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Dos historias: El papa bueno y el anarquista malo

El maniqueísmo del diario «El País»

Fuentes: Rebelión

Domingo 28 de octubre, todos los medios se hacen eco de la más grande beatificación en masa llevada a cabo por el Vaticano, beatos elegidos solamente entre las víctimas de uno de los dos bandos de la guerra civil, el que inició la guerra e instauró un régimen totalitario y criminal durante cuarenta años. El […]

Domingo 28 de octubre, todos los medios se hacen eco de la más grande beatificación en masa llevada a cabo por el Vaticano, beatos elegidos solamente entre las víctimas de uno de los dos bandos de la guerra civil, el que inició la guerra e instauró un régimen totalitario y criminal durante cuarenta años. El diario «El País», haciendo gala de su nueva línea editorial publica en portada de su versión digital, las siguientes noticias: «»¡Que Dios se apiade de España!» Los intentos del Pío XI para frenar la Guerra Civi» y «El verdugo anarquista. Un documental rescata las andanzas de Felipe Sandoval, asesino, atracador y libertario».

En el primero de los artículos (que curiosamente al inicio de la mañana del domingo era de libre lectura y posteriormente desde portada sólo se enlazaba al artículo de suscripción) se sostiene la tesis que el Papa Pío XI intentó, sin éxito, evitar la guerra civil española. El periodista entrevista a un historiador del Vaticano el que declara que «Pío XI había intentado que, por caridad, Franco declarase una tregua por Navidad», el historiador Vicente Cárcel asegura «que las relaciones entre el Papa y el bando nacional no fueron buenas. No reconoció a Franco hasta 1938» (sic.). Lo cierto es que a fecha de 1938 pocos fueron los estados que reconocieron al régimen golpista, al Vaticano sólo se le adelantaron la Alemania nazi o la Italia fascista. Como el artículo del País no contextualiza suficientemente la entrevista, podemos recordar que el Papa Pío XI animó a los católicos italianos en las elecciones de marzo de 1929 a que votaran a los fascistas, y calificó a Benito Mussolini como un hombre enviado a nosotros por la Providencia. También Pío XI bendijo personalmente las tropas italianas que partían para la conquista de Abisinia. De tono similar fue el acuerdo o concordato celebrado con la Alemania Nazi el 20 de julio de 1933, y que implicó, como el Tratado de Letrán para Italia, la imposición del Código de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de la intervención en política de los católicos. En el caso de Alemania, el Partido del Centro del ex canciller Heinrich Brüning y de clara raíz democristiana fue disuelto, con lo que los nazis quedaron sin oposición legal alguna en su país1.

La dirección de «El País» no satisfechos con poner en portada esta loa al ultraconservador Pio XI, nos propone seguidamente la lectura de un artículo sobre el documental «El honor de las injurias» dirigido por el pintor y escritor Carlos García Alix, el que tiene el siguiente titular « El verdugo anarquista. Un documental rescata las andanzas de Felipe Sandoval, asesino, atracador y libertario». Este artículo comienza con la siguiente frase grandilocuente: «La venganza fue uno de los ejes de su vida«. Tras ese titular y primera frase el lector se prepara para lo peor, para conocer a una especie de Hannibal Lecter anarquista, pero el texto se va deshinchando cuando se lee detenidamente. El protagonista del documental cometió varios atracos: a un empresario ladrón, a un banco y a un monarquico, nada de lo que podamos escandalizarnos conociendo la época y de lo más grave que se le acusa a Felipe Sandoval es de organizar el asalto y la quema de la cárcel Modelo de Madrid, el 22 de agosto de 1936, pero el que a pesar de confesar (seguro que bajo tortura) muchos de los hechos que se le imputaban, manifestó que no disparó «un solo tiro en tan lamentable suceso, lo que juro ante Dios y ante los hombres que me tienen que juzgar». Finaliza el reportaje recogiendo las sensatas palabras del director, que muestra su simpatía por el anarquismo: «No hay revolución sin verdugos. Poner el foco en el verdugo es la parte más fea y dolorosa. Sandoval fue un verdugo al servicio de la revolución. Hoy es muy difícil comprender el grado de violencia feroz que asolaba España. Mi lucha ha sido no caer en buenos y malos. Es una historia de venganza».

Esta es la gran diferencia olvidada (o forzada a olvidar) por muchos, mientras que Sandoval era un muy humilde trabajador que sufrió la opresión, desigualdad, explotación y torturas desde el mismo momento de nacimiento, lo que no justifica pero si hace comprensible su sed de venganza; el Papa Pio XI, como Franco, Hitler o Musolini fueron los encargados de salvaguardar los intereses burgueses ante el ascenso de la clase trabajadora en Europa. Mientras que la prensa europea (incluida la conservadora y católica) ve con asombro y espanto la beatificación de las víctimas del bando fascista y golpista, en el Reino de España hasta El País y el ministro socialista Moratinos se apuntan a los fastos organizados por el Vaticano en recuerdo de sus víctimas.

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1http://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%ADo_XI

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