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Andrés Izarra detalla numerosos ejemplos que muestran como el diario viola sistemáticamente su libro de estilo

El ministro de Información de Venezuela se dirige a El País acusándolo de parcialidad y manipulación

Fuentes: Rebelión

Caracas, 25 de marzo de 2008 Javier MorenoDirector, Diario El PaísMiguel Yuste 4028037 Madrid, España Estimado Sr. Moreno: Hemos visto con alarma como la línea editorial de El País ha sido de una evidente parcialidad periodística con una clara manipulación de información en contra del Venezuela y su pueblo. Nos preocupa profundamente la violación del […]

Caracas, 25 de marzo de 2008

Javier Moreno
Director, Diario El País
Miguel Yuste 40
28037 Madrid, España

Estimado Sr. Moreno:

Hemos visto con alarma como la línea editorial de El País ha sido de una evidente parcialidad periodística con una clara manipulación de información en contra del Venezuela y su pueblo. Nos preocupa profundamente la violación del derecho de los lectores de El País a recibir «una información veraz, lo más completa posible», principio establecido en el libro de estilo de su diario.

Como ejemplo del contenido sistemáticamente distorsionado sobre Venezuela, tan sólo durante el año 2007, El País calificó al presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, de «autoritario» 34 veces, 10 de «dictador», 7 de «totalitario», más un sinnúmero de veces «caudillo» y «populista». El Presidente de Venezuela ha ganado 3 elecciones presidenciales con un apoyo popular y una participación electoral nunca antes visto durante los últimos 50 años de democracia. También ganó un referéndum revocatorio – mecanismo que muy pocas democracias poseen en el mundo – con un amplio margen de 20 puntos porcentuales. Además, el Presidente Chávez ha sido el primero en reconocer un resultado electoral adverso, como ocurrió con el referéndum del pasado 2 de diciembre, a pesar del ajustado resultado.

Entre el 15 de enero y el 15 de marzo de este año se publicaron en El País 142 artículos sobre Venezuela, es decir, una cobertura asombrosa de 2,4 artículos diarios. De estas publicaciones 5 fueron editoriales y 21 artículos de opinión, todos ellos con una tendencia claramente negativa y contraria al gobierno venezolano. En el editorial publicado el 27 de enero bajo el título «Operación Balboa» se habla de «un Chávez que por momentos deja de ser un mero engorro diplomático para convertirse progresivamente en un peligro público latinoamericano». El 6 de febrero en el editorial llamado «Unión de voces» se califica como «inmanejable» el hecho de que el Presidente Chávez se haya «convertido en el único canal por el que las FARC van liberando rehenes con cuentagotas», esto justamente después de que Chávez lograra la histórica liberación de las primeras dos rehenes, Clara Rojas y Consuelo González.

El 14 de febrero se publicó otra editorial fuera de lugar con el nombre «Chávez lo tiene crudo» en la que se distorsiona gravemente la situación económica de Venezuela al asegurar que «la ciudadanía hace colas como en la mejor época de la Unión Soviética», y se calumnia al gobierno de manera temeraria al hablar de cómo se debe gestionar la producción de petróleo con «honradez y competencia en el negocio, valores de los que no parece andar sobrada Caracas». En Venezuela ha habido una drástica disminución de la pobreza, de acuerdo a la CEPAL en 18,4 puntos porcentuales durante el periodo 2002-2006, llevando el desempleo a su más bajo nivel histórico: 6,2%. Esto ha provocado una ampliación radical de la base de consumo, que ha traído como subproducto escasez temporal de ciertos rubros, pero que nada tiene que ver con comparaciones odiosas como las realizadas porEl País, ya que la población venezolana nunca ha estado tan bien alimentada como lo está hoy día. Esta mejoría en la calidad de vida de los venezolanos tiene una relación directa con la redistribución equitativa y honrada de la mayor fuente de riqueza del país, el petróleo.

