motivos:
– Sirve de referencia informativa a numerosos espectadores con sensibilidad política de centro-izquierda e izquierda.
– Es un programa de éxito. Su cuota de pantalla supera con frecuencia el 10%, con más de 2 millones de fieles espectadores y 8 años de trayectoria consolidada.
– Sus conductores forman parte del eje de comunicadores ‘progresistas’ contrarios a la revolución bolivariana. Otros ejemplos son Andreu Buenafuente (@Buenafuente) y Jordi Évole (@jordievole). Todos ellos presentan programas de éxito en ‘La Sexta’.
«Ya conocen las noticias. Ahora, les contaremos la verdad». Con esta frase comienza cada noche su emisión el conductor principal: el humorista y showman conocido como ‘Gran Wyoming’. Acto seguido el programa aborda informaciones de actualidad, expuestas por la co-presentadora Sandra Sabatés y comentadas satíricamente por Gran Wyoming.
«El Intermedio» se centra en noticias de política española. El material noticioso es abundante. Los recortes sociales y la galopante corrupción acaparan horas y horas de programación. Los espectadores, sensibles a esta cruda realidad, simpatizan con las críticas y sátiras que se lanzan contra las políticas neoliberales y retrógradas del corrupto gobierno de Rajoy.
En el caso de Venezuela los espectadores carecen de referencias directas. Por tanto, lo que diga «El Intermedio» goza de presunción de veracidad. Pero ¿qué dice «El Intermedio» de Venezuela? Básicamente lo mismo que el resto de la gran prensa española: que las protestas son buenas y el gobierno malo.
Protesta buena
La valoración de «El Intermedio» de las protestas en Venezuela es claramente positiva. Al fin y al cabo, protestar contra la inseguridad o denunciar los problemas económicos de tu país, son comportamientos elogiables, cívicos y saludables.
No vamos a reiterar aquí una exposición detallada sobre los desencadenantes de esta oleada de violencia (véase al respecto nuestro análisis crítico del informe de Amnistía Internacional, disponible en http://www.rebelion.org/docs/183065.pdf). Tan solo recordaremos brevemente que este conflicto hunde sus raíces en la derrota electoral sufrida por la oposición en diciembre pasado, en el posterior llamamiento a la lucha en la calle de los derechistas Leopoldo López y María Corina Machado, así como en la agitación de las bases juveniles de los partidos de oposición. Todo ello orientado a generar un estado de caos y zozobra que fuerce una salida prematura del gobierno del presidente Nicolás Maduro, el cual, por cierto, puede ser depuesto por métodos democráticos una vez cumpla la mitad de su mandato constitucional.
Si no nos creen, repasen el reporte de CNN de los primeros incidentes, el 6 de febrero pasado [2] . Verán que, en el presunto alzamiento estudiantil, ya aparece, apresurándose a desmentir su implicación, Leopoldo López.
Este es un punto de confusión habitual. La mediática opositora y las propias bases de los partidos derechistas se arropan en los problemas sociales para justificar sus acciones de calle. Sin embargo, estas acciones se enmarcan en la estrategia, adelantada públicamente el 23 de enero por López y Machado [3] , para «salir» del gobierno de Nicolás Maduro mediante la paralización del país. Es algo difícil de ocultar. Aun así, «El Intermedio» se suma a la tesis de que las revueltas surgen del malestar de los «estudiantes», a los que luego se suman «ciudadanos y políticos de la oposición»:
Sandra Sabatés: «La mayoría son estudiantes. Aunque a medida que han avanzado los días se han unido a ella ciudadanos y políticos de la oposición han dirigido protestas y marchas.» (emisión del 25 de febrero de 2014)
Sandra Sabatés: «El motivo que generó las primeras protestas fue la inseguridad ciudadana. Pero no fue el único. Aspectos como la desmesurada inflación, que llegó el año pasado al 56%, los frecuentes apagones en las ciudades o la escasez de productos básicos como la leche, medicamentos o papel higiénico, han contribuido a que crezca el clima de tensión» (emisión del 27 de marzo de 2014)
Según las encuestas, la inseguridad, la inflación y el desabastecimiento son ‘preocupaciones universales’. Es decir, preocupan tanto a chavistas como a opositores. Junto al derecho a la vivienda, a la educación o a la sanidad, son objeto de las principales políticas públicas del gobierno. Si de verdad estamos ante una ola de malestar social ¿cómo ganó el chavismo las dos contiendas electorales que tuvieron lugar en 2013, la más reciente en diciembre? No tiene mucho sentido. Apenas dos meses después de recibir un amplio respaldo electoral ¿se prende una ola de protestas? ¿En urbanizaciones de clase media y media alta? ¿Por qué surge esta revuelta de repente, precisamente ahora?
