Al ver las remozadas profecías apocalípticas para la Revolución Cubana, aparecidas en siete artículos publicados por el diario español El País en estos primeros días de 2009, de pronto recordé el dilema de Zacarías, el personaje bíblico. A este se le aparece el Arcángel Gabriel para darle la nueva de un hijo, Juan el Bautista; […]
Al ver las remozadas profecías apocalípticas para la Revolución Cubana, aparecidas en siete artículos publicados por el diario español El País en estos primeros días de 2009, de pronto recordé el dilema de Zacarías, el personaje bíblico. A este se le aparece el Arcángel Gabriel para darle la nueva de un hijo, Juan el Bautista; pero Zacarías es ya muy viejo -lo mismo que su esposa Elizabeth- de modo que, en su turbación, se le escapa una pregunta: ¿Cómo es posible esto? Ya sabemos que todo preguntón de alguna manera es un respondón. Recelas de mi palabra, iracundo reconviene el Arcángel, pero qué hacer con el rebelde, si desde los tiempos de Adán el hombre fue expulsado del Paraíso. Entonces recuerda que al hombre aún le queda un chispazo de luz divina: el verbo. Ese será el castigo, se dice el Arcángel, y deja mudo a Zacarías.
Para seguir con el paralelismo bíblico, estos siete artículos aparecidos en el periódico El País, son como las siete espigas y las siete vacas macilentas del Faraón, que presagian las siete pestes para Cuba. Siete escrituras de siete apóstoles diferentes, y que sin embargo emplean igual tono -y a veces las mismas palabras- como si detrás estuviera Dios inspirando los nuevos evangelios. Ciertamente, esta es una posibilidad que no me parece exagerada exponer, pues la intervención divina no solo justificaría la mudez de la verdadera voz de Cuba en dicho periódico, sino igualmente permitiría comprender cómo El País, siendo el diario plural que con orgullo se proclama, de pronto se permite acusar de tirano a alguien empleando los mismos métodos tiránicos que imputa.
Veamos, en el evangelio de Andrés Oppenheimer, verbigracia, se afirma que en Cuba no se puede leer a George Orwell porque está prohibido, y entonces -quizá para vindicar a Winston Smith, el personaje de la novela 1984- no solo se pone a revisar la historia como hace aquél durante la Semana del Odio, sino también los datos estadísticos de las organizaciones mundiales: recordemos aquel famoso eslogan de la novela 1984: quien controla el pasado, controla el futuro.
De pronto el diario El País resulta semejante a aquel periódico «Times», órgano del Ministerio de la Verdad orweliano, el cual estaba escrito en «neolengua»; es decir, empleando sermones repletos de tópicos, sesgos, y prejuicios. Este «doblepensar», por ejemplo, permite a Oppenheimer decir que, según el Informe de Desarrollo Humano de la ONU, Cuba ocupa el lugar 21 entre los países de América Latina.
No importa que los informes de la ONU lo desmientan. Por ejemplo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que es un indicador compuesto elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y que mide los avances promedio de un país en función de tres dimensiones básicas: vida larga y saludable según esperanza de vida al nacer; educación, por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación en enseñanza primaria, secundaria y terciaria; y nivel de vida digno, medido por el PIB per cápita, expresa lo siguiente para 2005:
(Aclaro que tomar los datos de 2005 va contra Cuba, pues fue Cuba el país de mayor crecimiento relativo del PIB en el bienio 2006-2007 entre los países de América Latina)
Desarrollo Humano alto (Con un IDH superior a 0, 800)
1- Argentina 0, 863; 2 Chile 0, 854; 3- Uruguay 0. 840; 4- Costa Rica 0, 838; 5- Cuba 0, 817; 6- México 0, 814; 7- Panamá 0, 804
Desarrollo Humano Medio (IDH entre 0, 800 y 0, 500)
8- Brasil 0, 792; 9- Colombia 0, 785; 10- Venezuela 0, 772; 11- Perú 0, 762; 12- Ecuador 0, 759; 13- Paraguay 0, 755; 14- Belice 0, 753; 15- República Dominica 0, 749; 16- El Salvador 0, 722; 17- Nicaragua 0, 690; 18- Bolivia 0, 687; 19- Honduras 0, 667; 20- Guatemala 0, 663;
Desarrollo Humano Bajo (IDH inferior a 0, 500)
21- Haití 0, 475
En cuanto a la salud del pueblo cubano, dice Oppenheimer que la tasa de mortalidad infantil es la primera de América Latina, pero esto no es ningún mérito, pues solo es un poco menor que la de Chile y Costa Rica. Olvida explicar que Cuba tiene una tasa de 4,7, Chile de 8 y Costa Rica de 9 por mil nacidos vivos, y, según la insobornable verdad matemática, 9 es casi el doble de 4,7. Olvida también mencionar al resto de los países de la región que ostentan índices superiores a 15 y hasta 20 por mil nacidos vivos. Olvida, sobre todo, que reducir apenas un solo punto porcentual en la tasa de mortalidad infantil, significa salvar la vida a decenas de miles de niños.
