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A propósito de una portada del diario español gratuito ADN

El síndrome del gato rico

Fuentes: Rebelión

En la 26ª bienal de Sao Paulo (2004), Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970) presentó una obra titulada Rich Cat Dies of Heart Attack in Chicago, en el que recreaba un misterioso cambio de gobierno violento a través de su su ritualización visual (derrocamiento de la estatua de un dirigente que es posteriormente arrastrada por toda […]

En la 26ª bienal de Sao Paulo (2004), Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970) presentó una obra titulada Rich Cat Dies of Heart Attack in Chicago, en el que recreaba un misterioso cambio de gobierno violento a través de su su ritualización visual (derrocamiento de la estatua de un dirigente que es posteriormente arrastrada por toda la ciudad y el campo). El por qué de tan curioso título, lo explica el propio artista:

«Durante el agitado año 1968 la situación en Brasil era bastante más cruda y represiva que en la Europa occidental de aquel período. El 13 de diciembre de ese mismo año se promulgaba el Quinto Acto Constitucional que confería al presidente Costa e Silva plenos poderes dictatoriales. Se sucedieron la disolución del Congreso, la suspensión de la Constitución, la cancelación de derechos civiles, arrestos masivos y, por supuesto, el establecimiento de una rígida censura en los medios de comunicación. Ningún medio pudo informar ni opinar sobre los hechos acontecidos. El Correio da Manha salió a la calle con el siguiente titular: «Gato rico morreu em Chicago» (Gato rico muere en Chicago).»

Para Sánchez Castillo «se anunciaba, a través de la nimiedad y la superficialidad de esta noticia, la imposibilidad de hablar de lo que se debería hablar. La pérdida de la libertad fue tan sólo presentada a través del absurdo. «Ahora viajemos en el tiempo hasta el 22 de enero del 2008. El día anterior las bolsas europeas habían registrado pérdidas históricas y se llegó a hablar de un posible «crash». El Ibex 35 fue el índice más castigado, y tuvo la mayor caída de su historia. El descalabro no pareció sin embargo preocupar demasiado al diario ADN, que en su primera página dedicó un títular a toda página con el titular «Los obesos piden no tener que pagar doble por viajar.» (1) Debajo, una noticia de la sección de sociedad: «Carla Bruni se desnuda ahora para la revista ‘DT'». El interés de esta publicidad encubierta en toda regla de una revista masculina radica, según parece, en que Sarkozy -a quien le sientan, por cierto, como un guante los calificativos con los que Marx describió a Thiers: «maestro en pequeñas granujadas gubernamentales, virtuoso del perjurio y de la traición, ducho en todas esas mezquinas estratagemas, maniobras arteras y bajas perfidias de la guerra parlamentaria de partidos (…) lleno de prejuicios de clase en lugar de ideas y de vanidad en lugar de corazón; con una vida privada tan infame como odiosa su vida pública»- ha hecho de la modelo italiana su particular mujer-trofeo con la que ocultar sus numerosos cadáveres políticos, que son muchos (venta de armamento a Libia, fomento de la energía nuclear, implicación en el caso Clearstream, revueltas contínuas en las banlieus…). Lo que justifica, al entender de los responsables de este diario, una fotografía completamente gratuita de la Bruni semidesnuda, además de un texto que nos informa de las banalidades típicas («un reportaje de infarto», «un anillo y unas botas, eso es todo lo que lleva»…). A todo esto, por si todavía se acordaba alguien, la notícia económica quedaba reducida a poco más que un breve sin entradilla.

Antonio Gramsci escribió que la prensa (hoy diríamos los medios de comunicación de masas) eran la más importante herramienta de la pedagogía popular. Con ella puede instruirse a la ciudadanía para ser hombres libres o esclavos. En Brasil, en 1968, la prensa tituló «gato rico muere en Chicago» para distraer la atención de un golpe de estado. En el estado español, en el 2008, la prensa titula «Los obesos piden no tener que pagar doble por viajar», y lo acompaña de fotos «picantes» de una supermodelo. Se había producido un serio revés bursátil. Ya Aristóteles distinguió a los esclavos de los trabajadores asalariados, a quienes definió, acertadamente, como «esclavos a tiempo parcial». Los medios de comunicación bajo los regímenes autoritarios producen esclavos, los medios de comunicación bajo los sistemas capitalistas producen esclavos a tiempo parcial.

(1) http://www.adn.es/pdf//ADN-2008-01-22-BCN.pdf