Muchos están empeñados en un modelo económico que apuesta por el rápido crecimiento de los indicadores de la «riqueza» a costa de sacrificar irreversiblemente los escasos recursos naturales. En esta danza de dilapidación natural tienen un papel estelar los responsables de gestionar y defender las actividades que desarrollan justificando lo injustificable y defendiendo su gestión […]
Muchos están empeñados en un modelo económico que apuesta por el rápido crecimiento de los indicadores de la «riqueza» a costa de sacrificar irreversiblemente los escasos recursos naturales. En esta danza de dilapidación natural tienen un papel estelar los responsables de gestionar y defender las actividades que desarrollan justificando lo injustificable y defendiendo su gestión con volantillos, panfletos, charlas y foros sesgados, entre otras formas. Con sus discursos explicables en el interés particular de arraigar obras y proyectos, se podría estar comprometiendo y dañando la imagen de gremios específicos, de manera tan irreversiblemente como los ecosistemas que destruyen con sus grandes obras. Dentro de este contexto llamó la atención hace unos días el Colegio de Periodistas con la convocatoria que hizo en su sede en San José, de un Foro sobre «La Minería en Costa Rica, impactos y beneficios», organizado con el apoyo de la Asociación de la Cámara Costarricense de la Industria Minera y Afines, ACCIMA. Lo primero que llamó la atención fue el lugar elegido para su celebración: la Sede del Colegio de Periodistas, un lugar que debe ser en sí mismo símbolo de la libertad de expresión y del pluralismo. La organización del foro ha supuesto un absurdo periodístico y, lo que es peor, un foco de inseguridad y duda de qué tipo de ética es la que se promueve desde ese Colegio Profesional. Por si fuera poco, y para que nadie tuviera dudas anticipadas del enfoque de aquel mal llamado «foro», la lista de los ponentes dejó claro que ese foro no fue otra cosa que una manera de gastar el dinero de los agremiados periodistas en beneficio del interés de unos pocos. Los patrocinadores de la minería de oro a cielo abierto, así como los que no quieren escuchar razones sobre la necesidad urgente de revertir la irracional explotación minera en la mayoría de cauces de dominio público, fueron los grandes protagonistas del foro dejando de lado la sana discusión sobre las prácticas mineras en este país. Por la importancia del tema tratado, ante la ausencia en el panel de expositores de sectores sociales implicados como ecologistas, ambientalistas, autoridades gubernamentales, académicos objetivos y otros, no cabe duda que la intención de fondo del «foro» fue evitar la confrontación sana de ideas y la discusión abierta que demandamos muchos costarricenses por el presente nuestro y futuro de las nuevas generaciones. En estos momentos, el desarrollo de la minería metálica y no metálica requieren de un profundo análisis y discusión porque estamos ante actividades de graves consecuencias sobre ecosistemas de vital importancia y con carencias básicas en la mayoría de las instituciones gubernamentales encargadas del control y fiscalización de la actividad minera. Nos preocupa la actuación del Colegio de Periodistas, porque el debate de asuntos públicos no se logra impidiendo la confrontación de ideas y la libre discusión de los asuntos, que como en el caso de la minería metálica y no metálica ha generado profundas reflexiones en amplios sectores de la sociedad y daños ambientales, muchos de ellos irreversibles como los producidos por la explotación de oro en Abangares, Esparza y Miramar. Jornadas como ese «foro» sesgado, solo sirven para encubrir la realidad minera y para eludir el auténtico debate que permita al auditorio obtener una información verídica, auténtica, precisa, objetiva, integral, no distorsionada y completa con respeto del interés público tal y como lo establece el Código Internacional de Ética Periodística UNESCO y el Código de Ética de los y las periodistas de Costa Rica. ——-