Tanto en el evangelio de Oppenheimer, como en el de Maité Rico, se afirma que el bloqueo norteamericano a Cuba -embargo lo llaman- es apenas una coartada del gobierno cubano para justificar sus problemas económicos. Yo voy a poner un solo ejemplo de cómo esa «coartada» le cuesta a la isla unos cuantos millones de dólares anuales.
Veamos la entrada de personas por cruceros, según datos de OMT (año 2004) en países aledaños a Cuba:
México 5, 9 millones de turistas; Bahamas 3, 4 millones; Jamaica 1, 1 millón; Belice 851 mil. Cuba, sin embargo, recibió apenas 5 mil ¿Por qué sucede esto? ¿Acaso la isla no cuenta con instalaciones apropiadas para recibir cruceros? La razón es que, según dispone la Ley Torricelli de 1992, el barco de cualquier bandera que entre a puerto cubano, no puede entrar a puerto norteamericano hasta pasados seis meses.
También dice Oppenheimer que el PIB per cápita cubano es de 6000 dólares anuales, y que este valor lo sitúa por debajo de Haití. Ojalá esto fuera así, y desde luego no tanto por Chile o México que en definitiva son los únicos países latinoamericanos que se aproximan a esta cifra, sino por Cuba, cuyo PIB per cápita de pronto se vería casi duplicado. Desde luego, también me alegraría por los haitianos cuyo PIB per cápita no llega a los 500 dólares anuales.
Aclara a continuación, que el verdadero ingreso per cápita del cubano son 20 dólares mensuales. Bien, tomemos el dato por absoluto: como en mi casa somos cuatro, y todos trabajamos, nos tocarían 80 dólares. Ahora bien, como es principio de mes, corresponde pagar la renta del apartamento, el servicio de acueducto, y el consumo eléctrico, expresaré los gastos en pesos y, entre paréntesis, su equivalente en dólares.
Salgo a la calle -la ciudad es Jatibonico, en el centro de la isla- y primeramente me tomo un café. La cafetería fue remozada hace un año: mesas para la conversación, ambiente grato con música indirecta, y la oferta del día es Café exprés, un peso (0, 04); Cortado 1,10 (0, 05); Capuchino 2 pesos (0, 08). Junto a la cafetería está la librería. Veo un libro de Adolfo Bioy Casares: Dos novelas memorables (La invención de morel y El sueño de los héroes) Decido comprarlas: 15 pesos (60 centavos de dólar)
Pago la mensualidad del apartamento en que vivo desde 1989. Tiene 50 metros cuadrados, y cuando este año termine de liquidarlo, tendré su propiedad: 11 pesos (44 centavos de dólar) Aclaro que en Jatibonico hay 52 edificios como el mío.
Pago el servicio de agua y alcantarillado. Jatibonico cuenta con un acueducto que presta servicio a toda la ciudad: tiene filtros de arena sílice, decantador para la floculación con sulfato de alúmina y cal, clorinación, etc. Es moderno: 5 pesos con 20 centavos (21 centavos de dólar)
Pago el consumo eléctrico de diciembre. Yo, al igual que la inmensa mayoría de los cubanos, cocino con corriente eléctrica. También, en mi casa, tenemos refrigerador, televisor, radio y otros equipos: la factura es de 35 pesos (1, 40 dólar)
Tengo hambre y voy a merendar. En la cafetería La Moderna hay cola, acaban de remozarla y es lógico que eso suceda; entonces me llegó a la cafetería Dimú: mesas acogedoras, manteles limpios, y leo la carta: Batido de chocolate, un peso (0, 04); Chocolate caliente, dos pesos (0, 08); Café con leche, dos pesos (0, 08); Pan con queso crema, un peso (0, 04); Pan con jamón, cuatro pesos con veinticinco (0,17), etc.
