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El Movimiento de Reforma de los Medios en Estados Unidos

Fuentes: Revista Pueblos

Es sabido que nuestro sistema de medios está muy influido por el modelo estadounidense, y que lo que allí es tendencia ahora, es realidad aquí poco tiempo después. Esto explica que nos encontremos con numerosos análisis sobre qué está ocurriendo en el panorama mediático del país del dólar. Desde este punto de vista, puede resultar […]

Es sabido que nuestro sistema de medios está muy influido por el modelo estadounidense, y que lo que allí es tendencia ahora, es realidad aquí poco tiempo después. Esto explica que nos encontremos con numerosos análisis sobre qué está ocurriendo en el panorama mediático del país del dólar. Desde este punto de vista, puede resultar interesante atender al Movimiento de Reforma de los Medios que está surgiendo en este país en los últimos años, un proceso que puede ser confrontado con dinámicas similares existentes en el Estado español.

La existencia en Estados Unidos de una oposición al sistema dominante de medios es tan antigua como el propio sistema, especialmente desde que éste se fue decantando por el modelo comercial y las grandes corporaciones se apoderaron del mismo. Paralelo a este proceso de control, se fue produciendo otro de creciente concienciación por parte de grupos de la sociedad civil, con la consiguiente presión sobre los legisladores. Este proceso fue dando pequeñas victorias parciales (McChesney, 2004: 258), aunque, sin duda, el episodio que marcó un antes y un después en el surgimiento de un Movimiento de Reforma de los Medios en Estados Unidos, significando un empuje determinante al surgimiento y reforzamiento de organizaciones y redes, así como a la concienciación de amplios sectores de la ciudadanía, fueron los planes del gobierno Bush para relajar las normas de regulación de la propiedad de los medios.

La oposición civil a las grandes corporaciones

En 2002, el presidente de la Federal Communications Commission (FCC), organismo encargado de la regulación de las comunicaciones en Estados Unidos, comenzó a preparar una revisión de las normas de regulación de la propiedad de los medios que suponía en la práctica permitir a las grandes corporaciones aumentar su control sobre el mercado mediático. Lo que en principio parecía que iba a ser un proceso sencillo y cuasi-secreto, como era habitual, se convirtió en una de las normas más contestadas socialmente en la historia de los EE.UU., con más de tres millones de mensajes enviados a la propia FCC y a los legisladores de Congreso y Senado oponiéndose a esta medida. El resultado fue que aunque la norma resultó aprobada en 2003 por la mayoría republicana en la FCC, los legisladores tomaron cuentas en el asunto ante la presión popular hasta revertir la propuesta. ¿Cómo fue posible movilizar a más de tres millones de ciudadanos y ciudadanas?

Desde que en 2001 Michael Powell se hiciera cargo de la FCC con una agenda claramente liberalizadora, aquellas organizaciones vigilantes de las políticas de comunicación comenzaron a dar la voz de alarma, organizando encuentros informativos y activando a otras organizaciones. Cuando en septiembre de 2002 se anunció la revisión completa de las normas de propiedad de los medios, los esfuerzos se redoblaron: la información comenzó a circular más vivamente, los eventos públicos se multiplicaron, las relaciones entre las organizaciones se reforzaron y la movilización se extendió más allá de los grupos de activistas directamente preocupados por cuestiones de comunicación hacia todo tipo de colectivos sociales, independientemente de su orientación o ideología: asociaciones de creadores, grupos ecologistas, asociaciones educativas, organizaciones de derechos civiles, iglesias y grupos religiosos, pacifistas, defensores de las minorías, redes de consumidores, defensores de la infancia, pequeñas compañías de medios, … «Los intereses eran diferentes, pero el mensaje común era claro: los límites en la propiedad de los medios son necesarios para proteger la diversidad de voces y de elección para el público» (CIMA, 2005a: 5 ).

