Con el último proditorio asesinato del compañero colega Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y conductor del noticiario «Al Tanto» de la cadena Radiorama en la localidad, suman 67 los periodistas caídos de 1983 a la fecha y representa, para vergüenza de las autoridades, el crimen mortal número 33 del 2000 al 2007, […]
Con el último proditorio asesinato del compañero colega Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y conductor del noticiario «Al Tanto» de la cadena Radiorama en la localidad, suman 67 los periodistas caídos de 1983 a la fecha y representa, para vergüenza de las autoridades, el crimen mortal número 33 del 2000 al 2007, en que se afirma falsamente que llegó primero el «gobierno del cambio» y luego el sucesor obligadamente panista.
Desde que se incrementó este fenómeno social, que vulnera directo a la sociedad que tiene derecho a estar de inmediato y perfectamente bien informada, el periodismo organizado del país al través de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos FAPERMEX, y su análoga regional la Federación Latinoamericana de Periodistas FELAP, hemos exigido, simplemente justicia, que de haberse cumplimentado por parte de las autoridades correspondientes, obviamente que se hubiera revertido el lacerante fenómeno social.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación que hoy sacrifica a un miembro de la más poderosa empresa de comunicación mediática de América Latina, Televisa, jamás hemos merecido el mayor respaldo a nuestras denuncias por parte de la llamada gran prensa. Inclusive, hoy prefieren mencionar a rganizaciones extranjeras como son Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa y el diario El Día de República Dominicana, que a nuestras asociaciones nacionales y regionales en nuestras condenas y en nuestra permanente exigencia de justicia.
En pleno centro del conocido Puerto de Acapulco, estado de Guerrero, donde últimamente el crimen organizado se ha entronizado en forma por demás escandalosa por la disputa de la plaza de dos cárteles: el del Golfo y el de Sinaloa, el colega y respetado profesional, Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y titular del noticiario local de Radiorama, inmediatamente después de terminar su edición nocturna de su informativo, cuando salía de las instalaciones radiofónicas, fue ejecutado de cuatro balazos por dos sicarios que lo esperaban. Uno sólo disparó contra su víctima. Tres tiros hirieron en la cabeza y uno más en la espalda al comunicador, quien todavía tuvo fuerzas para descender de su vehículo y llegar a un hotel cercano para pedir auxilio, lugar donde finalmente se desplomó sin vida.
Amado Ramírez Dillanes contaba al morir con 50 años de edad. Según el director de la Policía Preventiva de Acapulco, Humberto del Valle Enoc, el asesinato ocurrió entre las 19:00 y 19:10 horas del viernes pasado y el asesino utilizó una pistola calibre 38 súper.
Como siempre, las autoridades hacen declaraciones a toro pasado. El secretario General de Gobierno en Guerrero, Armando Chavarría Barrera, además de lamentar el asesinato del periodista, aceptó que en la última semana se ha registrado una nueva oleada de violencia en la entidad, por lo que pedirán un acercamiento con el Gobierno federal para enfrentar el fenómeno, la pregunta es: ¿porqué hasta ahora se les ocurre recurrir al Ejecutivo Federal? Pero además, sin inmutarse, dijo desconocer que el periodista había recibido amenazas durante los últimos meses.
Por ello es de importancia relatar que el 6 de febrero pasado, horas después del asesinato de siete personas -un agente del Ministerio Público del fuero común, cuatro policías ministeriales y dos secretarias-, se conoció de un mensaje captado en la red de comunicaciones del sistema C-4 de las fuerzas de seguridad de Acapulco, Guerrero, el cual advertía: «ahora vamos por otros veintiuno: un periodista y otros veinte más». ¡Y nadie hizo caso!
Por toda esta situación de vergonzante impunidad ante todos los crímenes de periodistas y la nula acción preventiva, situaciones que siempre hemos denunciado como desempeños seguros para socavar las libertades de prensa y de expresión, todos nos unimos con la demanda unificada de la FAPERMEX y de la FELAP que presiden respectivamente el colega tabasqueño, José Antonio Calcáneo Collado y el argentino, Juan Carlos Camaño. ¡No más asesinatos de periodistas, señor presidente, Felipe Calderón Hinojosa!
– Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
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