En el mundo existen, hoy, 27 millones de esclavos, más que en cualquier otro momento en la historia humana. La globalización, la pobreza, la violencia y la avaricia facilitan el crecimiento de la esclavitud, más que en cualquier otro momento de la historia humana. La globalización, la pobreza, la violencia y la avaricia facilitan el […]
En el mundo existen, hoy, 27 millones de esclavos, más que en cualquier otro momento en la historia humana. La globalización, la pobreza, la violencia y la avaricia facilitan el crecimiento de la esclavitud, más que en cualquier otro momento de la historia humana.
La globalización, la pobreza, la violencia y la avaricia facilitan el crecimiento de la esclavitud, no sólo en el tercer mundo, sino también en los países desarrollados. Tras la fachada de cualquier gran urbe o ciudad importante del planeta, hoy es probable encontrar un comercio próspero en seres humanos.
Al menos 800.000 personas se trafican cada año a través de las fronteras internacionales y hasta 17.500 nuevas víctimas cruzan cada año las fronteras de EEUU, según el ministerio de Justicia de ese país (DOJ). Más de 30.000 esclavos adicionales pasan por EEUU mientras son transportados a otros destinos internacionales. Los abogados del DOJ han procesado noventa y uno casos de comercio de esclavos en ciudades a través de Estados Unidos y en casi cada estado de la nación.
El comercio de seres humanos rivaliza hoy con el tráfico de droga y el tráfico ilegal de armas entre las actividades criminales top del planeta. El comercio de esclavos se sitúa en el tercer lugar en la lista pero está acortando la brecha. Según el Reporte «Tráfico de Personas 2004» del departamento de Estado de EEUU, el FBI estima que el comercio de esclavos genera réditos anuales por 9,5 mil millones de dólares. Un informe emitido por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en 2005, titulado «Alianza Global Contra Trabajo Forzado», estima que esa cifra de negocios está más cerca de los 32 mil millones de dólares anuales.
Como aconteció con los esclavos traídos a las costas de América hace más de 200 años, los esclavos de hoy no son libres para buscar sus propios destinos. Bajo coerción realizan el trabajo para las ganancias personales de quienes los subyuguen. Si los esclavos modernos intentan escapar de las garras de sus amos, se arriesgan a la violencia contra su persona o represalias contra sus familias.
El incremento severo y extenso de la pobreza y la inequidad social opera como criadero de reclutas. Los padres desesperados por la estrechez pueden vender a sus niños o por lo menos ser proclives a los bribones que permitirán al comerciante de esclavos tomar control sobre las vidas de sus hijos e hijas. Las mujeres jóvenes de comunidades en extrema pobreza están más expuestas a riesgos de ofertas de trabajo en lugares lejanos. Los pobres son aptos para aceptar préstamos que los comerciantes de esclavos más adelante pueden manipular para robarles su libertad. Millares de traficantes engañan a los hijos de padres rurales empobrecidos, con promesas de becas, de educación libre y de una vida mejor. Todas esas trayectorias conducen al insospechado reclutamiento de las cadenas del mercado de la esclavitud.
Aunque la modernidad hace emerger nuevas formas de esclavitud para satisfacer los mercados globales, el trabajo esclavo continúa siendo la forma más común de esclavitud en el mundo. En un panorama típico, un individuo cae bajo el control de un patrón rico después de tomar un préstamo pequeño. El patrón agrega tasas abusivas de interés e infla los costos de la deuda original de modo que el empleado encuentre imposible pagar. Los esclavos de la deuda pueden pasar sus vidas enteras al servicio de un solo tenedor de esclavos y su «obligación» puede ser heredada por sus niños. El cautiverio no tiene estatus legal y típicamente se establece con fraude y se mantiene con violencia.
Los principios fundacionales de Naciones Unidas llaman a luchar contra todas las formas de cautiverio, pero han hecho poco para combatir la esclavitud moderna. Y se observan muy pocos progresos, aunque las naciones han firmado más de una docena de resoluciones contra la esclavitud.
Sin embargo, los autores David Batstone y E. Benjamin Skinner se muestran impresionados por la disposición y eficacia del movimiento abolicionista no gubernamental que existe alrededor del mundo, implicado no solamente en actos valientes de liberación de esclavos, sino también en fundar escuelas e instalaciones de entrenamiento transitorias para quienes han sido recientemente liberados.
Actualización de Benjamin Skinner
Cuando el Foreign Policy (FP) publicó «Un mundo esclavizado» en marzo de 2008, cayó como una roca en una piscina. Hubo poco oleaje. Los grandes medios no parecen tener apuros en agarrar y presentar el concepto de que hay más esclavos hoy que en cualquier otro momento de la historia humana. Y por razones comprensibles: la esclavitud legal fue desterrada en la mayoría de los países hace un largo tiempo. En una nota positiva, el departamento de Estado de EEUU en su «Reporte del Tráfico de Personas», del 4 de junio, comenzó a tratar seriamente formas de esclavitud distintas a la esclavitud sexual. Pero los medios parecen encontrar poco de interés en el cautiverio de millones de esclavizados en la industria, no así en el comercio sexual. Y una presentación tan estrecha significa que la lucha contra la esclavitud en todas sus formas sigue ocultada y enterrada.
A pesar del abandono de los medios, un puñado de ciudadanos estadounidenses que nunca estuvieron vinculados con estos temas hasta leer «A Crime So Monstrous: Face-to-Face with Modern-Day Slavery» (Un crimen así de monstruoso: Cara a cara con la Moderna Esclavitud Cotidiana), el libro que extractó FP. Un cirujano plástico de Missouri ofreció sus servicios gratuitos a los sobrevivientes con cicatrices como resultado de su esclavitud; una mujer de Carolina del Norte hizo lobby con funcionarios oficiales para parar la esclavitud en Rumania; un famoso artista visual está trabajando en una serie de obras sobre la moderna esclavitud cotidiana y ha ofrecido donar los ingresos por las ventas a Free The Slaves (Libertad a los esclavos), la más eficaz organización que combate la esclavitud por todo el mundo; otros lectores hicieron sus propias contribuciones a Free The Slaves o a las organizaciones nacionales enfocadas al anti-esclavismo como el Proyecto Polaris del Distrito Columbia. Esos pocos estadounidenses han hecho contribuciones que ayudarán a dar vuelta a la marea contra la moderna esclavitud cotidiana y a continuar la lucha de nuestros antepasados que fueron esclavos y abolicionistas.
Fuentes:
Sojourners, March 15, 2007
Título: «From Sex Workers to Restaurant Workers, the Global Slave Trade Is Growing»
Autor: David Batstone
Foreign Policy, March/April 2008
Título: A World Enslaved
Autor: E. Benjamin Skinner
Estudiante investigador: Brandon Leahy
Evaluador académico: David McCuan, Ph.D.
Título original: Worldwide Slavery
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)