A entender de varias de las organizaciones que participaron más activamente en la movilización, cinco fueron las claves que permitieron el éxito conseguido: las colaboraciones informales entre organizaciones, nacionales y de base, intercambiando recursos y conocimiento, y ampliando la red hacia organizaciones con mayor influencia política como académicos, periodistas o partidos progresistas; la redistribución de ayudas obtenidas por algunas organizaciones hacia otras; el trabajo extra de contratados y voluntarios de las organizaciones; la explotación de los recursos que permite Internet para informar, debatir, participar, etc; y la implementación de otra serie de estrategias que incluían acciones legales y legislativas (Matani et al., 2004: 4-9 ).

Por su parte, para McChesney y Silver, el mensaje a extraer de esta movilización sin precedentes era claro: una vez concienciada la población de que el sistema mediático no es algo natural y por tanto sí factible de ser modificado, se abría la puerta a su reforma. La participación de la sociedad civil era la respuesta a los problemas del sistema mediático (McChesney, 2004; Silver y McChesney, 2005).

De la oposición a la FCC al Movimiento de Reforma de los Medios

Tras la explosión movilizadora de 2003, se produjeron varios encuentros nacionales con el objetivo de evaluar lo ocurrido y de asentar en lo posible un movimiento continuado en pro de una reforma del sistema mediático en Estados Unidos. Atendiendo a la cuestión que formulara Hackett acerca de si es necesario un movimiento específico para la democratización de los medios (Hackett, 2000), podríamos decir que las decenas de organizaciones que participaron activamente en estas conferencias -ahora sí claramente de mayoría progresista y vinculadas directamente a cuestiones de comunicación- lo hicieron con la intención y la autoconciencia de formar y mantener un movimiento continuado en pro de un nuevo sistema mediático más democrático, más allá de episodios puntuales como los ocurridos hasta entonces. Sin entrar en la definición de movimiento social de la teoría clásica, sí podríamos hablar pues en Estados Unidos de la existencia de un movimiento específico para la reforma de los medios, por amplia y variada que sea su composición, desde el momento en que decenas de organizaciones a lo largo de todo el país se sienten parte de él.

¿Qué tipo de actores conforman el «núcleo» de este movimiento?

- Organizaciones que dan apoyo a otros grupos y ciudadanos, principalmente en cuestiones informativas y formativas: estas organizaciones cumplen una labor fundamental en la articulación del movimiento, ocupando un lugar destacado en cuanto a visibilidad, posiblemente por su orientación hacia todo el ámbito nacional y por su mayor cercanía a ciertas esferas de toma de decisiones.

- Cercano al grupo anterior, otra serie de organizaciones se posicionan más como observatorios o vigilantes de los medios (una figura ésta de los watchdog profundamente enraizada en el ideario e imaginario estadounidense).

- Un tercer grupo de organizaciones, que junto a los dos anteriores podrían conformar una macrocategoría en lo que en Estados Unidos se ha dado en llamar «organizaciones intermediarias», dan un paso más allá desde la investigación y la elaboración de informes para promover la problematización de las cuestiones relativas a la comunicación y sus medios entre la ciudadanía en general (una labor sin duda fundamental para el éxito de cualquier movimiento) y su implicación en los procesos que llevan a la elaboración de las políticas de comunicación.

- Si la problematización de los medios es una labor fundamental, su correlato es la educación/alfabetización en comunicación y a ella se dedican un buen número de organizaciones integrantes del movimiento.

- Por último, una parte fundamental de este movimiento son los propios medios de información/comunicación alternativos y promotores del periodismo cívico.

Presente y futuro del movimiento

Desarrollo y refuerzo de organizaciones y redes, encuentros periódicos, análisis y seguimiento de medios, investigación y elaboración de informes, actividades de educación, culture jamming, campañas y estrategias informativas, emisión y difusión desde medios alternativos, … Estas y otras acciones concretas mantienen ocupadas a todas estas organizaciones, sintetizables en cinco grandes apartados: movilización, educación, presión política (advocacy), organización e investigación, según el mapa del movimiento en pro de Justicia-Derechos-Reforma de los medios elaborado por el CIMA (CIMA, 2005b).

Pero, más allá de estos activos, ¿qué retos y debilidades afrontan actualmente estas organizaciones? ¿Y cuáles son las respuestas en que vienen trabajando para convertir esas debilidades en oportunidades?

