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El diario autoproclamado laico, liberal y progresista publica una historia confesional, reaccionaria, antisemita y acrítica

El País publica una historia del cristianismo realizada por miembros del Opus Dei

Fuentes: La Fiera Literaria

En todo lo que se mete, mete la pata. ¿O se trata de una estrategia? El caso es que la empresa editora del matinal monárquico de referencia ha publicado un libro, cuya ficha es la siguiente:     -José María Pisa y autores anónimos, El auge del cristianismo. Historia  universal, vol. 8, EL PAÍS-Salvat, Barcelona 2005, 520 […]

En todo lo que se mete, mete la pata. ¿O se trata de una estrategia? El caso es que la empresa editora del matinal monárquico de referencia ha publicado un libro, cuya ficha es la siguiente:

     -José María Pisa y autores anónimos, El auge del cristianismo. Historia  universal, vol. 8, EL PAÍS-Salvat, Barcelona 2005, 520 págs.

El lector advertirá, por el siguiente comentario de nuestro experto en Historia Antigua, que se trata de un libro intelectualmente rechazable.

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La Fiera Literaria
Lorenzo Bruniquer

Lo que ofrece el volumen 8 de esta Historia Universal editada por el  periódico independiente de la mañana es un texto neta e inesperadamente confesional. La parte del texto firmada con las iniciales de J. M. Pisa,  doctor en Teología, es aceptablemente crítica y responde a los modernos criterios de las facultades de teología católica, línea conservadora. Pero los pasajes no firmados, que abarcan la mayor parte del texto, son un mero resumen de Historia Sagrada, ingenua y acrítica, lo que menos habría uno esperado de una publicación avalada por un diario que se pretende laico y liberal. No se trata de que los redactores hayan decidido limitarse a presentar las narraciones evangélicas en su encantadora simplicidad, cosa que podría resultar una opción simpática. Pero no. Las noticias de los evangelios son aceptadas por los autores como narraciones históricas, sin reserva alguna, en contra de la inmensa mayoría de los historiadores de los dos últimos siglos, incluidos los creyentes.

De entrada, Jesús es descrito en los términos del catecismo. Jesús, dicen piadosamente, «venía a realizar una obra divina» (p. 4); es el  «legislador divino» (p. 17); «continuó haciendo milagros en Jerusalén y Galilea» (p. 50); «se reveló claramente como el hijo de Dios, el Unigénito del Padre» (p. 53). Estas afirmaciones, y otras muchas del mismo tenor, tendrían su lugar en una obra de creyentes y para creyentes, pero están totalmente fuera de lugar en un libro editado por un periódico laico con ínfulas de objetividad histórica.

Pero es que además contiene errores garrafales. Dice que el Libro de Enoc está recogido en la Biblia (p. 4), cuando cualquier estudiante sabe que se trata de un apócrifo. Y todavía: «Kaipha. de aquí el nombre latín (sic)  de Petrus» (p. 7); «Tres de los evangelios han llegado hasta nosotros en griego» (p. 4), cuando de hecho los cuatro evangelios canónicos nos han llegado en griego.

Un personaje aparece claramente distorsionado: «El jefe de los judíos cristianos parece haber sido el apóstol Santiago, llamado el Menor.» (p.  67). Ahora bien, Pablo afirma claramente en la carta a los Gálatas, que el jefe de los judaizantes era Santiago el Hermano del Señor, mencionado también por Flavio Josefo como «hermano de Jesús llamado el Cristo». Los autores de esta pieza escamotean estos pasajes para zafarse de la ruda tarea de explicar que Jesús tenía hermanos, cosa que ya no escandaliza ni a los comentaristas católicos más recientes.

Tampoco se privan los autores anónimos de poner su granito de arena en el antisemitismo secular al afirmar que «las Actas de los Mártires muy a menudo nos hacen saber que los judíos delataban a los conversos a las autoridades romanas» (p. 77). No hay ningún documento con validez histórica que avale esta enormidad. Los autores de este panfleto editado por El País contribuyen a la difusión de las tradicionales calumnias antisemitas que se arrastran desde la antigüedad y que acarrearon las consecuencias que todos sabemos.

A medida que se va alejando de la época fundacional y se adentra en la Edad Media, el libro gana en objetividad, aunque sin apartarse en lo más mínimo de la historiación católica más tradicional. Si no fuera por sus excelentes ilustraciones, este libro parecería un extraño objeto salido del túnel del tiempo. Representa, en todo caso, una ocasión perdida de presentar al público español una versión objetiva, moderna y económica de un tema tan  importante como los primeros siglos del cristianismo.

¿Quiénes son los autores de este bodrio histórico? No hay que ser un lince paran dilucidarlo. El día antes de lanzar esta pieza al mercado, el diario El País, independiente y de la mañana, publicó sobre el tema una extensa entrevista con un profesor de la Universidad de la Santa Cruz de Roma, que es del Opus Dei. O sea, que los dirigentes de este periódico encargaron tan delicado asunto a una de las instituciones más retrógradas y más integristas de nuestro país. ¿Es que los doctrinarios del Opus Dei van a colonizar El País? Dios nos coja confesados. ¿Dónde nos refugiaremos los  republicanos y laicos?