Es de agradecer la de tiempo creativo que me aporta el portal de información www.elmundo.es , sin cuya existencia, sinceramente, no tendría temas tan sabrosos sobre los que escribir. Después de años de acusarlo velada o abiertamente de «dictador», «populista», «demagogo» y un largo etcétera, renuevan uno de sus ataques favoritos contra el presidente venezolano […]
Es de agradecer la de tiempo creativo que me aporta el portal de información www.elmundo.es , sin cuya existencia, sinceramente, no tendría temas tan sabrosos sobre los que escribir. Después de años de acusarlo velada o abiertamente de «dictador», «populista», «demagogo» y un largo etcétera, renuevan uno de sus ataques favoritos contra el presidente venezolano Hugo Chávez: «etarra». Observen qué par de bellos titulares nos regalaron consecutivamente en los últimos días de septiembre:
Un etarra y su esposa, empleados por dos ministerios del Gobierno de Hugo Chávez
http://www.elmundo.es/elmundo/2006/09/27/internacional/1159379094.html
La Fiscalía de la Audicencia revisa las causas pendientes del etarra que trabaja para Chávez
http://www.elmundo.es/elmundo/2006/09/28/espana/1159454341.html
Es lo bueno de los titulares: no todo el mundo pasa de ellos al cuerpo de la noticia, por lo que queda fijado en la mente del lector el mensaje que el editor desea. En este caso: Chávez es simpatizante etarra. Los que sí se adentran en el desarrollo de tan prometedor comienzo, se enterarán de alguna que otra sorpresa o curiosidad, pero nada recalcadas en el texto, dichas de pasada, porque estorban la verdadera intención del artículo. En el caso que nos ocupa:
– Arturo Cubillas (el presunto terrorista) lleva en Venezuela desde 1989. Difícilmente pueda ser un protegido de Chávez, que llegó al poder diez años después que él.
– Fue expulsado al país sudamericano por un triple acuerdo entre Argelia, España y Venezuela, tras el fracaso de las conversaciones de Argel. Es decir, se encuentra en Venezuela no porque Chávez lo haya invitado, sino porque España y el gobierno venezolano de aquellos años (nada chavista por otro lado) así lo decidieron.
– En julio del 2002, en pleno gobierno chavista, y un par de meses después del golpe de Estado organizado en contra del mandatario por sectores mayoritariamente oligárquicos, apoyados por José María Aznar entre otros, Cubillas fue detenido por la policía venezolana. No fue deportado a España porque ¡no figuraba entre las personas reclamadas por la Audiencia Nacional! Es de suponer que esto es también culpa de Chávez, y nunca de Aznar, que por aquellos años gobernaba España supuestamente determinado en su lucha contra el terrorismo.
– La falta de interés de las autoridades en Arturo Cubillas se recalca involuntariamente, con un comprensivo comentario: «en su momento fue buscado por tres asesinatos». ¿En su momento? ¿Qué significa eso? ¿Se cansaron de buscar, aún sabiendo dónde vivía? ¿Se acabaron los motivos de búsqueda?
– Recalcan en titular y cuerpo que su esposa también trabaja para Chávez. ¡Horror! ¡Lo que faltaba! Ella no tuvo ni tiene ningún cargo en contra, no fue buscada ni «en su momento» ni en éste, pero aparece de manera destacada en la noticia. ¡La esposa de un individuo expulsado del país hace casi veinte años, individuo con causas pendientes que las propias autoridades españolas no se atreven a asegurar que estén pendientes, ni siquiera que sean causas, trabaja para el mismo gobierno! Ese dictador bananero no sólo ofrece trabajo a etarras, ¡si no que además lo hace con sus familiares! ¡Qué descaro! En fin, ¿es esto lo que llamaríamos «noticia»? En una escuela de periodismo que se precie, no.
– Comentario aparte merece la simple lógica del sustento de Arturo Cubillas. Cuando lo expulsaron a Venezuela -repito, hace diecisiete años- ¿de qué esperaban que fuera a vivir? ¿Era expulsado «sin derecho a comer»? Imaginemos que, en lugar del Ministerio de Agricultura y Tierras (sin duda un ministerio peligrosísimo, el más agresivo de esa nación militarista) hubiera ganado su pan en otro lugar. Usemos la imaginación e inventemos posibles titulares, como por ejemplo: «Condenado por kale borroka en 1997 dispensa hamburguesas en un McDonalds de Bilbao». No funciona, ¿verdad? Probemos con otro: «Etarra regenta fábrica de juguetes en Maracaibo». Tampoco. Entonces, ¿cuál es la verdadera intención del artículo (colgado en la portada de Internet en el primer caso)? Sin duda, dentro de los delirios pseudoinformativos de El Mundo, y por si lo de «amigo de Fidel», «demagogo», «populista», «gorila rojo», «factor desestabilizador» y demás no fuera suficiente para crear una matriz de opinión negativa en sus desafortunados lectores, añadirle otra cruz al incómodo presidente: probablemente también tuvo algo que ver con los atentados del 11-M.