El ejercicio del periodismo en México es, desde hace años, una profesión de riesgo elevado. Periodistas desaparecidas y desaparecidos, asesinados o coaccionados en su trabajo diario es la realidad de una profesión cuyo deterioro va en paralelo a la pérdida de calidad democrática del país. Ante la inacción de los diferentes estamentos públicos para poner […]
El ejercicio del periodismo en México es, desde hace años, una profesión de riesgo elevado. Periodistas desaparecidas y desaparecidos, asesinados o coaccionados en su trabajo diario es la realidad de una profesión cuyo deterioro va en paralelo a la pérdida de calidad democrática del país. Ante la inacción de los diferentes estamentos públicos para poner freno a esta situación, se suceden tanto dentro del país como a nivel internacional diversas iniciativas de apoyo mutuo y protección a periodistas y personas defensoras de derechos humanos. Una de ellas es la que impulsan, de manera conjunta, la Taula per Méxic y el Ajuntament de Barcelona.
En 2015, la revista Pueblos publicaba el artículo «Libertad de prensa en México: entre la negligencia y la incapacidad del Estado»[i], una radiografía sobre el mal momento por el que pasaba el ejercicio del periodismo en el país. En aquella pieza, Suso López, uno de los autores también de este artículo, recogía la triste descripción de la situación que hacía Carlos Lauría, del programa de las Américas del CPJ (Committee to Protect Journalists) al poco de conocerse el asesinato del locutor radiofónico Armando Saldaña en Veracruz: «Los periodistas han pagado un precio elevadísimo por cumplir con su labor informativa en México: son asesinados y desaparecidos con regularidad y total impunidad».
Algo más de tres años después, los datos continúan situando a México como uno de los países más peligrosos para trabajar en el ámbito de la comunicación. En la clasificación mundial de la libertad de prensa se encuentra en el puesto 147 de 180 y las desapariciones y asesinatos de informadores e informadoras no cesa. Según la delegación del CPJ en México, a fecha 24 de septiembre de 2018 ocho periodistas han sido asesinados en el país en lo que va de año. La muerte de tres de ellos, señala el CPJ, está directamente relacionada con su trabajo como informadores. Reporteros Sin Fronteras (RSF) eleva la cifra de periodistas o comunicadores asesinados a diez y señala que en siete de esas muertes «el crimen estaba directamente relacionado con su profesión de periodista». A las víctimas que han sido asesinadas hay que sumar los periodistas desaparecidos, un total de 21 desde el año 2003, según denuncia RSF.
La inacción del Estado en la materia durante el mandato del presidente saliente Enrique Peña Nieto ha sido total y ahora las esperanzas se depositan en el nuevo ejecutivo, de Andrés Manuel López Obrador. Una de las primeras demandas que las organizaciones de defensa de periodistas ponen sobre la mesa es que se garantice la dotación económica necesaria para mantener en plena actividad el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, una herramienta que protege, entre otras, a más de 300 personas vinculadas al mundo de la comunicación y el periodismo.
Esta es una situación que afecta a quien se dedica al periodismo, por supuesto, y que además merma de forma alarmante la calidad democrática del país tal como advierte la organización internacional Artículo 19: «el silencio que produce la desaparición de periodistas impacta estructuralmente a la democracia, pues se aminora el pluralismo (las personas desaparecidas en muchas ocasiones son las únicas que llevan una agenda en lo local dedicada a los temas de interés público) y también se sofoca la rendición de cuentas a través del ejercicio periodístico»[ii].
Cuidar a la persona, cuidar el periodismo
En enero de 2018, bajo la edición de Daniela Rea, Emiliano Ruiz Parra y Alejandro Almazán, se publicó Romper el silencio. 22 gritos contra la censura[iii], un libro que recoge los escalofriantes testimonios de periodistas que, día tras día, ejercen su trabajo bajo la sombra de la amenaza o la muerte. «Leer sus relatos fue un proceso doloroso», escriben los editores en el prólogo. «Fue comprobar que nuestros compañeros han trabajado en la peor de las soledades (si es que se puede decir eso), que los hemos dejado solos, pero que, sin victimismos, ellos han continuado siendo periodistas: saliendo a la calle día tras día a preguntar, a comprobar, a registrar, aunque sea su propia integridad, su tranquilidad o su vida la que esté en riesgo».