No, no tiene sentido; y no lo tiene porque las razones son otras. Estas revueltas se alimentan de la frustración de la derecha radical ante sus continuos fracasos electorales y tienen por objeto evitar a toda costa que el gobierno de Maduro se consolide en el período 2014-2015. Esto último es algo que podría ocurrir si finalmente comienzan a resolverse algunos de los problemas sociales más acuciantes del país, como la inseguridad y la escasez. Problemas que, casualmente, los participantes en las protestas se han esforzado en agravar -por ejemplo, mediante el bloqueo de carreteras y la quema de camiones de mercancías.
«El Intermedio» habría retratado mejor las «protestas» si se hubiese preguntado algo mucho más simple: ¿en qué consisten? Si lo hiciese, averiguaría que, salvo algunas manifestaciones puntuales, el principal componente de estos 60 días de «protestas» ha consistido en las llamadas «guarimbas».
Recordemos qué son las guarimbas. Con este término se alude a las barricadas (hechas con cauchos, muebles, árboles, cables u objetos punzantes) que cierran calles y vecindarios. Los vecinos residentes quedan atrapados en las zonas afectadas, fundamentalmente enclaves opositores de las zonas urbanas. El que se opone a la barricada o la intenta sobrepasar es coaccionado o agredido. A los pocos días, escasean los productos básicos y las situaciones de inseguridad se multiplican. Se instala en el entorno de la guarimba un clima de persecución, con agresiones y amenazas a las personas que son identificadas como chavistas [4] . Se suceden ataques a oficinas públicas, instalaciones sanitarias y educativas, quema de autobuses y una amplia gama de destrozos. Entre los «guarimberos» encontramos a personas que lanzan todo tipo de proyectiles y que hacen uso de molotov y armas de fuego -algo que no extraña en un país donde, pese a los esfuerzos por desarmar a la población civil, circulan varios millones de armas ilegales.
¿Cuál ha sido el resultado? Desde luego, da r detalles sob re este particular debilita el mensaje de que «las protestas son buenas». Aquí «El Intermedio» p refiere no andarse con complicaciones:
Sandra Sabatés: «El martes al menos 3 personas fallecieron lo que eleva el número de víctimas a 35 desde que se inició este conflicto. Aunque desde este programa hemos consultado varias fuentes, resulta muy complejo determinar el número de fallecidos simpatizantes del gobierno o de la oposición.» (emisión del 27 de marzo de 201 4)
El caso es que, en esta intervención de la co-presentadora de «El Intermedio», los espectado res reciben, casi sin advertirlo, un mensaje contradictorio: ah, pe ro ¿ han fallecido también simpatizantes del gobierno?
Pues sí. A día de hoy, de las 41 víctimas mortales, al menos 29 (71%) han fallecido como consecuencia directa o indirecta de las guarimbas [5] . En 18 casos hablamos de asesinatos cometidos directamente por guarimberos. Un saldo nada amigable para una oleada de «simpáticas protestas».
Foto: Tirador dispara a simpatizantes del chavismo que intentan retirar una barricada en Mérida el pasado 22 de marzo (cortesía de TatuyTV)
Por supuesto que un tipo como Leopoldo López nunca dirá abiertamente «quememos las ciudades» o «matemos a los chavistas». De eso ya se encargan algunos de sus partidarios, incitando al homicidio en las redes o colgando muñecos ahorcados con prendas rojas representando a chavistas [6]. Leopoldo López usará eufemismos -como hace la derecha en España- pidiendo sostener las «acciones de protesta», «involucrarse de forma activa» y reforzar «la resistencia».
Sin embargo, cuando lo único que queda de «la protesta» es la guarimba ¿a qué acciones de calle se refiere López? ¿Qué es lo que hay que «sostener»? La respuesta la tienen clara la mayoría de venezolanos con sentido común -no así en el extranjero. Está hablando de la guarimba. Está claro. Y sobretodo lo saben bien los activistas de su partido que -junto a grupos de distinto pelaje, algunos vinculados al paramilitarismo colombiano- encabezan el «frente guarimbero».
