El diario El País del 29 de mayo dedicó media página firmada por su corresponsal en Caracas, Clodovaldo Hernández, al final de la emisión de RCTV en Venezuela y la puesta en funcionamiento de la recién estrenada cadena pública TVes. Dado que ha sido una noticia polémica al convertir la oposición venezolana en casus belli […]
El diario El País del 29 de mayo dedicó media página firmada por su corresponsal en Caracas, Clodovaldo Hernández, al final de la emisión de RCTV en Venezuela y la puesta en funcionamiento de la recién estrenada cadena pública TVes. Dado que ha sido una noticia polémica al convertir la oposición venezolana en casus belli la no renovación de una concesión, el equilibrio informativo de la noticia se podrá baremar en función de cuánto espacio se le da al hecho de la salida del aire de la privada RCTV y cuánto a la inauguración de la pública TVes. El otro elemento comparativo, como es habitual, es contrastar las declaraciones o comentarios que se recogen, así como las escenas de ambiente que se presentan. Comencemos.
El titular no es ni para informar que se va RCTV ni para que llega TVes, es: «¡Volveremos!». Es decir, un titular absolutamente de opinión porque expresa el posicionamiento e intención de los directivos de RCTV. El subtítulo es: «La cadena estatal que sustituyó a RCTV tras su cierre comienza la programación con propaganda y un concierto folclórico». Es evidente el carácter peyorativo de esta afirmación, más adelante intentaremos ver en el texto en qué se fundamenta.
Ya en la información, leemos expresiones del corresponsal como «centenares de personas se entrelazaban en dolorosos abrazos con ojos colmados de lágrimas» (suponemos que quiere decir abrazos de dolor, no que fuera doloroso abrazarse), «miles de caraqueños salieron a las calles a manifestarse contra la medida de no renovación de la concesión. Y muchos de ellos también estaban conmovidos hasta las lágrimas» (ha inventado la expresión conmovidos hasta las lágrimas), «otros lloraron en contra de su voluntad, afectados por los gases lacrimógenos». La realidad es que hubo once policías heridos en esos disturbios, leyendo la crónica de El País suponemos que por las lágrimas de los manifestantes. Y sigue; «como en los funerales, hubo notables esfuerzos para no contagiarse del llanto que copaba la escena». Parece que toda una tragedia eso del cambio de concesión de televisión, el periodista ha conjugado cuatro veces el verbo llorar en los primeros cuatro párrafos, más dos veces el sustantivo lágrimas y otra el término llanto, cualquiera pensaría que es una crónica sobre la peladura de cebollas.
Veamos ahora los testimonios recogidos: Camila Canabal, una presentadora de RCTV que, por supuesto, ha dicho que ha llorado durante todo el día; David Pérez Hansen, un reportero del informativo del canal, ese es el que hizo notables esfuerzos para no llorar; «todos los presentes» de la sala de redacción de RCTV que gritaban que seguían de pie; Marcel Granier, propietario de RCTV, calificando de «autoritario y dictatorial a Chávez porque no ha renovado la concesión que le caducó el domingo; y Berenice Gómez, «destacada periodista» de RCTV. Esos son todos.
Y llegamos a la segunda parte de lo que sucedió esa noche, que nació una televisión pública. En las instalaciones de la nueva televisión parece que no hubo nadie, se puso en marcha solita porque no leemos declaración alguna de los profesionales de ese canal. A esta puesta en marcha del canal público le dedicó Clodovaldo Hernández medio párrafo: «se dio una muestra de lo que será la programación ‘de servicio público’. Música folclórica y afrocaribeña, deporte, programas dramáticos, comedias y cine, principalmente latinoamericano o alternativo». ¿Y la propaganda que dijo en el subtítulo?