Ante la dejadez del Estado en la función de garantizar el derecho a la libertad de prensa de quien ejerce el periodismo y el derecho a la información de la ciudadanía mexicana, son diversas las iniciativas que, dentro y fuera del país, tratan de generar espacios de cuidado, protección y autodefensa.
Una de estas propuestas, el Programa de Acogida Temporal a personas defensoras de derechos humanos y periodistas (PAT), nació como prueba piloto en Barcelona en el año 2017 en una experiencia conjunta entre la Taula per Mèxic y el Ajuntament de Barcelona. El objetivo del programa es «proporcionar la acogida temporal a periodistas que se encuentren en situación de riesgo, con la pretensión de brindar un lapso de seguridad, un respiro, para poder desarrollar su trabajo con más fuerza una vez retornadas a México».
«Cuando no es posible que periodistas sigan realizando su labor en sus propios países, es importante que la comunidad internacional les acoja para que puedan tomar decisiones, ya sea para continuar con su labor en condiciones seguras o para poder simplemente alejarse de una situación de tensión», señalan desde la Taula per Mèxic.
Desde su puesta en marcha, el programa ha permitido la acogida de cuatro periodistas y está prevista la llegada de dos más a lo largo de este año. Durante su estancia en Barcelona, de tres a seis a meses de duración, se les ofrece acompañamiento psicosocial que pretende dotarlos de herramientas para hacer frente a la situación de tensión y violencia en la que ejercen su actividad profesional y desarrollar al máximo su capacidad de resiliencia.
Así mismo, se impulsa una agenda de trabajo con la persona acogida para visibilizar y sensibilizar sobre la situación de violencia sistémica que periodistas y defensores de derechos humanos viven en México. Talleres, conferencias, encuentros con personas de referencia en el ámbito político y social y contactos con medios de comunicación catalanes son algunas de las actividades que llevan a cabo durante el período de acogida.
La experiencia de la Taula per Méxic en Barcelona es una más de las prácticas de autoorganización, resistencia y apoyo mutuo a nivel transnacional que pretenden generar un entorno en el que el periodismo se pueda ejercer sin miedo a perder la vida y con perspectivas de futuro. Un futuro que, como apunta Juan Villoro en La ira de México. Siete voces contra la impunidad[iv], «no depende de los partidos establecidos, sino de quienes no han tenido voz: los extras, los dobles, los desaparecidos, los mexicanos». En este caso, también, las y los periodistas que han sido y son silenciados, violentados o asesinados, y que ansían poder ejercer su derecho al futuro.
Así que permitidnos parafrasear unas líneas que escribía Octavio Paz en la introducción de su gran obra poética Libertad bajo palabra y decir que ser periodista hoy en México es inventar la palabra cada día «contra el silencio y el bullicio»[v], contra el miedo, y reinventarse para buscar «grietas discursivas a través de las cuales el público acced[a] a visiones o a proyectos políticos no hegemónicos y eventualmente alternativos o disidentes»[vi], y cultivar, además del derecho a la libertad de prensa, el derecho más fundamental de todos: el derecho a la vida.
Sonia Herrera Sánchez es doctora en Comunicación Audiovisual. @sonia_herrera_s. Suso López es periodista y especialista en gestión de la comunicación. @Susolopez. Forman parte de los consejos editorial y de redacción de Pueblos, respectivamente.
Notas
[i] Nº 66 de Pueblos – Revista de Información y Debate, tercer trimestre de 2015.
[ii] Artículo 19: La desaparición y desaparición forzada de quienes ejercen la libertad de expresión en México. Ciudad de México, febrero de 2016.
[iii] Brigada para Leer en Libertad, 2018.
[iv] Debate, 2016.
[v] Paz, Octavio (2002): Libertad bajo palabra. Madrid, Ediciones Cátedra. pág. 72.
[vi] Giró, Xavier (2010): «Discursos y grietas en política: la lógica de los actores, los límites de los medios y las metas periodísticas», en I. Camacho Marquina (coord.): La especialización en el Periodismo. Formarse para informar. Sevilla, Comunicación social.
Artículo publicado en el nº 78 de Pueblos – Revista de Información y Debate, «¡Hasta siempre!», tercer cuatrimestre de 2018.