Por supuesto, esta estrategia es un suicidio político para la oposición. Perjudica especialmente a los sectores que aspiran a ganar algún día las elecciones. El 85% de los venezolanos rechaza las guarimbas. La simpatía hacia la protesta violenta es escasa en la población, aunque preocupantemente elevada en algunos de los medios de comunicación. Algunos dirigentes políticos, atentos a los costes electorales, han intentado desmarcarse, aunque con ambigüedades y empleando todo tipo de eufemismos. Tal es el caso de Henrique Capriles, que tampoco desea que López monopolice el apoyo de los sectores más radicalizados:
Sandra Sabatés: «Los dos líderes más visibles de la oposición venezolana tienen una visión diferente de las protestas. La de Henrique Capriles es más moderada y ha manifestado que este no es el mejor momento para movilizaciones masivas contra el gobierno (…) Leopoldo López además de criticar veladamente a Capriles por pedir paciencia a los venezolanos animaba a los ciudadanos a involucrarse de una forma activa en el cambio (…) Por otra parte, el pasado lunes el gobierno venezolano destituyó a la diputada opositora María Corina Machado, muy involucrada en las protestas.» (emisión del 27 de marzo de 2014)
«El Intermedio» sustrae a sus espectadores de este «lado oscuro» de las protestas. Sin embargo, dedica tiempo a retratar el «lado amable y cívico» de las mismas. Así por ejemplo, nos pone sobre la mesa el caso del hashtag #mejordesnudoque:
Sandra Sabatés: «El jueves pasado tuvieron mucha repercusión estas imágenes, en las que un joven es desnudado por un grupo de encapuchados en la Universidad Central de Venezuela [UCV]. Se trataba de supuestos simpatizantes del gobierno de Maduro llamados colectivos. Pues bien, como muestra de apoyo a este joven universitario miles de [opositores] usuarios de twitter , bajo el hashtag #mejordesnudoque comenzaron al día siguiente del altercado a subir sus fotos a la red social.» Gran Wyoming: «Bien, los desnudos siempre son un acto revolucionario» (emisión del 8 de abril de 2014)
Todavía no conocemos la identidad del joven que vimos desnudo en la UCV. Lo que sí sabemos, es lo que el hashtag intentaba silenciar: que minutos antes, en ese mismo emplazamiento, unos 50 opositores sometieron al joven chavista William Muñoz a una brutal paliza, amenazando con matarlo y quemarlo vivo. Los bomberos que lo rescataron de la turba terminaron empapados de la gasolina que los «simpáticos estudiantes opositores» vertían sobre el joven, completamente enajenados mientras afirmaban querer matarlo enfrente de la policía a modo de escarmiento. El video de estos sucesos también puede encontrarse fácilmente en las redes sociales [7].
Puestos a resaltar el lado humano de las guarimbas ¿por qué no destacar una anécdota que las vincula a España? Así por ejemplo, en San Cristóbal (estado Táchira) la policía detuvo a un líder guarimbero muy especial: Gabriel Reyes Beltrán, quien figura en la lista de «los 10 delincuentes más buscados por la Guardia Civil» española, en este caso por narcotráfico [8].
Foto: el guarimbero Gabriel Reyes Beltrán, uno de los «10 delincuentes más buscados por la Guardia Civil» española, acusado de delitos de narcotráfico y detenido durante un operativo policial de levantamiento de barricadas en el estado Táchira.
Gobierno malo
Para «El Intermedio», la reacción del gobierno chavista ante estas justas reivindicaciones es, cómo no, la represión:
Sandra Sabatés: «Más seguridad en las calles, ponerle fin a la escasez de bienes, acabar con la corrupción y proteger la libertad de expresión. Unas peticiones a las que Maduro ha respondido con mano de hierro.» (emisión del 25 de febrero de 2014)
Cierto es que, de las 41 víctimas fatales, 4 han muerto a consecuencia de la actuación de las fuerzas de seguridad bajo control del gobierno. En todos los casos, los agentes implicados han sido detenidos y procesados para determinar su responsabilidad penal. Algunos mandos policiales fueron fulminantemente cesados. Así mismo, todas las denuncias de torturas y malos tratos durante las detenciones están siendo debidamente atendidas por la Fiscalía. En este sentido, la actitud de las autoridades venezolanas, poniéndose del lado de las víctimas con independencia de su filiación política, se aleja mucho de la que encontramos en otras latitudes.
