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El País se supera

Fuentes: Rebelión

«Un sistema democrático deja de serlo en cuanto la mayoría se erige en expresión de la totalidad, a expensas de minorías a las que se priva de la posibilidad de conseguir alguna vez un respaldo suficiente para sus opciones.» ¿Se está refiriendo el diario El País al sistema político español sustentado por las formaciones políticas […]

«Un sistema democrático deja de serlo en cuanto la mayoría se erige en expresión de la totalidad, a expensas de minorías a las que se priva de la posibilidad de conseguir alguna vez un respaldo suficiente para sus opciones.» ¿Se está refiriendo el diario El País al sistema político español sustentado por las formaciones políticas PP-PSOE, apoyandose en la legitimidad de una Constitución incuestionable, con una judicatura dócil en los «temas de estado» y la aquiescencia de la aplastante mayoría de los medios de comunicación?¿Está pensando el editorialista en las limitaciones de la reglamentación electoral española que penaliza a las fuerzas políticas «minoritarias»?¿Está ofreciendo lineas argumentales en defensa de la izquierda abertzale cuando sostiene la necesidad de alcanzar un marco político donde todas las opciones estén en condiciones de defender sus postulados y alcanzar el respaldo suficiente para llevarlos a cabo?¿Se desliza con esta afirmación un sustrato de justificación para actuar por otros medios «no democráticos» cuando el «sistema» se blinda para cerrar el paso a otras opciones?.

No se hagan ilusiones: El título del Editorial «Las trampas de Chávez»(17-8-09) no deja lugar a equívocos. Al hilo de la aprobación de la nueva Ley de Educación en la Asamblea Nacional de Venezuela, el diario global se suma a la defensa de las tesis opositoras a esta Ley, para lo cual no lo tiene nada complicado: le basta con incorporar a sus críticas los argumentos, aún frescos, de la derechona española en contra de la asignatura Educación para la Ciudadania. Y la derecha española complacida por aportar con este editorial mas munición para su artillería contra un Zapatero con el que (sin ningún género de «disonancias cognitivas») no encuentran ningún reparo en equiparar a Chávez.

El editorial en cuestión no dejaría de ser un eslabón más en los aportes continuados y obsesivos de ese diario al particular marketing político con el que la prensa y los medios de Occidente tratan a los líderes del bloque bolivariano. Si no fuera por la inclusión de la frase con la que se encabeza este artículo y la «carga de profundidad» que encierra. «La educación no puede ser un instrumento para que los ciudadanos encajen a la fuerza en una sociedad diseñada desde el poder, sino para que sean libres en la sociedad en la que viven. Y no es de recibo oponer a este principio el argumento de que el origen del poder que diseña la nueva sociedad está en las urnas», afirma el editorial en los párrafos anteriores.Si el principio de las urnas «no es de recibo» como afirma para poner en marcha una, se supone que necesaria Ley Educativa, ¿quienes deciden entonces cual es la formulación legal que «haga de la educación un instrumento para que los ciudadanos sean libres en la sociedad en que viven»? ¿Conferencias Episcopales, Asociaciones de Padres Católicos-Evangelistas-Islámicos,etc.? ¿Empresarios del sector de la Enseñanza privada? Por cierto, no está de más apuntar una obviedad: ¿de que «libertad» estamos hablando y para qué modelo de sociedad? ¿El Plan Bolonia para los estudios universitarios en Europa cumple los requisitos del editorialista?.

Descartadas las urnas como fuente de legitimidad para el desarrollo en forma legal de los principios que sustenten la legislaciones en materia de educación, información, economía,etc. ¿qué nos queda?. Muy sencillo: que los Editoriales de El País acrediten cuándo y qué tipo de mayorías políticas democráticamente elegidas se ajustan a los particulares principios de ese medio, en virtud de los cuales se ejerce un «Gobierno para toda la sociedad».En breve procederá a hacerlo evaluando con estos mismos criterios la decisión del vecino país de Colombia en materia de utilización, ampliada a siete, de bases militares por USA, tomada desde el «poder de las urnas» (sin tramitar el acuerdo de utilización por el Congreso de electos), por un Presidente que ,curiosamente, también aspira a la reelección. Quizás el diario global considere que la cesión de bases al Estado más «pacificador» de la historia sea irrelevante para los ciudadanos de Colombia y Latinoamérica y decida emplearse de nuevo con las leyes indigenistas de Evo Morales, al que con seguridad privará de otorgar su codiciado «label» de democracia.

En un contexto de «apagón informativo» estival sobre el desarrollo del Golpe de Estado en Honduras y una apreciable cada vez mayor legitimación por ese diario del gobierno «de facto» instaurado, el párrafo en cuestión y el conjunto del Editorial acreditan la deriva de ese medio en la aplicación de su Libro de Estilo periodístico (variante de desarrollo en Latinoamérica) hacia posiciones que se acercan decididamente al talante «jimenezlosantista» que inspiran a los medios opositores a los Gobiernos progresistas de Latinoamérica. El diario global estrecha sus vínculos con las posiciones de la derecha bushiana de Latinoamérica y acaba por ofrecer «cobertura mediática» a los postulados golpistas que persiguen instaurar el Terrorismo de Estado como fórmula para frenar el avance de los postulados de progreso. ¿A que suena «duro» decir que, a tenor de las tesis que se desprenden del Editorial/»Linea informativa a seguir en cuestión», el diario El País ofrece cobertura mediática al terrorismo de Estado?. Pues esto es lo que hay.

JOSEBA PEREZ