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La muerte de Saif al Arab Gadafi

El sempiterno doble rasero mediático

Fuentes: Rebelión

Las grandes agencias difunden de manera aséptica – al menos eso intentan- la noticia de la muerte del hijo menor de Muamar Gadafi. «Ataque de la OTAN mata al hijo menor de Gadafi» reseña el portal de la BBC. «Gadafi sobrevive a ataque de la OTAN que mató a su hijo» señala por su parte […]

Las grandes agencias difunden de manera aséptica – al menos eso intentan- la noticia de la muerte del hijo menor de Muamar Gadafi. «Ataque de la OTAN mata al hijo menor de Gadafi» reseña el portal de la BBC. «Gadafi sobrevive a ataque de la OTAN que mató a su hijo» señala por su parte el NYT. Por estos lares domésticos, uno de los principales diarios de Venezuela – El Universal – de manera más obsecuente indica «OTAN confirma ataque pero no la muerte de Saif al Arab Gadafi. Para colmo, se pueden leer las «opiniones» de borreguitos mediáticos, aquellos dispuestos a creer todo lo que dicen los medios y que creen que participan enviando mensajitos, celebrando el acontecimiento, celebrando muertes, incluida la de niños, obviando el rechazo instintivo que esta debe generar.

Quizás sea estéril volver sobre lo mismo. La enjundia mediática decide cuales muertes se celebran, cuales muertes se repudian. Sentencia que asesinar es absolutamente lícito – un  acto de justicia- si se decide en los centros del poder de Occidente. Pero sentencia que defenderse de una invasión fuera del «mundo desarrollado» son simplemente abominables actos de terrorismo.

Quizás sea estéril volver sobre el problema de la realidad mediática, pero inevitable por su inmanencia. Aclaro primero que no tengo duda que Gadafi acabó siendo un autócrata brutal que terminó cometiendo un genocidio, y que la comunidad internacional debía hacer algo al respecto. Pero de nuevo, enjundia mediática de por medio, sabemos quienes se arrogan el derecho de denominarse «Comunidad Internacional» y cuales son las buenas decisiones que toman.

Esta «comunidad internacional», al mejor estilo de los «Agentes Secretos», goza de derecho para matar. Es bien visto que invadan con pruebas falsas y cometan genocidios sistemáticos, pero estos se califican con eufemismos tales como daños colaterales, así sean decenas de miles de seres humanos que obviamente no son muy tomados en cuenta por la enjundia mediática. El doble rasero es la norma.

Así los «elegidos» de la comunidad internacional, continúan por el mundo como si nada. No son llamados genocidas, no tienen abiertas causas en ninguno de los órganos internacionales de impartir y dictar justicia. Es más son vistos y ensalzados por la enjundia mediática como genuinos demócratas y ¡¡hasta reciben premios Nobel de la paz!!

La resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU, la comunidad internacional, pues, decidió remitir a la Corte Penal Internacional el problema Libio y estableció una zona de exclusión aérea para proteger la población civil. Visto así, por la situación que imperaba, son decisiones razonables y hasta dignas de apoyo. Pero hemos visto que esta resolución 1970 ha sido aplicada con una «flexibilidad» inédita. De garantizar la zona de exclusión, se pasó a atacar objetivos «militares». De la zona de exclusión se pasó a darle armas a los rebeldes – ¿rebeldes?, ¿no esposible asociar este término a beligerancia? -. De la zona de exclusión se pasó a derrocar a Gadafi, de la zona de exclusión se pasó a «asesinar a Gadafi». Por cierto, ¿cuantas reacciones a la «violación» de la resolución 1970 hemos visto en los grandes medios?

Póngase en perspectiva. Si la justificación de proteger a la población civil convierte a un violador de derechos humanos y a su familia en objetivos militares – a pesar que el cínico primer ministro británico, David Cameron, diga que la misión de la coalición tiene como objetivo la «maquinaria de guerra» – ¿qué debió haberse hecho con el señor Bush? Incluso, ¿qué debería hacerse con el Señor Obama? responsable último por los innumerables  muertos (algunos los estiman en miles) que drones (aviones no tripulados) estadounidenses vienen causado en Pakistán, país con el cual por cierto, no están en conflicto?

¿Que pasaría entonces si con el argumento del legítimo derecho de proteger a la población civil alguien, Pakistán o Afganistán, por citar sólo dos casos fuera de la «comunidad internacional», osara tan sólo plantear tomar exactamente las mismas decisiones? ¿Imaginan la reacción brutal? ¿Imaginan la reacción feroz de la enjundia mediática?