Por supuesto, tampoco encontramos en la cobertura de «El Intermedio» ninguna referencia a los llamamientos de Maduro a que la protesta sea pacífica o a los esfuerzos para que Capriles acudiera a las primeras sesiones de la Conferencia Nacional de Paz celebradas desde el pasado 26 de febrero. Bueno es recordar que, a las primeras sesiones de esta conferencia, acudieron destacados adversarios del gobierno, como el gobernador opositor Henry Falcón. Durante las mismas Nicolás Maduro escuchó atentamente las críticas que libremente se le formularon en una emisión televisada en directo. También hubiese resultado de interés destacar cuánto pesó el cálculo político en el rechazo al diálogo de los principales partidos de la coordinadora de la oposición (la llamada MUD), precisamente para no ahondar en la brecha Capriles-López.
En «El Intermedio», la realidad se presenta al revés: Maduro actuó con «mano de hierro» y finalmente «aceptó» dialogar… ¡un mes más tarde de que empezara a dialogar!
«El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció ayer que aceptaba reunirse con los representantes de la oposición» (Emisión del 8 de abril de 2014)
No nos extraña este tratamiento. Recordemos que, para el Gran Wyoming, tanto Chávez como Maduro son déspotas que, como sucede con los villanos en las películas, tienen mal gusto y merecen ser ridiculizados en toda ocasión que se presente.
Gran Wyoming: «Vaya, interesante concepto (…) combatir para defender la paz suena tan raro como la operación bikini en un McDonald’s (…) Bueno, no es de extrañar que quiera defender la constitución. Mirad qué pequeñita es. Y fijáos también qué azul. Más que la constitución de los venezolanos parece la de los pitufos. (…) La última pregunta que nos queda por responder para tener una perspectiva global del problema en Venezuela es: Si Maduro da los discursos en chándal [9] , para hacer footing ¿qué se pone? ¿traje?» (emisión del 27 de marzo de 2014).
Conclusión
Las críticas aquí vertidas no son privativas de «El Intermedio». Son válidas para casi toda la mediática española: ABC, El País, El Mundo, La Sexta, TVE, etc. También para partidos políticos como UPyD, PP, PNV o PSOE.
La caracterización de la protesta de Venezuela que se hace en España refleja una doble moral y un cinismo absolutos. Si la violencia tiene lugar en España, entonces es «condenable y rechazable» y ocupa todos los titulares -como ha sucedido recientemente con los disturbios, de mucha menor entidad, que tuvieron lugar en Madrid tras la histórica marcha del 22M. Sin embargo, si tienen lugar en Venezuela, son actos heroicos en defensa de la libertad.
Foto: Guarimberos disparan mortero de fabricación casera a efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (fuente MINCI @DrodriguezMinci)
A todos ellos les queremos recordar cuán restrictivo es el código penal español en su definición de los delitos de terrorismo (artículos 571-580). Entre los delitos de terrorismo se incluyen las actividades de todo grupo que colabore en la realización de estragos e incendios o en la recaudación de fondos que puedan ser destinados, aun por descuido, a estos fines. La figura se extiende a:
«Los que, sin pertenecer a organización o grupo terrorista, y con la finalidad de subvertir el orden constitucional o de alterar gravemente la paz pública, o la de contribuir a estos fines atemorizando a los habitantes de una población o a los miembros de un colectivo social (…) cometieren homicidios, lesiones (…) amenazas o coacciones contra las personas, o llevaren a cabo cualesquiera delitos de incendios, estragos, daños (…) o tenencia (…) de sustancias o aparatos explosivos, inflamables, incendiarios». (Artículo 577 del Código Penal español).
En España las guarimbas opositoras serían tipificadas y procesadas como delitos de terrorismo. Por supuesto, aquellos que las defienden públicamente incurrirían en delitos de «enaltecimiento del terrorismo», que el código penal español define como «la justificación por cualquier medio de expresión pública [de estos delitos o el enaltecimiento] de quienes hayan participado en su ejecución» (Artículo 578).
Los guarimberos habrían sido conducidos a la Audiencia Nacional y habrían ingresado en prisión preventiva incondicional a la espera de juicio. La mayoría serían penados con varios años de prisión. Algo que contrasta con lo que sucede en Venezuela, donde el código penal es ostensiblemente menos represivo con las expresiones de disidencia radical. De hecho, de los 2.000 detenidos, menos de 200 han recibido medidas cautelares privativas de libertad. La mayoría serán juzgados por los homicidios, lesiones y daños que se les atribuyen, pero no por terrorismo.
