… y quien supone que todos los demás son giles, al final pierde por gil. (Sentencia lunfarda) En tanto el siete de diciembre próximo de entrar en plena vigencia la nueva Ley de Medios Audiovisuales en nuestro país, crece la tensión en los sectores de esa actividad y también en el arco político más […]
… y quien supone que todos los demás son giles, al final pierde por gil.
(Sentencia lunfarda)
En tanto el siete de diciembre próximo de entrar en plena vigencia la nueva Ley de Medios Audiovisuales en nuestro país, crece la tensión en los sectores de esa actividad y también en el arco político más involucrado en la cuestión. Hecho más bien sospechoso si sólo se debe aplicar una ley sancionada por las cámaras legislativas, y luego avalada para su aplicación por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y si los monopolios hoy obligados a desinvertir hoy lo hicieran civilizadamente, tal vez ese mecanismo evitaría incrementar pérdidas en el mercado labora de la actividad. Pero y atentos a que todo Poder reacciona con la violencia proporcional a su interés, en Buenos Aires y alrededores surgieron hechos criminales generados por grupos orgánicamente ajenos y hasta disociados entre sí, limitando con preferencia la circulación en la ciudad de Buenos Aires. Paros imprevistos en los ferrocarriles, cortes de energía eléctrica y según sucediera las últimas dos semanas, con una intempestiva revuelta gremial de la Gendarmería y la Prefectura frente a la Casa de Gobierno. Algo bien amplificado por un periodismo que también y por esos días, hicieran obesos papelones en la última elección de Venezuela , hasta denunciando el secuestro del enviado de Clarín. Una ordinariez que sumada al anuncio sin datos oficiales del triunfo de Henrique Capriles sobre Hugo Chávez, redondearía un fabuloso delirio informativo preocupante.
Por estos días los medias en Argentina exhiben la misma impunidad operativa del año 2008, cuando los sectores del campo en su rechazo al aumento de retenciones a la exportación, y pretendieron reeditar aquel escenario con marchas y obstrucción de calles y edificios por un sublevado personal de Gendarmería y Prefectura; un asunto muy grave. Y todo con el aliento de los periodistas servidores del Poder, políticos de escaso relieve electoral y confesos evasores de impuestos amenazando al gobierno nacional. Cuando los medios informativos fogonearon en el 2008 la demanda de los dueños de la tierra, – que versearían ‘al sembrar estamos haciendo patria’- se apuntó a desestabilizar al gobierno nacional que dispusiera cobrar más retenciones a la exportación; ‘y eso lo hicieron sin la autorización explícita de nuestro sector’, versearia entonces un dirigente de la Sociedad Rural como si la gestión republicana la autorizaran ellos. Aunque unos cuantos meses después más del cincuenta por ciento del gentío votó por la prosecución del gobierno en ejercicio, desafuero popular que estos ‘medios de comunicación’ siguen sin digerir. (Y un poco al margen, esa prístina ignorancia de los diarios principales de Argentina ya fue sugerida con más pulcritud, obviamente, por el Jorge Luis Borges y el Julio Cortázar; ambos muy valiosos escribas que por más tango y milongas de la nostalgia pero sin conexión corporal y cierta con los atributos de la realidad, tanto tardarían en apreciar esa litúrgica escenografía populista y hasta ‘grosera’ del peronismo en la calle, Pero, qué le vachaché).
A veces es múltiple la tozudez de los medios ante un electorado bien difícil de capturar y que al acto de votar ‘no come vidrio’, una actitud mayoritaria que los grandes medios persisten en ignorar pese a las últimas elecciones en América Latina y la última, en Venezuela lo demostró sobradamente; no jodamos.
Y este pergeño destituyente del año 2012, tiene sus recordables precedentes. La destitución al gobierno radical de Arturo Illia en 1966 no fue por la sanción de una ley de medicamentos, – según se repite- sino por la negativa del presidente argentino a tomar un préstamo externo de unos diez mil millones de dólares, y acaso más. Los actuales radicales ignoran eso para no ser apartados del Grupo A, y poder sumarse a un grupo cerrilmente reaccionario; pero que don Hipólito Irigoyen los perdone… Pero sigamos; aquel operativo del liberalismo económico contra Arturo Illia y sin contar las falencias inigualables de la presidenta Isabel Martínez de Perón en 1976, también llegaría a su gobierno que debía al exterior unos cuatro mil millones de dólares. Y casi los mismos servidores locales de la banca financiera mundial, -cuyos hijos y nietos hoy persisten- la forzaría a tomar obligaciones externas por varias veces esa cifra. Luego del infame y aciago período militar, ese mismo libreto financiero liberal entró con sus ‘atributos’ de modernidad durante el peronismo de Carlos Menem y Domingo Cavallo, algo que vaciara de contenido la mínima promesa del peronismo original. Ese artilugio bancario de generar dinero del mismo dinero, un suicidio económico implacable hoy con Europa y en Argentina nos aplicara el delictivo corralito bancario sobre los ahorros del año 2001, lo dice todo. Y llámese keynesiano, industrialista o según sea, esa variante productiva apunta a ocupar mayor mano de obra y nuevos consumidores al mercado. Algo ajeno a cualquier brujería prestamista que al estallar genera volúmenes incobrables donde los únicos cubiertos son los bancos y el resto, que se arregle como pueda.
Los medios de comunicación tan diáfanos en sostener que la realidad recién existe si ellos lo anuncian, hoy entorpecen la aplicación de una ley que quizá también roce sus intereses en la malhabida empresa Papel Prensa; otra entrega recibida de los mismos militares que castigaron al país con muertos, desaparecidos y la apropiación de niños recién nacidos. Asuntos que deberían considerar más estos defensores de la libertad de prensa, según ellos se mencionan.
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires.
Blog del autor: www.eduardopersico.blogspot.com
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