Los esfuerzos por relacionar a Chávez con las FARC para desacreditar su rol como mediador de paz también se ven reflejados en múltiples artículos de opinión entre los que se pueden destacar los siguientes: el 16 de enero, Joaquín Villalobos escribió el artículo «Legitimidad a cambio de rehenes maltratados», donde alega que Chávez con el «reconocimiento político a las FARC, reaviva la violencia colombiana, le abre las puertas de su país a la cocaína y lo convierte en protector de unos crueles narcoterroristas.» El 17 de enero, se publicó y recicló en El País un editorial de The Washington Post titulado «Chávez «aliado» de las Farc» donde de manera ridícula se afirma que Chávez «promociona abiertamente a grupos de narcotraficantes y secuestradores». El 23 de enero, Miguel Ángel Bastenier, en un artículo de opinión llama a Chávez «garrulo» y le acusa de bucear «en el absurdo de pedir a la comunidad internacional que retirara a las FARC de la lista de organizaciones terroristas».

Estos ataques se produjeron después de que el Presidente Chávez hubiera planteado que para lograr la solución del conflicto habría que dejar de tildar a los grupos guerrilleros (FARC y ELN) como terroristas, siempre y cuando el proceder de estos grupos se ajuste a los Convenios de Ginebra que regulan el Derecho Internacional Humanitario. Esto ha sido igualmente sugerido por el Comité Internacional de la Cruz Roja, Amnistía Internacional y familiares de los rehenes, por nombrar sólo algunos de quienes apoyan esta postura. Sin embargo, El País no ha acusado a ninguno de estas organizaciones y personas de prestigio de promover el narcotráfico o el terrorismo.

El editorial del 11 de marzo, «Tregua para Colombia», vuelve a tratar de relacionar a Chávez con las FARC, esta vez dando por cierta la información hallada por el ejército colombiano en una computadora que supuestamente encontraron en el campamento bombardeado en Ecuador, «al venezolano no le conviene que Bogotá siga escarbando en el ordenador personal de Reyes, donde pueden aparecer sus concupiscencias con una guerrilla que se dice tan radical, socialista y bolivariana como él mismo». Tratar como cierta sin verificación alguna la información de esa presunta computadora ha sido la regla en El País, muestra de ello es la noticia firmada por Maite Rico el 6 de marzo, «Bogotá denuncia una ‘pinza bolivariana'» donde sin escrúpulo periodístico se afirma: «Los documentos de los ordenadores incautados a Raúl Reyes…dejan en evidencia no sólo que las FARC han encontrado santuarios perfectos en Venezuela y Ecuador, sino que además los presidentes de ambos países, Hugo Chávez y Rafael Correa, consideran a la vieja guerrilla marxista como un aliado en su proyecto ideológico-político regional.» La «veracidad» de los datos de la computadora de Reyes tuvo que ser puesta en tela de juicio incluso por el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, quien declaró el 19 de marzo: «La Interpol va a decir si esas computadoras tenían esa información antes del 1 de marzo y si esa no ha sido manipulada ni alterada (…) Sobre esto pediría que no se pierda la cabeza como se ha hecho en los últimos días. He visto muchas evidencias producidas en bruto y muchas no corresponden a la realidad».

Después de considerar estos ejemplos podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el medio que usted dirige, Sr. Moreno, ha violado los principios establecidos en su propio libro de estilo que asegura la «presentación diariamente de una información veraz», la transmisión del «periodista…a los lectores noticias comprobadas, y la abstención de «incluir en ellas sus opiniones personales.» Finalmente, ha violado la norma de «acudir siempre a las dos partes» en casos conflictivos y la obligación de «contrarrestar la información» con «por lo menos dos fuentes».

El desprecio de su diario por la verdad y la negación del acceso a la información veraz con referencia a Venezuela es recurrente, y evidencia una clara campaña contra el Presidente Chávez y su gobierno. Le rogaríamos que vuelva su línea editorial a lo que El País fue en sus comienzos, un referente para la ética periodística.

Sinceramente,

Andrés Izarra
Ministro del Poder Popular para Comunicación e Información
Republica Bolivariana de Venezuela