No pondré al lector a sacar cuentas. La factura total de la mañana, en su equivalente en dólares, es como sigue:
Café: 0, 04
Merienda: 0, 21
Casa: 0,44
Electricidad: 1, 40
Agua: 0, 21
Dos novelas de Adolfo Bioy Casares: 0, 60
Total: 2, 90.
Aquí cabe una pregunta de Zacarías: ¿En qué país del mundo un ciudadano sale a la calle, paga las facturas del mes correspondientes al agua, la electricidad, la renta del apartamento; toma un buen café, merienda como Dios manda, adquiere dos novelas clásicas, todo eso por dos dólares con noventa centavos?
Como terminé temprano las tareas planificadas, aprovecho y me doy un salto a Sancti Spíritus, cabecera provincial que dista 30 kilómetros de Jatibonico. Tengo que resolver cierto problema allá, y me pongo dichoso porque el ómnibus me cuesta un peso (0, 04) De no haber podido abordar el ómnibus, hubiera tenido que irme en uno de los camiones particulares que cubren la misma ruta, y cobran a tres pesos (12 centavos de dólar) Ya el estómago no se acuerda ni del café ni de la merienda, y me doy un lujo: almuerzo en el restaurante Shangai, en pleno centro de la ciudad:
Rollito de Primavera 4 pesos (0, 16)
Arroz frito 4 pesos (0, 16)
Ternera guisada 11, 25 pesos (0, 45)
Postre 1 peso (0, 04)
Total: 20, 25 pesos (0, 81)
El dinero se va como agua: ya hoy he gastado tres dólares con 71 centavos. Pero eso no es todo el derroche. Por ejemplo, en otro de los evangelios de El País, en este caso el de Mauricio Vicent, se afirma que el arroz con frijoles es un manjar en la Cuba de hoy. Pues bien, resulta que cuando llego en la tarde a mi casa, ¡Dios del Cielo!, mi yerno ha comprado todo el arroz y los frijoles que debemos consumir en el mes. O sea, 20 kilogramos de arroz, y 5 de frijoles: Total 110 pesos con 40 centavos. Solo para que cuatro personas se den el lujo de comer manjares durante un mes, ha gastado la barbaridad de 4 dólares con 42 centavos. Esto, unido a los 3 dólares con 71 centavos que he gastado yo, arroja un exorbitante saldo de 8 dólares con 13 centavos.
Cuba no es el Paraíso, Dios me libre de suponer tal herejía, y ciertamente luego hay cosas que cuestan mucho más caras. Todos los artículos importados deben pagarse al precio de su adquisición en el extranjero; entre ellos están las ropas y los zapatos. Y aquí sí me rompo la cabeza y no me cuadran los 80 dólares, pero de pronto me pregunto cómo es posible entonces que por la calle yo no vea a ningún niño, ni a persona alguna, descalzo o con la camisa rota. Un prodigio que se olvida explicar, tanto como el prodigio de que la esperanza de vida al nacer del cubano sea de 78 años, igual que en Portugal, Dinamarca y Estados Unidos. Imagino la perplejidad de Zacarías, incapaz de explicarse cómo en Cuba se puede vivir tanto, mientras, por el diario El País, siete veces se informa de los niveles de estrés, y la aparente hambruna e indigencia cubanas.
También Zacarías hubiera podido preguntarse cómo es posible que Cuba, siendo por demás un país pequeño, tenga tantos deportistas de alto rendimiento, y las personas tengan tan alto nivel de educación; amén de que resista el paso de tres devastadores huracanes, sin que en las calles se vean mendigos.
Pienso que con esos modos, el periódico El País se pone en la acera opuesta del sentido común, para no decir que aporta evidencias de ciertas oscuras necesidades. En este año 2008, una vez más el mundo en pleno condenó el bloqueo norteamericano a la isla. Cuba, además, entró a formar parte del Grupo de Río, mientras la Unión Europea debió suspender sus sanciones económicas, sin obtener concesiones a cambio. Vean los de El País cómo no son tiempos de asumir el papel de Arcángel. Sobre todo porque Cuba tampoco es Zacarías.