En cambio, nos tenemos que callar declaraciones de apoyo a las «protestas» por parte, ni más ni menos, que de UPyD, una formación que presume de ser la archienemiga de cualquier cosa que huela a colaboración, complacencia o pasividad con el terrorismo y la violencia; o que la señora María Corina Machado sea recibida en una comisión del Parlamento Europeo, para exponer públicamente -arropada por el grupo popular- su particular «apología del cambio».
Los actores políticos de España exhiben una doble moral grotesca. Califican como terrorismo casi cualquier cosa que ocurre en España, mientras exaltan actos mucho más graves solo porque tienen lugar en un país gobernado por una tendencia política que no es de su agrado.
A lo largo de su historia España ha conocido numerosos intentos de minorías políticas por imponer su voluntad por la fuerza. El pasado 1 de abril se cumplieron 75 años de la culminación exitosa de uno de estos intentos (la cruzada franquista). Llama la atención la simpatía de «El Intermedio» con un movimiento de signo similar que, afortunadamente, no cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas para culminar sus aspiraciones guerra-civilistas.
Desde el respeto más absoluto a la línea editorial de «El Intermedio» -y desde nuestro derecho a la discrepancia-, les pedimos cordialmente una sola cosa: que con independencia de lo que hayamos escuchado en las noticias, pongan su empeño en contar la verdad. Procuren hacerlo sin dejarse contaminar por las decenas de eufemismos que, cada día, lanzan a los medios los autoproclamados «defensores de la libertad».
Nota final
La colonia venezolana residente en España tiene un marcado carácter opositor. La mayoría tiene orígenes europeos y estándares de vida propios de la clase media; es decir, no representan adecuadamente a las grandes mayorías de este país. Está muy bien escucharlos y comprender sus puntos de vista. Pero ser nacional de un país no da autoridad moral. Ni tampoco hace inexpugnables los puntos de vista («yo soy de ahí… tú no puedes opinar… tienes que vivirlo para poder hablar…)
Pongamos un ejemplo: un votante del PP que en 2008 hubiese intentado explicarle a un extranjero qué estaba sucediendo en España. ¿Qué le habría contado? Posiblemente le habría dicho, de primera mano, que el presidente Zapatero, en su afán de llegar al poder, habría colaborado en el asesinato de 200 personas y que, además, estaría entregando el país a los terroristas que le ayudaron. Esta fue una versión de los hechos que millones de españoles encontraron razonable en un contexto de prensa polarizada. Sin embargo ¿tenía razón aquellas personas? Y sobretodo ¿el que fueran españoles daba autoridad o veracidad a sus convicciones?
Es solo un ejemplo. Podemos poner otros muchos de diferentes países: ucranianos, colombianos, griegos, etc. En definitiva, en toda circunstancia es recomendable que uno mismo, mediante la escucha y el contraste de informaciones, conforme sus opiniones guiado por los valores que reconoce como propios. Prudencia y cuidado con eso.
Notas
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/El_intermedio
[2] http://cnnespanol.cnn.com/2014/02/06/tension-por-enfrentamientos-entre-estudiantes-y-policias-en-tachira-venezuela/
[3] https://www.youtube.com/watch?v=IwTrta9T23Q
[4] Véase por ejemplo: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2014/03/31/cronica-de-una-chavista-en-apuros-o-como-sobrevivir-a-la-guarimba/
[5] http://albaciudad.org/wp/index.php/2014/04/conozca-los-26-fallecidos-a-un-mes-del-inicio-de-las-protestas-opositoras-la-gran-mayoria-son-victimas-de-las-barricadas/
[6] Véanse los muñecos colgados en vías públicas representando a chavistas http://www.territoriodigital.com/notaimpresa.aspx?c=1715233933216644 o las conversaciones en zello de los guarimberos https://www.youtube.com/watch?v=wWK0yHzh2zE
[7] Véase al respecto https://www.youtube.com/watch?v=rvratjzk48k y http://albaciudad.org/wp/index.php/2014/04/en-video-asi-dejaron-los-opositores-a-william-munoz-estudiante-de-la-ucv-fuertemente-golpeado-tras-ataque-a-la-escuela-de-trabajo-social/
[8] http://www.europapress.es/nacional/noticia-publican-fotos-10-fugitivos-mas-buscados-ellos-mafioso-italiano-violador-cinco-asesinos-20140331122231.html
[9] También conocido como buzo, salida de cancha, sudadera, jogging, mono o pants.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.