- Reforzar la capacidad de organización, interna y externa: los diversos estudios consultados coinciden en mostrar la conciencia de muchas organizaciones en su necesidad de reforzar sus propias estructuras, a la vez que es necesario seguir construyendo redes locales, nacionales e internacionales. En aras de profundizar en la edificación de esas redes, los grupos reconocen diversos desafíos que necesitan ser afrontados, tales como la clarificación de valores dentro de los diversos grupos y el reconocimiento de las diversas teorías sobre el cambio social que cada grupo puede tener; la comprensión y clarificación de los objetivos y expectativas del trabajo en red; o la comprensión y clarificación de las relaciones entre grupos a diversos niveles en cuanto a tamaño, ámbito de influencia o labor principal dentro de la red.

- Resultado del refuerzo de las redes debería derivarse la consecución de otro objetivo primordial: un mayor grado de intercambio de información y conocimiento. Para ello también supone un reto para muchas organizaciones mejorar sus capacidades para sistematizar conocimientos, por un lado, y para ponerlos en circulación, por otro.

- Necesidad de funcionar de manera activa y no solo reactiva, marcándose una agenda cohesionada para el cambio, que supere los objetivos fragmentados.

- Para esta labor puede ser de especial importancia la necesidad de reforzar los puentes entre instituciones académicas y grupos sociales. A este respecto, la necesidad de contar con investigación práctica y fiable pero que dé información útil con el tiempo suficiente como para reaccionar ante lo que está ocurriendo o ante lo que puede venir se convierte en una tarea fundamental.

- Sin que deba ocupar el puesto principal en la lista de desafíos, pero sin poder olvidarse de ella, la limitación de fondos y recursos es otra de las debilidades siempre presentes, aunque no para todas las organizaciones por igual.

- Necesidad de generar un amplio apoyo público, revirtiendo un hábito muy extendido en nuestras sociedades por el cual mucha gente tiende, en palabras de Bennett, a «externalizar su ciudadanía» (que se informen y actúen otros), para lo cual es fundamental desarrollar acciones de información, problematización y formación, en lo posible de manera coordinada.

- Para ello también es fundamental implicar a todo tipo de organizaciones sociales, bien de manera continuada bien en campañas concretas, pues, como afirma McChesney, «independientemente de cuál sea el primer tema de importancia para cualquier grupo progresista, su segundo tema de preocupación deberían ser los medios y la comunicación, porque en la medida en que los medios estén en manos corporativas, la tarea del cambio social será mucho más complicada, sino imposible». Este razonamiento resultó obvio en la movilización de 2002-2003 contra los planes de la FCC.

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Referencias:

- CIMA (2005a): «Media Policy Action Directory». New York: Center for International Media Action. On line: http://www.mediaactioncenter.org/files/directory_onscreen.pdf

(2005b): «Remaking The Media: A Map of Public Interest Agendas and Strategies». New York: CIMA: Center for International Media Action. On line: http://www.mediaactioncenter.org/?q=map

- HACKETT, R. A. (2000): «Taking Back the Media: Notes on the Potential for a Communicative Democracy Movement». Accesible en http://www.sfu.ca/ hackett/takingbackthemedia.html

- MATANI, S.; BORGMAN-ARBOLEDA, C.; DICHTER, A. y SPILKA, G. (2004): «Strengths, Challenges, and Collaboration: Advocacy groups organizing on media ownership and beyond»: OMG Center for Collaborative Learning and Center for International Media Action. On line: http://www.mediaactioncenter.org/?q=node/349

- MCCHESNEY, R. W. (2004): «The problem of the media: U.S. communication politics in the 21st century». New York, Monthly Review Press.

- SILVER, J. y MCCHESNEY, R. W. (2005): «Media uprising». YES, nº. 33, Spring 2005, 33-36. On line: http://www.yesmagazine.org/article.asp?ID=1185


Fernando Tucho es profesor de Comunicación en la Universidad Rey Juan Carlos y miembro de Aire Comunicación. Este artículo ha sido publicado en la edición impresa de Pueblos, nº 20, marzo de 2006, pp. 18-20