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«El País» como cancerbero del orden monárquico

Fuentes: Diseccionando a El País

El País -fiel custodio de la monarquía española- cierra filas en torno al rey en el editorial de hoy – El ‘caso Urdangarin’ y el futuro de la Monarquía (1)- en un momento muy delicado para la corona, tachando el «debate sobre el futuro de la Monarquía» de «artificial». A la justificación de la intentona […]

El País -fiel custodio de la monarquía española- cierra filas en torno al rey en el editorial de hoy – El ‘caso Urdangarin’ y el futuro de la Monarquía (1)- en un momento muy delicado para la corona, tachando el «debate sobre el futuro de la Monarquía» de «artificial».

A la justificación de la intentona golpista del 23F, publicada en Der Spiegel el 5 de febrero según leímos en un informe escrito por Lothar Lahn, embajador alemán en España en 1981 (2), hay que sumar el escándalo del caso Nóos, que implica como poco al imputado Urdangarin y esposa como beneficiarios directos del desvío de dinero público al instituto que preside el yerno del rey.

Hay mucha mierda que limpiar, y es por esta razón que el editorialista de El País comienza recordándonos que la «abrumadora mayoría de los diputados ovacionó largamente al rey de España» el pasado 27 de diciembre, y que «aquel aplauso, que emocionó al Monarca, evidenciaba el apoyo de los representantes de la soberanía nacional tanto a la figura del Rey como a la institución que encarna«, entendiendo como «representantes» únicamente a los diputados del PP o del PSOE, que fueron los que aplaudieron junto a CIU y UPyD, y particularmente al diputado del PP que gritó «¡Viva el Rey!» tras la preparada escenificación.

El grotesco aplauso, pues tuvo lugar cuando se imputaba a Urdangarin por varios delitos, fue merecido -según El País- por la «fulminante reacción» por parte de la Casa del Rey en la «exclusión [de su yerno] del protocolo de la misma». Esto es lo que el editorialista entiende por «fulminante». ¡Qué carácter el del rey¡… que -además- nos recordó en Navidad que «todos los ciudadanos son iguales ante la ley», a excepción de él mismo, claro (3). Pero si la referencia de Juan Carlos a la «justicia igual para todos» ni siquiera debía personalizarse en Iñaki Urdangarin, como declaró después el rey, fueron los medios quienes quisieron interpretarla aplicándola a su yerno.

Ahora es El País el diario que aconseja sin ninguna vergüenza «modernizar» ese aspecto blindando a la familia real respecto a la justicia;

           «Se requiere deslindar legalmente las responsabilidades de los miembros de la familia real y de los demás parientes del Monarca; es preciso establecer una protección jurídica adecuada para su heredero».

Rechazo sin paliativos de cualquier debate sobre la jefatura del Estado, y peloteo

Pero esta es sólo la puntilla de un editorial que defiende con uñas y dientes a la corona y confunde a la «opinión pública» con los aplausos de los diputados del PP-PSOE: «(…) han pretendido que la familia real se encuentra cuestionada por la opinión pública, pese a que la ovación parlamentaria así lo desmiente (…) en un ejercicio de demagogia similar a que «un debate sobre la jefatura del Estado» sea entendido torcidamente como «(…) una contorsión intelectual y mediática que la sociedad española debe rechazar con toda contundencia (…)».

Hacerse eco de la implicación de la familia Real en un escándalo de corrupción de la mano, como mínimo, de la infanta Cristina y su esposo, de comportamiento «no ejemplar» a secas, es calificado por El País como un ejercicio de «frivolidad, populismo y amarillismo periodístico, o la mezcla de los tres»;

«(…) Una conducta presuntamente irregular de aquel para nada significa una crisis de legitimidad en la jefatura del Estado, ni es admisible abrir una discusión ficticia sobre ello (…)».

La afirmación de Urdangarin en el juicio de que «el Rey le ordenó hace años que dejara los negocios privados» es corrobarada sin ningún tipo de cuestionamiento para concluir que «España no necesita de un debate artificial sobre la jefatura del Estado«, que la economía va mal, etc., adornando la cuestión con enunciados serviles y frases para eludir el debate;

«(…) Que el Rey y la Corona han rendido y seguirán prestando servicios impagables a la libertad de nuestros ciudadanos, a la democracia española, a su construcción y desarrollo y a su prestigio e influencia en la escena internacional (…) es preciso potenciar la solidez, el equilibrio y el prestigio de las instituciones (…) Necesitamos apoyar nuestras instituciones, no crearnos problemas que no tenemos (…) Don Juan Carlos renunció en su día a los poderes recibidos, devolvió la soberanía al pueblo español, impulsó el cambio hacia la democracia y la protegió y defendió de los golpistas (…) la eficiente y arrolladora personalidad del Rey contrasta a veces con las rigideces y corsés, cuando no el oscurantismo, de quienes le adulan (…)».

Los republicanos acechan para desestabilizar la democracia

Concluimos recogiendo la advertencia del editorial hacia sus lectores, sobre quienes «andan al acecho para desestabilizar la democracia en su propio interés«, que no deben ser otros que los republicanos o quienes reivindicamos una República para los españoles.

El descaro de este editorial pro-monárquico ha sido denunciado en el portal menéame, desde donde sus responsables lo han fulminado esta misma mañana cerrando las votaciones y comentarios sin ningún voto negativo, a fin de que no pueda difundirse.

(1) http://elpais.com/elpais/2012/03/03/opinion/1330804101_655612.html

(2) Según escribió el fallecido embajador (1994), al contrario de lo que siempre se ha afirmado, Juan Carlos I «no mostró ni desprecio ni rabia hacia los actores [los golpistas], es más, mostró comprensión, cuando no simpatía», y añade: «los cabecillas solo pretendían lo que todos deseábamos, concretamente la reinstauración de la disciplina, el orden, la seguridad y la tranquilidad (…) el golpe del 23F debería olvidarse lo antes posible». Igualmente, el embajador escribió que el rey Juan Carlos I maniobró a fin de evitar un castigo severo hacia los golpistas, puesto que, según decía, estos «solo pretendían lo mejor».

(3) Artículo 56.3 de la Constitución vigente: «la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad».

Fuente: http://blogs.tercerainformacion.es/diseccionandoelpais/2012/03/04/el-pais-como-cancerbero-del-orden-monarquico/