Hace cuatro años que el área está cerrada para su remodelación. Los trabajos iban a tardar seis meses, pero todavía no terminaron. Ahora, en la Comuna, evalúan reformular el perfil del hospital. «Entre 15 días y un mes, voy a tener el dictamen de los arquitectos e ingenieros para readecuar el funcionamiento del Policlínico. Veremos […]
Hace cuatro años que el área está cerrada para su remodelación. Los trabajos iban a tardar seis meses, pero todavía no terminaron. Ahora, en la Comuna, evalúan reformular el perfil del hospital.
«Entre 15 días y un mes, voy a tener el dictamen de los arquitectos e ingenieros para readecuar el funcionamiento del Policlínico. Veremos la posibilidad de reabrir la maternidad en el mismo lugar o mudarla a otro lado», aseguró, a El1, el secretario de Salud Pública de La Matanza, Francisco Grosso.
Es que, en agosto de este año se cumplirá un nuevo aniversario del cierre del servicio, cuyas obras de remodelación comenzaron en 2008 y, aun, no concluyeron. Y el tema ya representa un problema muy dilatado para la Comuna, tras las demandas de los profesionales de la salud y la presión ejercida por la aparición del conflicto en algunos medios periodísticos de resonancia nacional.
¿Qué hace suponer que esta vez el «dictamen» estará? «Doy las garantías de que tengo convocados a los profesionales que ya tienen todo en sus manos para determinar el perfil del Policlínico», dice Grosso. Se evaluará «si va a ser de atención programada o un hospital funcionando que sea seguro para el paciente y el trabajador», cuenta.
Recursos escasos
Inicialmente, las obras comenzaron en agosto de 2008 por un problema con las cañerías. Luego, se produjo la remodelación de la maternidad, cuyo proyecto contemplaba dos etapas: la reconstrucción del área de quirófanos y la sala de partos y, conjuntamente, la reestructuración de Neonatología.
«Todo eso, que estaba previsto finalizar en seis meses, llevó desde 2008 a marzo de 2011», denunció María Rosa Rodríguez, jefa de tocoginecología de la institución e integrante de la Asociación de Profesionales de la Salud de La Matanza (APS).
Según relata la gremialista, la empresa contratada entregó parte de las obras hace un año y los equipos están disponibles, pero el área no pudo abrirse porque no hay personal para trabajar: con el cierre, muchos neonatólogos y obstetras emigraron a otros lugares. «El recurso humano es escaso porque los sueldos son bajos. Y hay especialidades que están en estado crítico porque nadie quiere venir a trabajar», acompañó Lucía Bustos, la médica titular de neonatología del Policlínico.
Alto riesgo
En otros tiempos, el centro de salud ubicado en Villegas y Almafuerte, vecino al Palacio Municipal, contó con una terapia intensiva neonatal que llegó a atender hasta dos mil partos anuales.
Actualmente, sus médicos siguen realizando los controles durante el embarazo, pero, a la hora del parto, las mamás son derivadas a otros hospitales. Para la asistencia de las pacientes consideradas de alto riesgo, que son la minoría, el nosocomio se ocupa de reservar una cama, pero, si el nacimiento se da en los parámetros normales, «les decimos que, una vez que comiencen con contracciones, vayan a buscar algún lugar donde tener a sus bebés», aseguró María Rosa Rodríguez.
¿Por qué no se concluyeron las obras? El secretario de Salud respondió que el Policlínico «no escapa a las necesidades de crecimiento que tuvo en estos 90 años», pero que creció «en forma desordenada».
Bustos tiene otra visión: «Están especulando con la apertura del hospital provincial de Ciudad Evita y su capacidad de atención. Mientras, la población necesita ser atendida», reclama.
Nacer en otra parte
Según los datos que maneja la APS, la mitad de los cerca de 30.000 bebés con domicilio en La Matanza nacidos el año pasado lo hicieron en centros de salud de la Capital Federal o de otros partidos aledaños.
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